música

Buenos Muchachos cerró el año en La Trastienda con el espectáculo "Falso Escarlata"

BELÉN FOURMENT

Para cerrar el año, Buenos Muchachos eligió un espectáculo que siguió un concepto estético, que tuvo su reflejo en un repertorio con algunas diferencias respecto a los de sus presentaciones más convencionales. El título fue Falso escarlata, y la promesa en la campaña de difusión era develar lo que había tras telón.

El entusiasmo para hacerlo era grande, basado en uno de los años más fructíferos de la banda: en 2018, los Buenos Muchachos recogieron los frutos de la cosecha de una veintena de años, casi que como nunca antes. Presentaron su último ymayormente elogiado disco en un Teatro de Verano casi repleto, editaron ese mismo álbum en vinilo, hicieron una gira por el interior, tocaron una cantidad de veces en la capital, y abrieron la histórica presentación de Nick Cave también en el Ramón Collazo. Un balance así está muy bien.

Y lo que la banda encontró detrás del telón fue, además de un disfrute fácilmente reconocible en los rostros y los gestos de los músicos, una comunión con un público que volvió a agotar entradas. Eso y el calor casi que insoportable adentro de La Trastienda, fueron los puntos en común del cierre de año de 2017, que se dio con una seguidilla de presentaciones en Bluzz Live. Para el próximo, no estaría mal regalarle a su gente una noche al aire libre.

En Falso escarlata, los Buenos plantearon una escenografía y una puesta de luces cuidada, como es costumbre, para contribuir con el clima de un set de canciones pasionales, que fueron directo a remover las fibras más íntimas. Como sorpresas, aparecieron “Por ejemplo” de Fernando Cabrera, un tema que Pedro Dalton ha cantado varias veces, pero que acá tuvo el plus de ser coreado por los cientos que estaban presentes. Y de inmediato vino una preciosa interpretación de “El cardenal”, de la extinta banda argentina Ángela Tullida.

Una versión a piano y voz de “Desestrés”, y un bis definitivo con “De a dos mejor”, fueron otros dos pasajes destacados de un buen cierre para los Buenos, que sortearon algún problema técnico y hasta la rotura de una cuerda de la guitarra de Marcelo Fernández, ya sobre el final, con una nueva demostración de talento y de entrega. Es un lugar común y repetido, pero qué bueno ver a una banda así en su mejor momento.