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Diego Torres habló con El País: "Mi espíritu es de lucha y se transmite en mis canciones"

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Diego Torres. Foto: Difusión.
Diego Torres.
Foto: Difusión.

ENTREVISTA

El músico argentino publicó su nuevo álbum, "Atlántico a pie", y habló con El País sobre sus nuevas canciones y el efecto de su música en el público

Mientras saluda a El País desde el otro lado de la videollamada por Zoom, Diego Torres muestra la misma sonrisa que la de la fotografía que ilustra esta entrevista. Tiene la barba canosa y el pelo largo, y viste una camiseta verde de manga corta que deja ver el tatuaje de su brazo derecho. Está sentado en una de las habitaciones de su casa, cuyas paredes están cuidadosamente adornadas con fotografías y pinturas.

Es la misma armonía que transmite Atlántico a pie, el álbum que lanzó ayer.

“Este disco muestra un yo muy auténtico”, asegura. Y tiene razón. Basado en la fusión constante de estilos musicales —reggae, flamenco, vallenato, pop urbano y hasta jazz/cabaret—, el argentino ofrece unas cuantas canciones bailables mientras le busca una mirada optimista a estos tiempos oscuros. “Siempre me gustó la mezcla de ritmos con un mensaje atrás”, explica.

Sobre su nuevo trabajo y el vínculo emocional del público con su obra, Torres habló con El País.

—Al igual que en una gran parte de tu carrera, en Atlántico a pie le buscás una mirada esperanzadora a situaciones adversas. ¿Cómo nace ese interés?

—Tiene que ver con un reflejo de la personalidad de uno, y es como dicen ustedes en Uruguay: "Vamo arriba, bo" (risas). Esa frase simple y contundente que tienen los uruguayos siempre me identificó. Era lo que me decía mi viejo a la mañana cuando yo no me quería despertar para ir al colegio, y creo que la vida exige eso. Mi espíritu es el de lucha, y creo que se transmite en mis canciones. Por eso encontré, naturalmente, una forma de decirte algo mientras estás moviéndote y bailoteando: de repente te das cuenta de que está pasando algo.

—Hay referencias a la pandemia en “Amanece” y “Para sentirme libre”, pero también le das espacio a rescatar lo bueno de las relaciones en “Este corazón”. ¿Cómo te planteás ese abordaje?

—En una relación siempre hay momentos buenos y malos, pero qué bueno es cuando todo eso pasa y el tiempo ayuda a que todo se calme y se acomode. Desde el rencor nada se puede construir, y es un poco lo que habla la canción “Este corazón”, que grabamos con Fonseca: habla de dar vuelta la página. Atlántico a pie es muy cotidiano en lo que dicen sus letras. Es simple pero profundo por momentos, y está bueno que cada uno le de su interpretación.

—¿Sos consciente de lo que significan tus canciones para tu público? Los venís acompañando desde hace casi 30 años.

—Lo agradezco y lo valoro. Creo que es lo más cercano de tomar consciencia de lo que pasa. Para mí tiene mucho valor el canal de comunicación que generé con la gente que me conoce de los comienzos y también con los que he incorporado con el paso del tiempo. Es una relación muy noble, donde disfrutan de lo que hago, pero también hay un cariño. También hay gente grande que tiene un cariño extra por mi madre (Lolita Torres) y jóvenes que tal vez conocen a mi sobrina (Ángela Torres), pero valoro mucho esa relación de confianza y de complicidad con el público. Eso me trae una sana responsabilidad a la hora de empezar una canción y pensar de qué quiero hablar. Siempre lo hago desde el corazón y desde la verdad, y Atlántico a pie tiene mucha verdad y es muy auténtico, por eso la gente va a viajar con las canciones.

—Durante los primeros meses de la pandemia, “Color esperanza” se convirtió en un himno popular. Se escuchaba desde balcones y luego decidiste grabar una nueva versión. ¿Cómo lo tomaste?

—Es una nueva señal que apareció para demostrarme que las canciones están más vivas que nunca. Es posible que pase el tiempo y yo ni siquiera esté vivo y que canciones como “Color esperanza” sigan siendo cantadas por muchas voces. Eso es algo mágico y muy lindo porque fue la gente la que eligió a esa canción.

—Hablamos sobre el efecto de tus canciones en el público, pero, ¿qué significó para vos haber grabado Atlántico a pie en medio de la pandemia?  ¿La música se convirtió en una especie de refugio?

—Trabajar en este disco me dio la posibilidad de estar activo en un momento donde parte de mi trabajo se detuvo. Como vos decís, me refugié en el estudio y en las canciones, y me propuse terminar este trabajo, porque la música siempre ha sido un canal de comunicación, y un lugar donde volcar y escribir sobre mi sentir. Las canciones te ayudan y te salvan, pero también te hacen trabajar duro porque a veces te confunden y no sabés a dónde vas, pero ese trabajo intenso hace que te apasiones todavía más con lo que estás haciendo. Al comienzo y en la mitad del proceso, tuve momentos donde no sabía para dónde iba. Por eso la canción “Atlántico a pie” habla de ese momento en que te quedás a gamba y no sabés para dónde estás yendo.

—Ese sentimiento atraviesa “Para sentirme libre”, que grabaste con Natiruts. Describís un clima bastante desmotivador: un mal ambiente laboral, la desesperanza de la gente frente a la pandemia y las ganas de “subir en el primer vuelo al olvido”.

—Sí, porque todos pasamos por momentos de incertidumbre, dudas e inseguridades, y creo que está bueno transmitirlo. Siento que hay gente que me ve y dice: “Nah, pero este la tiene clara”. No, este tipo tiene miedos e inseguridades como vos, también tiene sus interrogantes y se pregunta cosas. Entonces, desde ese lugar nacen y parten las canciones. Por eso, siento que de el disco Atlántico a pie muestra a un yo muy auténtico.

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