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Crónica: Pussy Riot apuesta a una revolución a través del baile y lo demostró en La Trastienda

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Pussy Riot en La Trastienda. Foto: Reuters.

MÚSICA

El colectivo ruso se presentó el sábado por primera vez en Montevideo y mostró su lado más crítico a través del baile

"Si siguiéramos la lógica de la seguridad militar rusa, ninguna de nuestras canciones podría ser interpretada esta noche”. Con esta frase, dicha por una voz en off en ruso y traducida al inglés en una pantalla ubicada en el fondo del escenario de La Trastienda, se hacía referencia a los riesgos que el colectivo ruso Pussy Riot enfrenta cada vez que difunde sus mensajes en contra del gobierno de Vladmir Putin, y cuando apoya a la causa feminista y la diversidad sexual. “En Rusia es ilegal escribir canciones que ofendan las creencias de la gente religiosa y promover las relaciones sexuales ‘no tradicionales’ (LGBTQ)”, continuaba el mensaje.

Mientras el humo generaba un ambiente que se cargaría con luces rojas y verdes, se anunciaba que la mayoría de las canciones que el colectivo interpretaría durante la noche del sábado formarán parte de un álbum que se publicará en los próximos meses. “Hay una importante probabilidad de que vayamos a prisión por estas canciones”, se advertía.

Vestidas con trajes inspirados en la policía rusa, máscaras oscuras y chalecos fluorescentes que daban la impresión de que se estaba frente a un mundo posapocalíptico y represivo, había cuatro bailarinas -dos en cada extremo del escenario-, que se movían al ritmo de la música. En el centro del escenario estaba Nadya Tolokonnikova, la líder del grupo, que se encargaba de las voces, algunos teclados, y de mover al público. En su cuello usaba el pañuelo amarillo a favor de la Ley Trans. A su lado estaba una DJ —que permaneció en el anonimato durante todo el recital—, que se ocupaba de las programaciones pero también de las guitarras, teclados, sintetizadores y coros.

“Me pone muy feliz que la mayor parte del público sea mujer”, dijo Tolokonnikova con un inglés tímido al comienzo del recital, y enseguida se ganó al público que asistió a La Trastienda para presenciar la primera visita del grupo ruso a Montevideo.

Aunque en los últimos años reemplazaron su sonido punk por una propuesta musical bailable que se construye sobre elementos del trap, el pop y la música electrónica, sus letras mantienen la misma dosis de crudeza y de ironía que hizo que el gobierno ruso y el sector más conservador las tuviera en la mira. Por ejemplo, mientras el público bailaba al ritmo de “Police State”, —una canción electropop cuyo estribillo dice: “Estoy tan feliz que podría morir”—, en las pantallas se mostraban imágenes de brutalidad policial. Lo mismo sucedió en “Organs”, donde atacaban a Putin y a la represión que sufren las mujeres a partir de un pegadizo beat y el fraseo rapeado de Tolokonnikova .

Su único regreso al punk fue “Punk Prayer”, la famosa performance de 2012 que ofrecieron en la catedral de Moscú y que recorrió el mundo. “Por esta canción estuvimos presas durante casi dos años”, dijo Tolokonnikova antes de llevarse la ovación del público que la apoya desde hace años. Mientras tanto, se mostraban imágenes de esa polémica y reivindicativa actuación en la pantalla.

Las imágenes de la pantalla fueron un gran complemento para acompañar la crudeza de las letras y los mensajes reivindicativos que el grupo propuso a lo largo de la noche. "Fuck Authorities. Fuck Career", se repitió constantemente durante una de sus nuevas canciones. Lo mismo sucedió con “Bomb” y “Heretic”, donde diferentes gamas de color sangre tomaban el protagonismo de la pantalla y generaban distintos ambientes y emociones en La Trastienda. 

Sobre el final del recital, que tuvo al público bailando al ritmo de letras en inglés y ruso, Tolokonnikova volvió al escenario revoleando una bandera amarilla que decía “Ley Trans Ya”. Varias bailarinas vestidas a lo Pussy Riot aparecieron para moverse al ritmo de “Straight Outta Vagina”, y mientras que la líder cantó: “Que tu vagina empiece una banda”, el público acompañó la reivindicación a puro baile.

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