Crítica

"No me las toquen" es una comedia bien eficaz sobre la crisis de tres padres

Fernán Cisnero

Hay una tendencia, totalmente justificada a confiar poco en películas que, en castellano, se llaman No me las toquen. Se entiende, uno se termina cansando de tanta zoncera siempre con un pie en la chabacanería.

Igual conviene a estar pendiente a algunas señales. No me las toquen, para el caso, está producida por Seth Rogen, en el elenco está Leslie Mann, quien suele estar en las películas de su esposo, Judd Apatow, quien aquí figura en los agradecimientos y es como el Orson Welles (bueno, es un poco mucho) de la nueva comedia americana. Los tres han estado en comedias bien eficaces como Supercool, Ligeramente embarazada y Virgen a los 40.

No me las toquen es la historia de dos padres y una madre que descubren el pacto de sus hijas para perder la virginidad en la noche de graduación. Los tres son distintos: Mitch (John Cena) es buenísimo y no quiere que nadie toque a la nena, Lisa (Mann) es una madre soltera que está como loca porque su hija se va a la universidad y Hunter (Ike Barinholtz) es un padre ausente que espera recuperar el tiempo perdido. Los tres se embarcan en una aventura nocturna que tiene un montón de groserías que no son para todo el mundo. Funcionan muy bien, además, los gags sobre la brecha generacional ejemplificada en un curso acelerado para descifrar emojis.

Lo que diferencia a No me las toquen es que en el fondo tiene corazón cuando habla de cosas bien importantes: cómo lidiar con el nido vacío cuando los nenes se van de casa. Y lo hace con buen humor que ayuda mucho.