Publicidad

Vancouver: de paseo por la otra Hollywood

Compartir esta noticia
Grant Gustin, el superhéroe

Un recorrido por los rodajes de tres series de televisión: "Flash", "Arrow" y "Supernatural", todas realizadas en la ciudad canadiense.

Grant Gustin entra a uno de los sets de la serie Flash con la parsimonia de alguien que recién comienza la jornada laboral.

Cualquiera que lo haya visto en alguno de los 23 episodios de la primera temporada, podría imaginar que aparecería en un torbellino rojo, a la velocidad del sonido. Pero Gustin se prepara para otro día en la industria televisiva, una que —como buena parte del cine estadounidense— eligió la ciudad de Vancouver para desarrollarse. Mejor ahorrar energías.

La primera temporada de Flash también se rodó en esta ciudad, que ya aglutinó tantas producciones de cine y televisión que es conocida entre los de la industria como "La Hollywood del norte".

Las películas filmadas en Vancouver son tantas que la ciudad ocupa desde hace años el tercer lugar en la lista de lugares donde se hacen más películas estadounidenses, tras Los Angeles y Nueva York.

De acuerdo a datos publicados por el diario local The Vancouver Sun este año, la cantidad de películas y series de televisión filmadas en la ciudad ocupa a un sector que mueve aproximadamente 2.000 millones de dólares anuales. Muchos actores, y algunos técnicos, se radican ahí durante meses para completar las temporadas.

La razón principal para el impulso está en los incentivos fiscales que otorga la ciudad a las compañías e inversores que ubican sus rodajes ahí.

A esta altura, sin embargo, las producciones de cine y televisión también toman en cuenta otras cosas que los estímulos de impuestos. Una de ellas es que la ciudad misma ofrece muchas locaciones. Vancouver puede hacer de Nueva York, Chicago, Detroit o alguna de las tantas ciudades estadounidenses que Hollywood elija. Incluso puede hacer de una ciudad de la India, como en la última Misión Imposible.

Pero Vancouver también cuenta con dos estudios de filmación que impresionan tanto por su tamaño como por su equipamiento: Vancouver Film Studios y Canadian Motion Picture Park.

El País estuvo en el rodaje de tres series de televisión: Flash —la segunda temporada empieza hoy por Warner a las 23:00—, Arrow y Supernatural.

Flash y Arrow (cuya cuarta temporada se emitirá para América Latina el año que viene) se ruedan en Vancouver Film Studios, mientras que la undécima temporada de Supernatural —que también se verá el año que viene en América Latina— se hace en el Canadian Motion Picture Park.

Las dos series sobre los superhéroes de DC Comics comparten los Vancouver Film Studios, no solo por pertenecer a una misma compañía. También porque los personajes cruzan de una serie a otra, para potenciar el interés de los fanáticos de las historietas, que hace años están acostumbrados a leer ese tipo de historias, llamadas "crossovers".

Pero cada una de las series ocupa su propio estudio, uno de los 10 que hay en el predio. La producción de Flash está en el estudio A: más de 2.000 metros cuadrados al servicio de la historia sobre el hombre más veloz del mundo.

El ritmo de trabajo es intenso. El diseñador de producción de Flash, Tyler Harron, es el encargado de un equipo que construye o desmonta cada uno de los sets que se usan en la serie. "Los tiempos de la televisión son muy distintos a los del cine. Cuando trabajo para películas, tengo mucho más tiempo. Acá hay que armar y desarmar todo muy rápido", dice Harron.

Es que las historias pueden demandar muchos cambios a lo largo de los 23 capítulos que dura una temporada. Con todo, algunos de los sets de Harron se mantienen de principio a fin de la temporada, como la estación de Policía de Central City, la ciudad ficticia de Flash.

Afuera de la ciudad, en el Canadian Motion Picture Park, la serie Supernatural también es un ejemplo de la industria televisiva trabajando al máximo de sus capacidades: en ocho días tiene que estar pronto un capítulo, con la aprobación de cada uno de los encargados de los distintos rubros.

Eso pone a prueba a todos los involucrados, desde actores a encargados de efectos especiales, que en una serie como Supernatural son parte esencial del atractivo.

Grant Lindsay es el actual jefe de efectos especiales de la serie. "Hace diez años que estoy en Supernatural", dice. "Cada capítulo de la serie cuesta unos 65.000 dólares en efectos especiales, y tenemos ocho días para completar nuestro trabajo. Un episodio puede abarcar de 30 a 150 planos de efectos especiales. Hay que resolver muchos problemas en poco tiempo, no sólo la realización del efecto visual, sino pensar en su representación. Cuando el guión dice algo así como el alma abandona el cuerpo, tenemos que preguntarnos cómo se vería un alma en televisión, y tener una respuesta", dice Lindsay. Está al lado de un monitor gigante y un libro, La Biblia de los efectos especiales.

Su colega Jeffrey Waneck, diseñador de producción, también está en Supernatural desde el principio, y no cambiaría Vancouver para regresar a Hollywood, donde trabajaba antes. "Acá hemos conseguido una libertad que me gusta mucho, además de que me siento más cómodo entre los canadienses que entre mis compatriotas", dice el veterano experto, cuyo trabajo anterior —Dark angel— fue una serie creada por James Cameron.

Waneck hace para Supernatural lo mismo que Harron para Flash: construye y desmonta las escenografías que se usarán en los capítulos de la serie. Mientras recorre las instalaciones, cuenta de dónde sacó la inspiración para tal o cual escenografía, y los gustos que se da. "Para algunos de los sets de la serie me inspiré en el art dèco, aunque hay que tener cuidado. Esa corriente puede ser empalagosa", dice.

A veces, Waneck puede pasar semanas construyendo una escenografía que se usará en un único capítulo. Otras, puede armar una locación solo porque tiene ganas, como cuando pide que lo acompañen a una escenografía que incluye un vagón de tren, ubicado al lado de un depósito derruido. No era indispensable construirlo, pero Waneck ya consiguió un grado de autonomía de Hollywood que puede permitírselo. "Quería divertirme un poco", dice mientras muestra con orgullo su trabajo.

En el estudio B de los Vancouver Film Studios, en tanto, la cuarta temporada de Arrow incluye una nueva escenografía que ese día está vedada para los teléfonos celulares de los periodistas, porque Warner no quiere spoilers. El temor de que los periodistas revelen detalles visuales o de la trama es tal que a veces los actores consultan con los encargados de prensa antes de contestar una pregunta: "¿Puedo hablar de este tema?".

Alguna foto subida a Twitter o algún comentario imprudente pueden arruinarle el día a algún ejecutivo receloso de una serie.

Pero, en realidad, pocas cosas parecen capaces de entorpecer la maquinaria televisiva que se instaló en la ciudad de Vancouver hace aproxidamente 15 años.

La impresión, por el contrario, es la de una coordinación y un ritmo de trabajo acorde a las expectativas de un público que da por sentado que vive en la "época dorada de la televisión" y que quiere disponer de un enorme menú de opciones.

FLASH.

Telenovela con acción y a máxima velocidad.

La primera temporada de esta serie fue un éxito algo inesperado para Warner, pero también recogió elogios entre los críticos. La revista The Atlantic publicó hace poco una reseña sobre la serie en la que la calificaba como "La mejor serie de superhéroes desde Buffy, la cazavampiros".

La afirmación no es descabellada. Flash mezcla la acción y los efectos especiales indispensables en una serie sobre superhéroes, con una historia que aún tomándose grandes libertades permanece fiel al espíritu del personaje. Como también ocurre en el Hombre Araña, en Flash los aspectos de telenovela de la historia —amores imposibles, búsqueda de identidades, dinámicas familiares— son parte esencial del relato.

Gran parte del mérito le corresponde al elenco, que funciona con mucha fluidez. Ahí se destacan dos nombres: Grant Gustin, que probablemente no consiga el papel principal cuando Flash pase a la pantalla grande, pero que en la chica parece hecho para el personaje. Y Tom Cavanagh, quien como el cerebral Doctor Wells es tanto el mentor como el archienemigo de Flash.

La evolución de esos personajes es uno de los principales logros de la primera temporada, que funciona como un eficaz y colorido entretenimiento para muchos públicos, pero que encuentra su destinatario natural entre el adolescente que dejamos atrás: el que iba descubriendo paulatinamente —a veces con alegría, otras con cierto pudor— los cambios en el cuerpo y en el carácter. La segunda temporada tendrá un tono más adulto. Se verá si la era de la madurez le sienta tan bien a Flash como la adolescencia.

Grant Gustin, el superhéroe
Grant Gustin, el superhéroe
Cuidados intensivos para Flash una de las escenografías fijas de la serie
Cuidados intensivos para Flash una de las escenografías fijas de la serie
Grant Gustin arranca la jornada con dos conferencias de prensa
Grant Gustin arranca la jornada con dos conferencias de prensa
Hasta los superhéroes necesitan cafeína, parece.
Hasta los superhéroes necesitan cafeína, parece.
Candice Patton interpreta a Iris West, el amor de Flash
Candice Patton interpreta a Iris West, el amor de Flash
Nuevos enemigos para el héroe de Central City en la segunda temporada
Nuevos enemigos para el héroe de Central City en la segunda temporada
Tyler Harron, fanático de Nine Inch Nails y diseñador de escenografías
Tyler Harron, fanático de Nine Inch Nails y diseñador de escenografías

El País estuvo en la ciudad donde se filman muchas de las series de televisión éxitoFABIÁN MURO - EN VANCOUVER

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad