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Un ambicioso mago del hip hop

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Desde Uruguay puede ser difícil entender por qué Dr. Dre es una de las figuras más importantes de la música popular en Estados Unidos. Acá valoramos mucho más al artista, mientras que el productor es considerado una figura decididamente secundaria.

En el hip hop, pero también en el pop global, el productor es en cambio tan importante como quien se sube al escenario. A menudo, incluso más.

Luego de casi 15 años sin sacar disco, Dr. Dre vuelve con un álbum cargado de ambición, talento y experiencia. Porque André Young —tal su nombre de nacimiento— es un productor expansivo, afecto a las grandes pinceladas de sonido y ritmo.

En vez de tratar de acompasar su sello al minimalismo que rige el paradigma sonoro del pop actual, Dre sigue siendo fiel a su estilo, aunque ya no hace "gangsta rap". En vez de volver a esos pitidos agudos y bajos espesos de The Chronic (1992), Dre despliega todo un arsenal de ideas y trucos musicales al servicio de un sonido propio y único en el hip hop de hoy, barroco, lleno de detalles y destellos.

Los invitados pasan uno tras otro en las canciones y se hace difícil, al final, diferenciar entre uno y otro. Son tantos. Eso termina deshilachando la impresión de Compton como álbum. Como si Dre no hubiese podido frenar los raptos de inspiración y las ocurrencias para cada una de las canciones: escuchar el disco de corrido recuerda a cuando uno ojea un muestrario Pantone de colores. Cada una de las muestras atrapa, pero todas juntas terminan mareando a nuestros ojos.

Compton [***]

Año: 2015. Artista: Dr. Dre. Invitados: Muchísimos. País: Compton, Los Angeles. Estados Unidos.

Crítica - Música

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