ENTREVISTA

"Creo que todos descubrimos un par de cosas”, dice al otro lado de la pantalla Agustín Casanova. El cantante, que atraviesa la cuarentena en Argentina —“está bastante tremendo, no puedo ni bajar al pasto”— admite que se sufre bastante la distancia con la familia, pero está convencido de que un confinamiento así es mejor pasarlo solo que con mucha gente. “Estoy aprendiendo guitarra, componiendo un poco más, pero ya tengo mi rutina. Me levanto, cocino, leo, tomo mate; ahora estaba limpiando”, cuenta en medio de la preparación de un guiso que no tendrá final feliz. Eso sí, sabe que tiene millones de seguidores en Instagram como para no sentirse solo nunca. Al final, dice, esos fans “terminan siendo una especie de ayuda psicológica”.

En ese contexto, hace una semana Casanova lanzó la campaña #UnaManoAlArte, con la que busca ayudar a los más afectados de la escena musical uruguaya, aquellos que quedaron sin ingresos por el coronavirus. El excantante de Márama donó 500 canastas de alimentos para el sector de los técnicos, y convocó a colegas y a empresas a hacer aportes.

“Yo sé que no le voy a curar el hambre a toda la gente que la va a pasar mal de acá a fin de año, ni que hablar. Pero entre no hacer nada y hacer algo, siempre prefiero hacer algo”, asegura. “Las canastas, para una familia tipo de cuatro personas, rinden almuerzo y cena unos cuatro o cinco días. Y si varios músicos a los que nos ha ido bien o empresas aportaran, podríamos aguantar ese sector durante más tiempo. Si tengo la oportunidad de hacer algo para que un músico se siga dedicando a la música y no tenga que cambiar de rubro, lo voy a hacer”.

Desde que lanzó la campaña, hay marcas que se sumaron a la iniciativa. “No tengo ninguna duda de que hay muchos artistas que donan de forma anónima y me parece divino”, opina. “Yo no lo hago de manera anónima porque sabía que quizás, si lo visibilizaba, llegaba a más, como está pasando. Pero no interesa cómo se haga, el objetivo es donar”.

¿Y qué pasa con su música, más allá de que hace un mes lanzó el tema “No correspondido? “Voy a ver, dependiendo de cómo siga veremos qué estilo de música sacar, sobre todo porque tengo un par de baladas y me parece un buen momento para sacarlas”.

—¿Pasa el tiempo y sentís que tu esencia musical está ahí, entre la cumbia, lo urbano y la balada?

—Sí. A nivel personal, la balada siempre está a muerte conmigo, pero de mi identidad también forma parte la música alegre, subirme al escenario con toda la energía y hacer bailar. Comparto esas dos y las uno bastante.

—En junio se va a estrenar Got Talent en Canal 10, y sos parte del jurado. ¿Con qué te encontraste en ese rol de evaluar el talento y el arte de otras personas?

—Con cosas difíciles. Porque obviamente el programa se trata de decir que sí o no a si el participante pasa a la siguiente ronda. Pasa que cuando uno estuvo en ese lugar, como mi caso que estuve en programas de talentos, es difícil decirle a alguien que vino con toda la ilusión, que no va a pasar. Hay talento muy bueno, hay mucho nivel, y eso es lo que más me afectó y me va a afectar después. El tener que decir que no es durísimo.

—¿Las mayores sorpresas te las llevaste con niños o grandes?

—No puedo decir nada, pero re quiero contar de gente de no sé, Paso de los Toros, que viene y decís: “¿Qué hace en Got Talent? Tendría que estar en Las Vegas”. Eso me dio un poco de rabia al principio, que no les tengan fe. En cuanto a los niños, van a ver cada talento con el que van a quedar de cara. Niños que si no se llevan el programa, seguro llegan a la final. Ya tengo visualizados muchos, pasa que hay gente que te gana por su carisma y otra que te gana por su talento descomunal.

—Sos el más chico del jurado y se podría pensar que tenés muchas diferencias con ellos...

—Bastante, bastante. La otra vez me enteré que era el jurado más joven de los Got Talent del mundo, muy sorpresivo. Me encontré bien; ellos me tratan como un niño (sonríe). Fue una convivencia de un mes y algo y comíamos, desayunábamos juntos, nos quedábamos jugando juegos de caja juntos durante horas, y se armó un lindo grupo de trabajo.

—Definime el perfil de tus compañeros en el programa.

—Peti (Orlando Petinatti) es muy estricto, pero por momentos es justo; es con el que más confronto en el programa, somos como “rivales”. María Noel (Riccetto) es muy exigente pero es buena y muy sentimental. Si técnicamente no ve las cosas bien lo va a decir, y es más fuerte que ella, muchas veces termina el programa y se pone a llorar. Clau (Claudia Fernández) es excelente compañera de trabajo, de invitarnos a la casa, cocinar, cuidarnos. En el programa, ella abarca el show en general, como Peti. Yo me especifico más en la magia y el canto, y María Noel obviamente en la danza. Pero Clau ve más el contexto general y está bueno. Y Nati (Natalia Oreiro) es una divina, quedé totalmente encantado de su forma de ser. No solo es un amor de persona sino que es recontra profesional, ¡pero mal! Es laburadora, precisa, inteligente y la tiene muy clara.

—Empezaste con la música y en pocos años te desarrollaste como un artista integral: estuviste en Bailando por un sueño donde aprendiste, obvio, a bailar; participaste de Simona y Aladdin donde explotaste la actuación, ahora Got Talent te implica algo más de comunicador. ¿Imaginabas un recorrido así?

—No, definitivamente no. Pero también fue aprender, un poco a la fuerza, y animarme. Aladdin y Simona, sobre todo, que fue lo que más miedo me dio al decir que sí sin saber lo que estaba haciendo. Pero no me imaginaba que iba a pasar por tantas facetas, y un poco me sorprendí de mí, de que podía hacer todo eso. Eso lo tomé como lo más importante, el descubrirme a mí. Me gustan cada uno de estos proyectos que me ponen a prueba.

—¿Para Masterchef: Celebrity te convocaron?

—Sí, me dijeron para ir (se ríe). Me re gustaría; no sé cuánto demora, pero me tengo fe.

—La pregunta obligada, ¿con Fer Vázquez sigue todo igual?

—Todo igual, desde la última vez no hemos tomado contacto. Cada uno sigue su camino y ahora que se terminaron de solucionar ciertas cosas, hay menos contacto todavía, porque Márama era de lo único que más o menos podíamos hablar. Y creo que cada uno está haciendo su camino de manera muy linda; cada uno hace lo que quiere. Literalmente.