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Danilo Astori Sueiro: "Hoy cualquiera puede tocar acá"

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"Nunca pensé en el día que vinieran los Stones, y eso está sucediendo", afirmó.
Nota a Danilo Astori hijo, empresario uruguayo, ND 20151209, foto Leonardo Maine
Archivo El Pais

Charla con uno de los productores de espectáculos con más actividad en el medio.

En 1986 organizó la despedida de año del bar que tenía con algunos amigos en Pocitos, y tocaron Los Tontos en un gran momento de popularidad. Ese fue el primer show que produjo, sin saber el futuro que le esperaba.

Hoy, Danilo Astori Sueiro es el productor de espectáculos con más actividad en el medio local. Es director de La Trastienda, sala que tiene un promedio de 120 shows por año y que acaba de cumplir su séptimo aniversario. Además es el responsable de Gaucho, la productora que, entre otros espectáculos, trajo a Chemical Brothers, Fito Páez y Morrissey. También a Belle and Sebastian, banda escocesa que se anunció para el Teatro de Verano y terminó actuando en el recinto de Fernández Crespo.

Astori dice que no se sorprendió por ese cambio de último momento. "Originalmente había hecho una oferta para que fuera en La Trastienda, y otros factores terminaron llevándolo al Teatro de Verano, externos al Uruguay, y tuvimos que adaptarnos a eso. Claramente era un show para La Trastienda; de cualquier manera, podría haber ido mejor de lo que fue. Pero terminó vendiendo 900 entradas que es un montón", asegura.

Hijo del exvicepresidente de la República y actual ministro de Economía de idéntico nombre, Astori prefiere no hablar de política ni de su padre. Habla de música, porque más allá de que es su profesión, aquella en la que se involucró en serio a principios de la década pasada con el proyecto del boliche El Ciudadano, también es lo que más le gusta.

Dice que en todo este tiempo nunca sufrió una decepción artística, que el único show que se le escapó fue el de Arcade Fire en 2014, y que hacer este trabajo en Uruguay es "complicado". De eso charló con El País.

—¿Qué es lo más difícil de este negocio de productor?

—Producir un show internacional de envergadura es difícil. Por suerte en los últimos años hemos desarrollado, nosotros y otros colegas, un servicio al artista y al público sobresaliente. Entonces estamos a un nivel alto por la calidad de oferta internacional, comparable a cualquier ciudad importante del mundo. En lo personal, la productora que dirijo trabaja con cierto perfil artístico, y ahí nos encontramos con alguna dificultad extra en la venta.

—¿Pero cambiarías el perfil para mejorar la venta?

—No. Podría estar produciendo otras cosas pero no me gusta. Me siento cómodo en este camino artístico que recorremos, aunque tenga sus variantes. En La Trastienda hacemos una producción más amplia, ecléctica, aunque si te fijás tiene un hilo conductor.

—Cuando empezaste a producir espectáculos, ¿te imaginabas que Uruguay pudiera llegar a este presente productivo?

—Nunca lo pensé así pero estoy muy contento. Igual, nunca pensé en el día que vinieran los Rolling Stones a Uruguay o Paul McCartney, y está sucediendo.

—¿Te interesa organizar recitales tan masivos como esos?

—Me encantaría haber hecho el show de Paul McCartney o poder hacer el de Rolling Stones, simplemente no se ha dado por diferentes factores. También me siento cómodo en las cosas que estoy haciendo, en trabajar esos tamaños. Me siento protegido por la estructura que hemos montado, que funciona más allá de que estemos arriba o abajo en los números. Claro que estar abajo en un megashow es más complejo que estar abajo en un Teatro de Verano, y ni que hablar en La Trastienda.

—¿Pensaste en sus comienzos que La Trastienda podía no ser un lugar para Montevideo?

—Tenía mis dudas. Porque ya me había pasado; El Ciudadano no terminó bien. Por más que era un éxito, en su momento se cayó porque las circunstancias del país y la región eran las peores, y tuvo mucho que ver. Pero tuve ese miedo, ahora ya no tanto, de que la ciudad pueda mantener a La Trastienda. Porque es un poco de la ciudad, de la gente. Me hace muy feliz ver también otras salas, todas con propuestas artísticas grandes.

—¿Qué fue lo que cambió para que los artistas internacionales quieran venir?

—Dos cosas. Una fue el cambio sustancial de la industria musical. El artista tuvo que empezar a tocar más que antes, porque antes dependía de las ventas de los discos; ahora el vivo es un componente económico fundamental. Paralelamente los artistas se han dado cuenta de que acá pueden tocar al mismo nivel que en cualquier lugar. Hay un modelo de producción que es capaz de viabilizar el show del artista tal cual está concebido, cosa que antes no pasaba. Hoy cualquiera puede tocar acá, en Montevideo.

—A través de las redes sociales la gente te pide muchos artistas. ¿Considerás eso?

—Leo casi todo lo que me escriben, y con eso mido el posible éxito de alguien. Igual, en general la gente pide a alguien que sabe que va a estar en Sudamérica; ahora con el Lollapalooza bajan un montón de artistas, por ejemplo, pero ya opté por no hacer nada. Porque la última vez (en el Rockn Fall 2014) tuve una mala experiencia, ya que mucha gente se fue para Buenos Aires. Y decidí que eso no lo hacía más. Puntualmente estuvimos analizando la posibilidad de traer a Eminem, y dije que no.

—Pero una entrada al Rockn Fall salía lo mismo que una para el Lollapalooza.

—Lo que pasa es que las entradas para un festival gigantesco no encarecen una entrada común. Yo con 4.000 entradas tengo que pagar costos de dos o cuatro bandas grandes.

—¿Cómo funcionan los arreglos económicos con los artistas internacionales?

—Estos artistas grandes están representados por una agencia, con la que se negocia. Luego la agencia habla con el mánager y se ponen de acuerdo con la oferta. Por lo general sabemos el entorno de lo que el artista pide, y en base a eso podés hacer la oferta que quieras. Algunas salen y otras no. Eso sale de la ecuación muy fina de cuánta gente iría a ver a este artista, en qué condiciones, en qué momento del año me cae, en qué lugar lo hago, qué empresas podrían apoyar este concierto… Porque sin eso es inviable. En cualquier lugar del mundo pero en Uruguay sobre todo, con la alta carga impositiva que tenemos sobre la recaudación bruta de un espectáculo, la que la paga es el promotor.

—¿Qué aprendiste de hacer este trabajo en Uruguay?

—Es muy difícil producir shows internacionales en Uruguay por ese montón de variables, pero soy un apasionado de esto y sé que no me voy a dedicar otra cosa. Aprendí a tener calma, dentro de la vorágine de nervios que tengo adentro, pero estoy muy contento porque las cosas están saliendo bien. También la gente se está comportando de otra manera; ahora compra muy fuerte cuando salen las entradas a la venta, esa tendencia cambió mucho hace muy poco. La venta del día que sale el show es fuertísima; tan fuerte que vos decís: qué buen negocio que estoy haciendo. Y a la semana se baja, queda en una meseta tres meses y levanta en los días previos al show, porque siempre está el rezagado. Es tanta información que tenés que estar muy concentrado y trabajando mucho.

Melómano que tiene sus propias fantasías.

Dice que separar al productor del melómano se le hace difícil, y lo dice en una oficina repleta de estantes con discos y afiches.

Afirma que no le quita el sueño "meter 200.000 personas en un lugar", pero reconoce que le hubiese gustado haber organizado el primer show de Paul McCartney en el Estadio Centenario, o el de los Rolling Stones.

Sin embargo, por su gusto musical sus deseos pasan por otro lado.

"Me encantaría hacer un show de Patti Smith, traer a Suzanne Vega y estoy cerca de traerla… Puedo no parar de nombrarte artistas. A Van Morrison, un show de Bob Dylan producido por mí, a Tom Petty, Neil Young, Bruce Springsteen", comenta. La lista, si el que habla es el fanático, puede ser muy larga.

2016 y un Springsteen que se hace el difícil.

Astori Sueiro afirma que la tendencia de la cantidad de shows "va a seguir creciendo", ya que los artistas internacionales tienen más interés en visitar Uruguay, y los locales cada vez tocan más.

En ese sentido, augura que 2016 será, para su productora y en general, un año "movido" y similar a este en cuanto a cantidad de espectáculos. De hecho, ya hay entradas en venta para presentaciones que tendrá La Trastienda, y está anunciado un recital de Buenos Muchachos (banda que representa) para el 8 de abril en el Teatro de Verano.

De lo internacional prefiere no adelantar nada. Comenta que está negociando con la estadounidense Suzanne Vega (la de "Luka") y que ha tenido contactos con la agencia de Bruce Springsteen, aunque "está difícil el Jefe".

El recital que había cerrado para el próximo año era el de Nick Cave, que iba a presentarse en el Auditorio del Sodre. Sin embargo, fue cancelado tras la muerte de su hijo.

El pizarrón en su oficina revela un par de espectáculos bien interesantes, pero el productor advierte que de eso "no se puede decir nada".

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"Nunca pensé en el día que vinieran los Stones, y eso está sucediendo", afirmó.

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