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Escritor fino y de lengua popular

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Enrique Estrázulas. Foto: archivo El País
ENRIQUE ESTRAZULAS, ESCRITOR, FOTO GUIMARAENS, ND 20090917
Inés Guimaraens

Ayer falleció el autor de “Pepe Corvina”, también diplomático y periodista de larga trayectoria.

Tenía seis o siete años cuando en el portón de la casa de la calle Tabaré, un vagabundo pescador vino a decirles a mi padre y a mi tío que había encontrado el mapa del paraíso terrenal y mostraba una lata que la había encontrado entre las chalanas", cuenta Enrique Estrázulas en el documental Emisario del mar de Juan Pablo Pedemonte. "Estaba en un estado de ebriedad, y mi padre y mi tío no tenían ninguna convicción de lo que decía: el único convencido era yo. El señor que tenía ese mapa era Pepe Corvina, un gran nadador de río ancho como mar, estupendo charlista, encantador diciendo mentiras pero el mapa del paraíso terrenal, yo por lo menos me lo tragué. Ahí empezó la historia".

Esa historia es la de una de las novelas más leídas de la literatura uruguaya, Pepe Corvina que Estrázulas publicó siendo un poeta treintañero en 1974. Ayer a los 74 años falleció este escritor, periodista, diplomático y figura imprescindible de la cultura uruguaya del último medio siglo.

"Hay un lugar común que a veces se reitera de una manera un poco hueca pero acá es importante: se trata de la muerte temprana de un gran escritor uruguayo", dice el escritor Rafael Courtoisie quien conoció a Estrázulas, una suerte de mentor para él, cuando era un escritor adolescente novato. "Murió un intelectual muy abierto, algo así como un modelo de antiintelectual en el sentido de una comunicación horizontal, franca, bohemia y tanguera". Courtoisie recuerda que tenía una memoria enorme para letras de tangos. "Y además los cantaba muy bien".

Bisnieto, por parte de madre de Juan Zorrilla de San Martín, Estrázulas pasó su infancia en la Punta Brava, o sea Punta Carretas, en la casa familiar de la calle Tabaré. Allí descubrió una fascinación por la ciudad, por cierta bohemia bolichera y por ese paisaje marino y casi salvaje presente no solo en Pepe Corvina sino también en mucha de su obra.

"Siempre tenía la sensación que el mar pensaba, no con palabras, sino que pensaba comunicándome algo, que no tenía palabras", dijo en el documental de Pedemonte.

Pepe Corvina fue su primera novela y la más traducida en el mundo, pero solo inició una producción sostenida y elogiada. Entre sus novelas figuran Lucifer ha llorado (1980), El ladrón de música (1982), El amante de paja (1986), Tango para intelectuales (1990), Los manuscritos del Caimán (2004), Espérame Manon (2009, finalista del Premio Planeta) y El sueño del ladrón, su última novela de 2013; en 2014 Su-damericana publicó una edición aniversario de Pepe Corvina. También publicó ensayos (incluyendo uno sobre su amigo Alfredo Zitarrosa) y colecciones de cuentos.

El poeta opacado.

Aunque debe su fama a la narrativa, Estrázulas fue un poeta interesante con una obra concentrada en los primeros 10 años de su carrera. Su primer poemario fue El Sótano y es de 1965. En 2013, Ediciones de la Plaza compiló toda su obra diseminada en cinco libros en la antología Claroscuros.

"El narrador eclipsó al enorme poeta que fue Estrázulas", dijo a El País, el profesor y periodista cultural Juan de Marsilio. "Y eso es terrible porque es un poeta riguroso y a la vez llano: el lector promedio con cierta exigencia podría tener allí un reencuentro con la poesía".

De Marsilio recuerda que cuando la edición de Fueye, su segundo poemario, Onetti dijo que la poesía de Estrázulas venía del poeta peruano César Vallejo y de Gardel. "Y es tal cual", dice De marsilio. "No en el sentido de que haya un abuso del lunfardo, que apenas aparece, sino en el tono nostálgico. Y eso se ve también en su narrativa".

Fue, además, un dramaturgo fugaz pero contundente: su Borges & Perón. Entrevista secreta, fue un elogiado éxito cuando su puesta porteña con Víctor Laplace y Duilio Marzio como los improbables protagonistas de su encuentro. En 2009 estrenó La puta y el sacristán en el montevideano Teatro Agadu con dirección de Teresa Acosta.

Amigo de sus amigos, tuvo vínculos estrechos con gente como Julio Cortázar ("No me gusta para nada la gente. Me gusta conversar con el autor de Pepe Corvina, por ejemplo, pero la gente en general no me atrae y soy muy poco sociable", le habría dicho el escritor argentino según le contó a Agustín Courtoisie en El País Cultural); Juan Carlos Onetti ("Onetti fue un padre para mí, aunque nunca quise ser Onetti porque sería un Onettito", le dijo a Julia Moller en una entrevista), Jorge Luis Borges, Juan Rulfo ("me decía Escrápulas y yo le decía Pedro Páramo", contó en otra entrevista) y Alfredo Zitarrosa, con quien tuvo una amistad fuerte, leal y bohemia. Su lista de amigos sería interminable, al igual que la cantidad de anécdotas que solía contar.

"Yo escribo para mí porque es muy difícil escribir para el público, si es que el público no pertenece a los dos lectores que tengo parados sobre los hombros. Yo consulto a seres imaginarios cuando escribo, y eso es también escribir en parte para el público", dijo en una entrevista. Y ese público jamás lo abandonó.

Una cara uruguaya en el extranjero.

Estrázulas estuvo como agregado cultural en Roma, París y Buenos Aires. Pero el literato llegó a ser embajador, también, nada menos que en Cuba, un país que sigue despertando pasiones en la discusión pública uruguaya. Ahí estaba cuando Uruguay y Cuba rompieron relaciones diplomáticas en 2002, con Jorge Batlle como presidente uruguayo. Él ya tenía un vínculo diplomático con el país caribeño: "La experiencia en Cuba fue muy importante, muy interesante (...) Mi bisabuelo, el doctor Enrique Estrázulas, fue protector de José Martí, lo nombró vicecónsul y después cónsul de Uruguay en Nueva York (...)", le dijo a Mauricio Almada en una entrevista en radio El Espectador. También fue un periodista que supo escribir para varios diarios y semanarios: trabajó en El Día, El País y en las publicaciones argentinas La Opinión y Somos.

CUATRO MOJONES.

Pepe Corvina - 1974.

Una de las más importantes novelas uruguayas, una curio-sa mezcla de realismo y fantasía. "Algunos dijeron que era una novela de realismo mágico. Más bien es una novela surrealista. Aunque no creo en definiciones exactas para novelas", dijo el propio autor.

Lucifer Ha Llorado - 1980.

"La locura es mucho más fuerte y menos emocional que en Pepe Corvina (...) Personajes que dan mucho para el análisis (...) para debatir sobre los aspectos psicológicos de los protagonistas de esta estupenda novela", escribió el afamado psicólgo argentino Gabriel Rolón.

Claroscuros - 2013.

Antología que reúne todos sus poema. Onetti escribió esto del poeta en 1969: "Enrique Estrázulas es una asombrosa demostración de que tenemos —ahora y aquí— un poeta extraordinario. De él no habrá más remedio que enterarse y aceptar en el futuro".

El sueño del ladrón - 2013.

Dos novelas con los mismos personajes, según el propio autor cuando este salió a los medios a presentar lo que sería su último relato publicado en vida. Amor y misterios entre un protagonista masculino avejentado y una mujer más joven.

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Enrique Estrázulas. Foto: archivo El País

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