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Bebe: “Escribir me cura de muchas cosas"

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La cantante española editó su disco “Cambio de piel”, y charló con El País.

Cualquiera que piense en Bebe se acordará de inmediato de "Malo". Cómo no hacerlo; aunque no parezca, pasaron ya 10 años desde que aquella canción se volvió omnipresente en las radios uruguayas. Era un himno de guerra cuando no se hablaba tanto de feminismo, abuso ni violencia de género en los informativos; un hit que detrás de su ritmo llamativo desnudaba una realidad cruel y tantas veces ignorada. "Malo" fue cortina de la serie argentina Mujeres asesinas, y ganadora de varios premios.

Cualquiera que piense en Bebe pensará en "Malo", pero difícilmente sepa que el nombre de esta mujer nacida en Valencia es en realidad María Nieves Rebolledo Vila, que en 2010 dio a luz a su hija Candela, que ha tenido varios encontronazos polémicos con la prensa española y que acaba de lanzar Cambio de piel, su cuarto disco, de la mano de Warner.

Cambio de piel es un giro en la trayectoria de Bebe. Un álbum que desde el arte la muestra poniendo su cara y su corazón. Un álbum sensible (todos han sido sensibles, pero este es más amable que el antecesor Un pokito de rocanrol) desde las letras y la música, que se inclina al piano, y a unas bellas guitarras.

Bebe atiende una llamada de El País desde Argentina para conversar sobre esta reinvención artística y musical, que tiene mucho que ver con Candela (que de hecho grabó para este disco), pero también con su necesidad constante de abrir puertas y cerrar otras. De cambiar de piel, como buen animal.

Dice que tiene planes de estar entre marzo y abril actuando por Sudamérica, y en su mente está parar en Montevideo aunque todavía no haya nada confirmado. Mientras tanto, su agenda en España está cargada, y sus nuevas canciones ya están circulando por ahí.

belén fourment

—Cambio de piel es un disco que mantiene ese intimismo que te caracteriza, pero marca cambios. Cantás más y decís menos, hay una apuesta mayor a la melodía.

—Sí, la verdad es que es la intención que tenía. Hacer melodías mucho más abiertas, porque tenía muchas ganas de cantar a grito pelado, como se dice (se ríe). Y quería introducir instrumentos diferentes: el piano, que lo tenía reservadito para cuando fuera mayorcita. El piano es un instrumento muy generoso que te invita a cantar; le das una nota y ya te adorna todo.

—¿Las ganas de cantar a grito pelado de dónde surgieron?

—Tiene que ver bastante con haber sido mamá, que te permite recuperar un montón de cosas. Sobre todo eso de cantar en el coche, de bailar, cantar cosas muy alegres que son las que los niños te piden.

—La maternidad te exige cantar con otra función: para dormir, para entretener, para calmar.

—¡Sí! Y para alegrarnos, porque nos apetece también. Para acompañarnos de manera divertida, levantarnos, ponernos arriba. Como la energía que llevan los niños.

—¿Qué función ha ocupado en tu vida el canto? ¿Alegrar, calmar?

—Todas. Es lo bueno que tiene la música, tenemos para todos los estados de ánimo. Para alegría, para la tristeza, para el enfado, para el sexo, para todo. Yo digo que la música es una de las mejores medicinas que hay. Es muy sanadora; para mí desde luego. Escribir me cura muchas cosas.

—Pensaba, cuando hablabas del piano, en eso que dicen de que el tango te llega cuando sos grande.

—Pero cuidado, yo escuchaba tango mucho más antes que ahora. El piano lo guardaba porque quiero guardar elementos, porque te da otra manera de cantar.

—Cuando empezás a trabajar en un disco, ¿partís de una premisa, marcás un cambio con el anterior?

—Pues no sé. En este caso hablé con Carlos Jean (el productor), que estoy súper orgullosa porque me ha llevado a unos caminos deliciosos. Pero mira, en Un pokito de rocanrol quería que las baterías fueran muy fuertes. En el segundo quería que las canciones fueran con melodías muy cerradas, que a veces Carlos me decía: "Tía, vamos a meter un poco de melodía aquí", porque yo las quería muy opacas. Eso es lo que procuro ir haciendo, marcarme unos pequeños atisbos, pero luego es un enigma.

—Además, que este sea el tercer disco en el que trabajás mano a mano con Carlos Jean de por sí debe cambiarte la forma de trabajar, porque se conocen bastante.

—Y ha sido muy bonito porque no trabajábamos desde 2009, que hicimos el Y. Él hacía tres años que no hacía ninguna producción musical. Entonces estábamos con muchas ganas, nos hemos reencontrado y nos dejamos llevar. Además con él llego a una intimidad que un disco así no podría hacerlo con otra persona. Tenemos hijos de la misma edad, entonces el horario de trabajo ha sido en horario escolar; de repente un día venía Candela (su hija), otro día Carlitos, su hijo.

—¿Pusieron a prueba las canciones con sus hijos?

—¡Claro! Y les encantan, unas más que otras. A mi hija le encantan las más alegres; con algunas me dice: "con esta me dan ganas de llorar". Le gustan "Chica precavida", "Más que a mi vida", que además cuando la hice le dije, antes de dormir: "te voy a cantar una canción, a ver si te gusta", y ella quedó flipada. Iba escuchando la letra y de repente me dice: "¡soy yo!". Y se la canto todas las noches, es su canción de dormir después de los cuentos.

—Entonces la idea de Cambio de piel tiene que ver con todo esto.

—Con todo, con renovarse. Creo que es necesario, los animales debemos ir cambiando un poquito. De todas maneras nuestro cuerpo ya lo hace, en cada estación cambiamos el pelo, la piel también va cambiando. Yo lo he hecho con conciencia, le he dado paso a otra etapa de la vida. Me gusta mucho ir cerrando etapas y viviendo otras. No añoro los 25; lo he pasado bien, pero no volvería. Me gusta mucho la etapa en la que estoy.

—Igual mirás para atrás. Tenés un tema como "Borrones", o sea que no estás de espaldas al pasado.

—Es necesario. Lo miro con mucho cariño, para recordar cosas, aprender, como una reflexión. Pero no con nostalgia. Como mucho puedo tener nostalgia de mi infancia, porque es la etapa más bonita. Pero como veo a mi hija la recuerdo todo el rato, y ahora mismo no querría ser pequeña porque lo que quiero es disfrutarla a ella. ¡Que ella no crezca! (Se ríe)

—Hay artistas que, ante la maternidad o paternidad, se alejan de la música. Vos hiciste el proceso inverso de aprovechar este momento de plenitud para crear.

—Sí, es que ella me da mucha vida. Me proporciona una energía espléndida, preciosa; fuerza, ganas de hacer muchas cosas. Además, cuando tienes un niño y va creciendo, siempre digo que me gustaría quedarme en la vida contemplativa, estar mirándolos todo el rato, observándolos sin que se den cuenta. Es súper bonito.

—En Uruguay se te recuerda mucho por "Malo", que además era cortina de un programa y sonaba mucho en la televisión. Este disco está lejos de aquella postura oscura, combativa; hay canciones muy optimistas, momentos brillantes.

—Pero sigo siendo la misma mujer de "Malo", la sigo cantando y creo que me gusta más ahora, la entiendes más. Además, "Malo" no era oscura, porque era una mujer que al final no es víctima.

—Oscura en cuanto a la actitud.

—Claro, porque era más joven, combativa, no tienes el mismo temple que tienes ahora. No reniego ni mucho menos de eso, pero eran canciones que al final tenían siempre una actitud más positiva.

—Ahora el mensaje viene desde otro lugar: la vida merece la pena.

—¡Sí! Pero para mí la vida siempre ha merecido la pena. Las canciones, por más que hayan sido oscuras, al final del túnel siempre tienen un poco de luz.

La madurez de una intérprete pasional que abre su corazón y cambia las formas

La maternidad, el amor, la madurez y los problemas moldearon a esta Bebe, la que se presenta una vez más con Cambio de piel.

La cantante española canta como nunca en estas canciones, y demuestra otra faceta de su voz dúctil y maleable, con una sensibilidad y un color muy particular para transmitir sentimientos, que abundan en este nuevo repertorio.

Bebe, a corazón abierto como siempre, pero contando sus pesares con otras herramientas y otros caminos, habla del dolor, del pasado, del presente, de su hija, las alegrías, el sexo, la pasión. Porque pasión le sobra en su rol de intérprete, que ha ido mutando con el tiempo.

La española se reencontró con el productor Carlos Jean, con quien hizo su ópera prima Pafuera telarañas, la que tiene el hit "Malo" que la volvió popular por estas tierras. Con él elaboró un disco muy interesante, cálido y profundo; un disco sincero.

Para todo lo que fue Un pokito de rocanrol, salvaje y desprejuiciado con mucha batería y angustia, Cambio de piel es un bálsamo que refleja el estado actual de su compositora, que en una década tuvo vaivenes bien pronunciados, pero nunca decayó.

"Ahora estoy dispuesta a ver la vida de color", dice Bebe en "Que llueva", y parece un buen resumen del espíritu de este disco.

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