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Constructor de un mundo clásico y a la vez moderno

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Luciano Supervielle. Foto: Darwin Borrelli
Darwin Borrelli

Luciano Supervielle agotó entradas y agrega nueva función en la Sala Hugo Balzo.

El Parque Rodó es un lugar ruidoso incluso un miércoles de febrero a media tarde, cuando los juegos no están funcionando y la playa ya recibe menos público que hace un mes. Pero si justo está caminando por Sarmiento hacia la Rambla, lo sorprenderá el sonido de un piano que viene de uno de los nuevos bares de Plaza Mateo. Luciano Supervielle está tocando y basta verlo para entender que lo que siente cuando está ahí, haciendo lo que ha hecho incontables horas en su vida, repasando una de las piezas de su último disco Suite para piano y pulso velado, es una especie de ritual. Un ritual que ni esta entrevista debería interrumpir.

Pero Supervielle está allí para charlar de sus nuevos planes, o sea del show que dará el 15 de marzo en la Sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre, llamado Otro día en Uruguay y planteado como un concierto para piano y electrónica. Como ya agotó entradas se agregó una nueva función para el 16 a las 21.00, y hay entradas en Tickantel y boleterías desde 500 pesos.

Habrá, en esas dos funciones, mucho de su flamante trabajo pero también composiciones de toda su carrera, y estará mano a mano con Agustín Ferrando Trenchi, quien lo acompañará con el apoyo visual. De eso habla cuando llega su café fuerte, mientras el piano lo espera.

—Estos shows que vas a hacer en la Sala Balzo se presentan como los más personales de tu carrera. ¿Por qué?

—Porque el disco que estoy presentando es, literalmente, el más personal: lo autoproduje y no hay invitados, yo ejecuto los pianos y las secuencias. Tuve que hacer un laburo de introspección y habla mucho de mí, mi vida cotidiana, lo que me rodea y una búsqueda personal.

—Todo eso está unido bajo el título Otro día en Uruguay. ¿Qué reconocés como lo más uruguayo de tu música?

—Yo soy muy uruguayo al mismo tiempo que soy una persona que viajó mucho y tiene influencias de muchos lugares. Cuando volví a vivir a Francia, que es el lugar donde nací, después de haber estado casi toda mi vida en Uruguay, me di cuenta que era más que nada uruguayo por cómo me había formado y la música que me rodeaba. A los 20 años me di cuenta que era sobre todo uruguayo.

—¿Hubo improvisación a la hora de grabar Suite...?

—Sí. Además del disco salió un libro de partituras, entonces es un trabajo con fuerte hincapié en el detalle. Hay un trabajo "intelectual" fuerte en el resultado. Pero a la hora de generar las músicas, hay un lugar muy importante de improvisación.

—En el disco no se plantea un ida y vuelta entre lo clásico y lo contemporáneo, sino que son elementos —el piano y la electrónica— que vienen juntos desde un mismo lugar.

—Yo intento hacer que el resultado sea lo más natural posible, aunque tiene un componente de experimentación que a medida que empiezo a tocar estas piezas y a ver cómo funcionan, empiezo a descubrir qué cosas funcionan mejor. Pero sí, la intención es generar una cosa que naturalmente funcione bien. Todos esos estilos que podrían sonar muy distantes, en mi cabeza se juntan, son influencias muy potentes en mi formación y trato de exponerlas juntas de la manera más natural posible.

—Tenés una gran recepción de público joven. ¿Qué encuentra la gente en lo que hacés?

—Creo que tiene que ver con que yo tengo la inquietud de escuchar música nueva. Suite para piano y pulso velado es un disco actual, no lo podría haber hecho en otra época y tiene cierta conexión con el estado actual de la música. También es cierto que nunca me consideré un músico vanguardista o de las nuevas tendencias; sí tengo contacto con eso y me siento sui generis, pero no deja de ser algo más atemporal. Nunca intenté estar en ese lugar y aunque quisiera intentarlo, no es lo que mejor me sale, porque uno de mis recursos mayores es la fuerte conexión con las cosas tradicionales.

—Da la casualidad de que una de tus grandes influencias, la del hip hop, está de moda.

—Sí, el hip hop ha estado más o menos de moda con el paso del tiempo y en este momento hay una vuelta fuerte al género musical. Muchas de las cosas que me gustan de las nuevas tendencias me conectan con otras épocas del hip hop, más allá de que para mí es una inquietud constante estar conectado con las nuevas tendencias, sea cual sea el estilo.

—Este disco es el más instrumental que has hecho, casi sin voces. ¿Hubo un desafío extra en llevar esa voz que venías construyendo a esto?

—Todos los discos son un desafío. Yo tengo tres discos solistas, pero sumando los de Bajofondo siempre está el desafío de reinventarse, ir sumando elementos y construyendo un estilo. Estoy seguro de que mi próximo disco va a ser muy diferente a este, sin embargo me van a quedar un montón de elementos y herramientas que fui descubriendo en este trabajo de búsqueda de este disco. Lo veo como una cosa más general de construcción a lo largo de los años, que siempre existe a la hora de un nuevo proyecto: encontrar nuevas posibilidades.

—¿Con qué emociones vinculás a Suite para piano...?

—(Piensa) Creo que hay varias a las que hago referencia, pero como es un lenguaje más abstracto lo que a mí me genera un tema, a otra persona le genera otra cosa. Uno va conociendo su propia música a través del retorno de la gente. Pero aparece la resiliencia, que para mí es muy importante en mi vida; hay una cosa muy nostálgica, una cosa que tiene que ver con el viajar, el desapego constante y todo el tiempo estar extrañando un lugar donde no estoy. Son muchos los sentimientos que se mezclan.

LOS TRES DISCOS DEL PIANISTA.

Supervielle.

Editado en 2004, es su primer disco solista y a la vez el segundo de Bajofondo, la agrupación que integra desde el comienzo y con la que está trabajando ahora en nuevo material. El tango atraviesa estas 15 composiciones y se funde con la electrónica.

Rêverie.

Su segundo disco incluye temas grabados en vivo en el Teatro Solís y otros en estudio, y fue lanzado en 2011. Ganó el Gardel a mejor álbum rock-pop alternativo y el Graffiti a mejor álbum pop. Está disponible para escuchar en la aplicación MUS.

Suite para piano...

Y pulso velado. Fue editado en 2016 y tras prácticamente agotar la primera tanda de copias, está llegando nuevamente a disquerías por Bizarro. Es la primera vez que Supervielle hace un disco puramente instrumental y con el piano como gran protagonista.

Luciano Supervielle. Foto: Darwin Borrelli
Luciano Supervielle. Foto: Darwin Borrelli
Entrevista con Luciano Supervielle
Entrevista con Luciano Supervielle

VIDEOBELÉN FOURMENT

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