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20 años de canciones a salto de mata

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La Vela Puerca. Foto: Santiago Gallo Bluguermann
Santiago Gallo Bluguermann

La banda celebra su 20 aniversario mañana en el Velódromo Municipal con un concierto retrospectivo.

En realidad, todas las historias de éxito arrancan bajo el signo de lo improbable. Y esta no es la excepción. Mirando hacia atrás, parecía inverosímil que una banda con una integración algo heterodoxa —¿qué papel cumplía el "Cebolla" Cebreiro, en realidad? ¿Vientos en una banda de rock? ¿En serio?— y nacida al aire libre en una plaza, iba a cambiarle la cara al rock uruguayo (y luego trascender ese rótulo).

Es cierto: Abuela Coca ya había abierto la rendija. Pero fue La Vela Puerca, que mañana celebra 20 años en el Velódromo, que agrandó ese resquicio. La banda dejó la puerta abierta para que por ahí entrara toda una corriente de "rock con trompetas", como se le llamó despectivamente al principio y naturalmente después.

En el primer disco, editado primero en 1998 y tuneado por Gustavo Santaolalla al año siguiente, ya contenía varios de los elementos que impulsarían el éxito de la banda y, visto en retrospectiva, ayudan a comprenderlo.

Deskarado demostraba el desparpajo de una banda que mezclaba, con más entusiasmo que pericia, el rock con la música más o menos tropical. Esa "k" del título no solo subvertía las reglas ortográficas. También podía hacer pensar en otra agrupación que naturalizó esa letra en la música popular uruguaya: Karibe Con K.

Pero más allá de esos revoltijos sonoros, musicales y de actitud, lo cierto es que el debut discográfico de la banda contenía varias de las semillas que luego germinarían para hacer de La Vela una de las más populares.

De las 13 canciones de Deskarado, más o menos la mitad siguen formando parte del repertorio ineludible del grupo cada vez que hace un concierto: "Alta magia", "El bandido salto de mata", "Madre resistencia", "Paren hoy", "Vuelan palos" y, claro, "Mi semilla". Como presentación, es una de las más contundentes de una agrupación musical uruguaya.

El primer videoclip que realizaron, para la canción "Madre resistencia", era la expresión visual casi perfecta para ese "revuelto gramajo" de novedoso rock uruguayo: todos saltando exultantes de entusiasmo, como unos Beastie Boys de Punta Carretas acercándose a la cámara y poniendo todo tipo de caras, pero sobre todo sonriendo. La llegada de La Vela Puerca a la música uruguaya se produjo, además de entre trompetas y platillos, entre sonrisas. Como las que los porros muchas veces dibujan en las caras de quienes los fuman.

En la letra de la canción, también, se explicitaba un estilo que luego Teysera iría depurando hasta hacerlo inconfundible: una serie de imágenes, esloganes y frases a veces con sentido, y otras no, con tenues (a veces nulas) conexiones entre sí: "Vamo a bailar hermano de locura/ Que la cabeza no te lleve a la fisura/ Que el tiempo es oro y la guerrilla está esperando/ Espérenme que voy pa ahí / Que voy cantando".

En vivo, en tanto, La Vela Puerca podía nutrirse tanto del frenesí del ska y su incesante ritmo, como de la teatralidad de La Tabaré o murgas como Falta y Resto. A veces aparecían zancudos, en otras ocasiones cuerdas de tambores y así iban haciéndose un camino propio.

El despegue.

A fines de los noventa, cuando el grupo daba sus primeros pasos, desembarcaron en Uruguay los grandes conglomerados discográficos internacionales, que buscaban talento local para justificar su presencia. A través de uno de los subsellos de Universal, Surco, el argentino Santaolalla los fichó y se los llevó a Los Angeles a grabar, tal como hizo con Peyote Asesino en la misma época.

Pero si Peyote Asesino implosionó luego de la experiencia Santaolalla, La Vela Puerca despegó hacia la estratósfera. De bichos y flores (2001), producido por el argentino, carga con muchos significados en la música uruguaya. No es solo el disco que sumó a "El viejo" al cancionero nacional. También fue uno de los discos que expresó el resurgir del rock uruguayo, que pasó de ser un asunto para algunos pocos miles de personas a atiborrar el Velódromo y generar peregrinaciones hasta Durazno y sus festivales.

El disco fue, también, parte de la banda sonora de la crisis económica que fracturó varios huesos de la sociedad uruguaya. En aquella época, en la que un mendigo bajaba y otro subía en cada parada de ómnibus, "El viejo" era una de las canciones preferidas de muchos niños que sucios, pobres y hambrientos, subían al ómnibus a desafinar la canción a cambio de algunas monedas.

La presencia de De bichos y flores en esa época fue tan marcada, tan abrumadora, que se podría pensar que el público del grupo reaccionaría y expresaría su hastío. Sin embargo, la banda salió bastante bien parada de esa época, más allá de que en algún momento el propio Teysera dijera que él no podía hacerse cargo del largo predicamento de las canciones del disco, como atajándose.

Es que por esa época, La Vela Puerca empezó a transitar otros caminos que los uruguayos. Primero, los músicos fueron hacia Argentina y luego recorrieron el circuito de festivales al aire libre en varios países europeos. Si en Europa la banda nunca llegó a traspasar la barrera de lo masivo, en Argentina ocurrió lo mismo que había ocurrido en Uruguay años antes: una banda que comienza de abajo y llega, sin apuro y sin pausa, a convertirse en una de las más grandes.

De esa manera, ante otros públicos, La Vela consiguió encontrar una válvula de escape para no saturar de locatario. Pero, sobre todo, fue la solución para vivir de las canciones y los discos, que no son muchos: en 20 años de historia, la banda ha editado solo seis álbumes de estudio, más un EP.

Puede parecer poco. Casi cualquier banda con historia y logros comparables a los de La Vela Puerca tiene más discos. Pero el grupo siempre fue a su propio ritmo, aunque este tuviera más de tortuga que de liebre. Mañana, cuando los músicos salgan al escenario del Velódromo a revalidar los laureles y reafirmar los lazos que los unen con su público, la ya ajada voz de Sebastián Teysera —cada vez importa más su parceiro, el "Cebolla" Cebreiro— trazará una historia que explica y sintetiza el derrotero del rock uruguayo de los últimos años, y que lo expresa en muchas de sus luces y sombras.

Entradas agotadas y controles estrictos

Hace ya unos días que las entradas para el concierto de la banda se agotaron. Por esa razón, La Vela Puerca comunicó a través de sus perfiles oficiales en las redes sociales, que habría un estricto control de la legitimidad de las entradas: “Se hará un estricto control de acceso para verificar su validez. Por favor, tengan su documento a mano para tal fin”. Asimismo, se comunicó que las puertas abren a las 18 horas y el concierto es a las 21 horas. “Se prohibirá el ingreso con palos para bandera, pirotecnia, objetos contundentes o botellas de vidrio”, también es parte del comunicado oficial. A juzgar por la “setlist” publicada en la web setlist.fm del recital en el Estadio Atlanta, en Argentina, la banda hará 34 canciones, de todos sus discos.

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La Vela Puerca. Foto: Santiago Gallo Bluguermann

LA VELA PUERCAFABIÁN MURO

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