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Cinco definiciones de Hugo Fattoruso sobre C 1080 y el candombe

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Hugo Fattoruso

Carnaval 2018

El artista es el encargado de las músicas de la comparsa del barrio Sur, que vuelve a estar entre las candidatas a la corona.

Hugo Fattoruso
Hugo Fattoruso. Foto: archivo

Recorrió los principales escenarios del planeta, entremezclándose con los maestros del jazz, rock, bossa nova, tango y otros ritmos de las llamadas músicas del mundo. Sin embargo, reconoce que el golpe del chico, repique y piano están entre sus recuerdos más antiguos. 

Un año más está al frente de las composiciones musicales de la comparsa C 1080, que es una de las favoritas de su categoría.

Los modos de trabajo, el armado del espectáculo, sus expectativas en el concurso y la importancia del género en su vida fueron abordados en una conversación con El País, en las que el artista propuso cinco definiciones a fondo.

1

“Trabajo de hormiga”

El espectáculo Música Negra es el resultado del trabajo de mucha gente. Se prepara con mucho amor y cariño, durante varios meses. El público ve una propuesta de una hora, sobre la que hay un trabajo de hormiga, pieza por pieza. Es un espectáculo que se prepara por separado, al que no vemos hasta el momento en que se ensamblan todas sus partes, a los pocos días del estreno.

2

Aprendizaje y pertenencia

Elegí esta comparsa por la amistad de muchos años con la familia Silva. Son un grupo humano excepcional, del que no paro de aprender. Ellos me habían hablado hace muchos años, pero me sentía que estaba fuera de lugar. Sin embargo, cuando me decidí a salir, comprendí el verdadero valor de pertenecer al espectáculo.

3

Pasión

No hay una parte del espectáculo más importante que otra. Mi trabajo es apenas un pequeño engranaje de un rulemán con 250 municiones. A todas ellas las une la pasión por hacer y descubrir.

4

El concurso

Me encantan y alegran los reconocimientos, pero no soy fanático de la competencia y el concurso; no estoy aquí por ello.

5

Recuerdos de la infancia

El candombe es un género cautivante. La murga me pone los pelos de punta, pero el candombe se metió dentro de mí, en mi inconsciente, desde niño. Es que hace setenta años, cuando no era tan popular, mi padre me llevaba a verlo y vibrarlo a los barrio Sur y Palermo. Mis recuerdos más antiguos sobre la música están allí, en esas calles, con solo cuatro años...

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