Luego de la muy elogiada novela El hermano mayor, un ejercicio de autoficción que atravesaba a partir de la pérdida de un hermano y que acaba de ser editado en inglés, el escritor Daniel Mella editó Visiones para Emma. Historia fantasmagórica empapada de sus cuestiones personales y del pulso incontrolable del ser escritor, esta novela autobiográfica parte de un autor que lleva una década sin escribir y al que le ofrecen hacer un libro espiritual que, como requisito, tiene que contar con visiones reales de la gente. Visiones para Emma comienza con los encuentros del autor y la editora (entre 2006 y 2010), y de ahí da paso a un relato entre videntes, La novela luminosa de Mario Levrero y Levrero todo, como una influencia; la familia, los éxitos y fracasos de Daniel Mella como escritor y los recuerdos. Recuerdos uruguayos, neoyorquinos, recuerdos de rutinas y de literatura que configuran las visiones de un escritor que se desnuda cada vez más y más en su prosa.

Pertinentes estudios sobre la Guerra Fría Cultural en Uruguay de la década de 1960, la doctora (en Historia por la universidad de Columbia) Vania Markarian, repasa algunas cuestiones no siempre recordadas sobre debates culturales de un mundo que hoy parece prehistórico. Lo hace desde la inversión científica de la Universidad de la República en aquellos años y como se enmarcó en rivalidades locales y presiones más internacionales, que incluyen la CIA, la OEA y organizaciones vinculadas al castrismo. En eso de resucitar viejos debates, Markarian rescata aquellas peleas entre popes de la cultura uruguaya comoEmir Rodríguez Monegal y Angel Rama. En todo el libro está clara la injerencia de la política en, por ejemplo, la investigación científica y cómo los enfrentamientos de aquellos años, se hacía sentir en el centro mismo de la Universidad de la República. Es un buen trabajo para entender, de otra manera, aquella década complicada.