Lanzamiento discográfico
Arctic Monkeys sorprende en su regreso
Las muchas notas y menciones en redes sociales que mereció la salida de este disco, hablan del peso de una de banda que, de las nacidas en el nuevo milenio, es de las más importantes del rock mundial. No sólo por las canciones que ya le ha aportado a la música popular y por lo convincente de su propuesta, sino por lo mucho que ha mutado desde que arrancó en 2002 hasta ahora, y por el genio individual de Alex Turner, el hombre al frente del proyecto que no se aburre de desdoblarse en múltiples personalidades para ofrecer, con una marca que es fácilmente identificable, varias intenciones.
Y en esas muchas notas y menciones, hay frases que se han repetido casi que con criterio unánime: Arctic Monkeys ya no es lo que era, la adolescencia rabiosa de los primeros tiempos se esfumó; y como nunca, este disco se parece a uno solista de Turner y no al álbum de una banda aún potente.
¿Qué hay de malo en todo eso? Nada, porque por suerte, "Tranquility Base Hotel & Casino" está a la altura de las expectativas.
Es un disco diferente, alejado de la línea que los Arctic Monkeys venían desarrollando con guitarras punzantes y ese rock bailable y de alta carga de drama y sensualidad, pero muy interesante y sólido.
Tal vez elegante, una palabra un tanto menospreciada y siempre asociada a la frivolidad de la moda, es la que mejor define a la música de Turner, y que incluye a esta nueva camada de canciones de Arctic Monkeys. Sus fraseos son firmes y lánguidos al mismo tiempo en este álbum, y se funden con una instrumentación que compone un clima espeso, espacial, onírico: un bálsamo de falsa calma para los rankings y las listas de Spotify que se mueven a ritmo de rap frenético, pop brillante y baladas que desbordan de drama.
Turner tiene todo eso -frenetismo, brillo y drama-, pero lo muestra de distintas maneras, orquestando todo en función de las teclas y los climas que quiere generar, teniendo por momentos la sutileza de los Beatles más psicodélicos, ese aire que es retro y a la vez parece ser el futuro. “Hay cosas que simplemente no puedo explicarte. Y otras que espero no tener que”, canta en el estribillo de “The World’s First Ever Monster Truck Front Flip” parece un poco hablar del misterio de sus composiciones y la forma en la que las presenta.
Una forma que aunque tiene rasgos identitarios, nunca es la misma, porque Turner es tan interesante como versátil. En Arctic Monkeys (como también le pasa en su otra banda, The Last Shadow Puppets) cuenta con las personas ideales como para moldear todo lo que está dentro de sí, y que de afuera se recibe con entusiasmo, como la luz de un genio de estos tiempos de ídolos fugaces. La luz de una estrella de rock.