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"Dido & Eneas": el detrás de escena de la ópera que agotó sus tres funciones en el Solís

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Ensayo de la ópera "Dido & Eneas". Foto: Marcelo Bonjour.

AGENDA CULTURAL

La ópera de Henry Purcell se iba a estrenar el jueves, pero un paro de Adeom obligó a reprogramar su debut. Igor Yebra y Cristina García Banegas dialogaron con El País sobre "Dido & Eneas".

La platea de la sala principal del Teatro Solís está casi vacía. Afuera, en los pasillos, el silencio se vuelve ensordecedor: el mínimo movimiento amenaza con romper la quietud y la concentración detrás del mínimo detalle del ensayo general de Dido & Eneas, la ópera barroca de Henry Purcell que se estrenará mañana a las 20.00. Su debut se iba a celebrar anoche, pero un paro de Adeom obligó a reprogramar esa primera función, que se realizará el domingo a las 21.00. La última será el lunes; todas las entradas ya están agotadas.

Apenas una decena de personas forman parte de este público improvisado, pero crítico como ninguno. Caminan entre los asientos de terciopelo, hacen anotaciones y analizan cada movimiento de los artistas como si el mínimo paso en falso pudiese arruinar el espectáculo. Uno se siente extranjero entre tanta formalidad. Pero no es para menos: una puesta como la de Dido & Eneas tuvo, al menos, a un centenar de personas trabajando desde que se ideó en 2020.

En el escenario y en el foso de orquesta, la cosa es bastante diferente. Durante poco más de una hora se vive un prodigioso diálogo entre música, canto, escenografía, danza, luces, vestuario, teatro y proyecciones audiovisuales. La ópera es la máxima expresión de la unión de disciplinas artísticas.

Hay tanto para ver y tanto para descubrir que uno agradece que la experiencia no esté dictada —como pasa en el cine y en las series— por los caprichos de un director de cámaras. Lo primero que se roba la atención es la escenografía: tan solo tres estructuras de madera de cuatro metros de altura son necesarias para lograr el efecto deseado. “Siempre me interesó decir más con menos”, le dirá luego Igor Yebra, el director escénico de Dido & Eneas, a El País. “Es algo que he buscado desde que bailaba y hacía coreografías, pero lograr ese efecto es lo más difícil que existe”.

Sin embargo, ese planteo minimalista, a cargo de Hugo Millán es esencial. Junto a los vestuarios de Ángel Amor, la cálida y sugerente iluminación de Sebastián Marrero y la música dirigida por Cristina García Banegas trasladan enseguida al espectador a la Antigua Grecia. Durante poco más de una hora, uno se sumerge en la historia inspirada en el Canto IV de la Eneida de Virgilio, y se deja emocionar por esa trágica historia de amor con inspiraciones mitológicas. Es difícil permanecer inmune ante tanta vulnerable belleza.

Ensayo de la ópera "Dido & Eneas". Foto: Marcelo Bonjour.
Ensayo de la ópera "Dido & Eneas". Foto: Marcelo Bonjour.

Y, por supuesto, está la música. Luciana Bueno en el rol de Dido —su interpretación en el aria final, donde insiste con la frase: “Recuérdame, pero olvida mi destino”, le clava un nudo en la garganta a cualquiera—, Juan Font como Eneas y, sin duda, el Ensemble Vocal De Profundis. Dirigido por García Banegas, logra recrear los elementos de la época barroca. El efecto se completa abajo, en el foso de orquesta, con el aporte de instrumentos como el clavecín, el archilaúd y la tiorba. Podía tratarse de una noche cualquiera del siglo XVIII.

"dido & eneas"

La palabra de Yebra y García Banegas

Dido & Eneas es una ópera de tres actos con libreto del dramaturgo inglés Nahum Tate y música de Henry Purcell. Mañana inaugurará la temporada lírica 2022 del Teatro Solís y marcará el debut de Yebra en la dirección escénica de una ópera. “La idea vino por la pandemia y por buscar espectáculos con un formato reducido”, explica. “Pensamos en una ópera barroca porque tiene apoca gente en el escenario y a una orquesta reducida. Elegimos a Dido & Eneas porque el texto y la historia eran maravillosos; además, todas las historias que tienen una tragedia funcionan”, agrega, entre risas.

Yebra, que nació en Bilbao y se desempeñó como director artístico del Ballet Nacional del Sodre entre 2018 y 2020, se reencontró con el texto de Virgilio que había leído en su niñez y decidió recuperar algunos de los personajes que no formaban parte de la ópera. Así incluyó a Ana, la hermana de Dido —y la representó a través de la voz de Belinda, interpretada por Sofía Mara—; a la diosa Juno, que persigue a los héroes de la historia a través del rol de la hechicera, y a Venus, que está representado por Cupido.

Ensayo de la ópera "Dido & Eneas". Foto: Marcelo Bonjour.
Sofía Mara, en el rol de Belinda, durante el ensayo de "Dido & Eneas". Foto: Marcelo Bonjour.

Este último, interpretado por el bailarín brasileño Acaoã Theóphilo, le aporta tintes aún más trágicos al destino de Dido. “Tenemos la idea de que Cupido es un ser amoroso que crea el amor, pero en el fondo viene con una misión perversa”, advierte Yebra sobre el personaje que viste de negro, como si se tratara de un verdugo. “Es portador de amor, sí, pero también de muerte”, agrega.

Y, para todo aquel que aún no está adentrado en el relato de Dido & Eneas, la historia está muy bien resumida por la investigadora Marita Fornaro en el programa de la ópera. “Dido es la fundadora y primera reina de Cartago, quien contrae matrimonio con Eneas, príncipe troyano que llega huyendo de su ciudad destruida por la guerra. Intervienen las diosas Venus, madre de Eneas, y Juno, quien acuerda con la primera el amor y matrimonio de los jóvenes para impedir que Eneas regrese a Troya”, explica. “Júpiter envía a Mercurio para recordar al héroe su deber, y Eneas parte;Dido se quita la vida”.

En la versión que llegará mañana al Solís, Yebra asegura que, “respetando la esencia de la música y del texto”, se planteó traer la historia a la contemporaneidad, además de generar algunas instancias de danza dentro de la historia. “Queríamos generar un trabajo atemporal para dejar claro que esta historia podía pasar en cualquier momento y espacio”, asegura.

Cristina García Banegas, por su parte, trabajó intensamente para recrear los elementos barrocos de la ópera. “Cuando Martín Jorge (el director artístico de la temporada lírica) me invitó a dirigir a la Orquesta Filarmónica, enseguida me contacté con el clavecinista argentino Federico Ciancio porque sabe muchísimo de las tradiciones”, explica.

Además del clavecín, consiguió un violín barroco, generó un formato reducido de cuerdas para que toquen con un arco barroco —que modifica el color de la orquesta—, e incluyó un archilaúd y una tiorba. A eso se le añade el trabajo del Coro De Profundis, que creó hace 35 años, y que se volvió referente en la difusión de la música barroca y renacentista.

“Estamos muy emocionados con lo que está sucediendo con el trabajo de la ópera y nos gustaría promover más instancias de este tipo para que haya más oportunidades de ver ópera barroca”, concluye.

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