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Canción urgente para el mundo en que nos toca vivir

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Rogers Waters. Foto: AFP

El primer disco Roger Waters en 25 años.

La convocatoria a Nigel Godrich como productor del primer disco en 25 años del ex Pink Floyd, Roger Waters, había generado cierta expectativa. Conocido por sus trabajos con Radiohead y Beck, Godrich parecía un intento por modernizar el sonido de Waters.

En ese sentido, es un trabajo a medias. Aunque consigue adaptarle nuevos elementos a un sonido ya establecido, Godrich parece limitarse a crear ambiente para un aire meditativo, casi de mantra a lo que tiene para decir Waters que acá es lo más importante. Aunque el resultado es netamente Pink Floyd, Is This the Life We Really Want? por momentos está cerca de Leonard Cohen y John Cale.

Lo que queda claro es que es un disco urgente. La inclusión de un fragmento de un discurso del presidente de Estados Unidos y la estrofa esa que dice "elijan un líder sin un maldito cerebro" parece dejar claro qué es lo que mueve este disco. Waters ya había mostrado en vivo una pantalla con un "Trump is a pig" durante, precisamente, la canción "Pigs".

En todo caso, Trump, es una parte del enojo de Waters con estos tiempos. En el menú de indignaciones también se incluye el complejo industrial militar, los drones y los teléfonos inteligentes, por citar algunos de los que son ennumerados en la intensa "Picture That".

En marzo, en una entrevista para The Guardian sobre la versión de ópera de The Wall, Waters planteaba claramente la filosofía que flota en este nuevo disco. "La guerra no es acerca de ideología, no es por religión", dijo. "Es por dinero. Siempre ha sido por dinero. Es por dinero y poder y es devastadoramente triste ver a la raza humana sintiéndose obligada a marchar hacia la destrucción definitiva".

En ese sentido está claro que Is This the Life We Really Want? no es el disco más alegre del año.

Funciona más como una advertencia en forma de colección de poemas con una música ambiental que sí recuerda a Pink Floyd, pero es muy distinto a lo que acostumbraba a hacer Waters. Hay algo nostálgico en el sonido que consigue Godrich.

Las letras de Waters no se andan con vueltas como para que nadie se haga el distraído o diga que no nos avisó en la clase de mundo en la que nos estamos metiendo. No va por la sutileza que de eso ya tuvimos bastante y para eso está Radiohead: lo de Waters es el mensaje directo y sin metáforas.

En canciones "Is This the Life We Really Want?" (la que empieza con Trump criticando a CNN), "Picture that" y "Part of Me Died" hace un catálogo de muchos de los males actuales. Pero aunque todo el disco funciona como una advertencia desalentadora, el álbum se abre con una juguetona "Deja Vu" en la que Waters toma el lugar de un dios y de un drone. La canción es la más Pink Floyd de un disco bien Pink Floyd.

En ese sentido, al final Is This the Life We Really Want? es un poco parecido entre sí limitando las diferencias a los toques sutiles de Godrich que incluye sonidos contemporáneos de celulares, ascensores o contestadores automáticos para dar aún más actualidad.

Pero acá es más importante lo que se dice. Y Waters tiene mucho para decir.

El disco que se cierra con una celebración al amor surgió a partir de un poema que Waters escribió en 2008, y si bien es justo reconocer la calidad musical, la calidad literaria es lo que hace de Is This the Life We Really Want? un disco tan removedor y contundente.

Roger Waters

Disco: Is This the Life We Really Want?

¿Está online? Sí.

¿Está bueno? Es un disco bien en la línea Waters: sonidos pinkfloydianos y una urgencia para plantear el preocupante panorama de la actualidad.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Rogers Waters. Foto: AFP

MÚSICAFERNÁN CISNERO

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