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Cómo terminar una obra maestra

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The Other Side of the Wind

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Peter Bogdanovich cuenta cómo completó la última película de Orson Welles que ya está en Netflix

Como Sísifo, el rey mitológico condenado a pasar la eternidad tratando de cargar una roca cuesta arriba, solo para verla caer de nuevo en el último instante, el escritor/actor/director Peter Bogdanovich pasó más de 30 años tratando de traer la última película de Orson Welles a la pantalla grande.

Welles comenzó The Other Side of the Wind en 1970 y trabajó seis años en el proyecto, filmó 100 horas de material, pero se quedó sin dinero. Sin embargo, al principio de la producción llevó a su amigo y protegido, el joven director Peter Bogdanovich, a almorzar.

“Peter”, dijo, “si me llega a pasar algo, prometeme que terminarás la película”.

“Ay, Orson”, dijo Bogdanovich, quien para entonces ya era una de las estrellas de la película, “nada te pasará. ¿Por qué dices eso?”.

“Orson dijo: ‘Eres la única persona en la que puedo confiar’”, recordó Bogdanovich, que ahora tiene 79 años y conoció a Welles en 1968.

“Había escrito una monografía sobre Orson en 1961 para el Museo de Arte Moderno, cuando hicimos una retrospectiva sobre él”, continuó. “Se la envié, y siete años más tarde me llamó. Dijo: ‘Has escrito las palabras más genuinas que se hayan redactado sobre mí en inglés. ¿Quieres ir por un trago mañana al Polo Lounge?’”.

Así comenzó su amistad.

Juntos empezaron un libro, Ciudadano Welles que terminó por publicarse cuando Welles, que falleció en 1985, ya no estaba y dejó sin terminar The Other Side of the Wind. Recién ahora Bogdanovich, con la ayuda del productor Frank Marshall y un grupo de personas dedicadas a la memoria de Welles, pudo cumplir su promesa.

La película, que está en Netflix, la estelariza John Huston como un director en una etapa difícil pero está intentando restablecer su carrera en Hollywood con una nueva película. A Welles le pasaba lo mismo.

Susan Strasberg interpreta a una crítica de cine mientras que Oja Kodar, la compañera de Welles, es una actriz que casi no habla. Bogdanovich es un joven director, que en ese entonces lo era en la vida real.

Variety dice que The Other Side of the Wind es “una película excéntrica, bastante entrecortada, pero muy fácil de ver, y Orson Welles está bastante vivo en ella. Puedes sentir la intensidad de su ADN en la atmósfera siniestra de depravación estridente y oscura”.

¿Qué opina Bogdanovich?

“Orson no hizo una película poco interesante”, dijo. “Terminó 13 proyectos y todos son interesantes y de buena calidad. Esta es una adición maravillosa a la colección”.

“Imagina si se hubiera lanzado en los setenta”, continuó Bogdanovich. “Habría impactado a la gente. Aún es fresca y moderna, no resulta obsoleta”.

“Orson era un gran artista estadounidense”, concluyó. “Desafortunadamente, acá no celebramos a nuestros artistas”.

Mientras crecía en Kingston, Nueva York, a Bogdanovich le fascinaban las películas.

“Siempre quise ser un actor de cine”, dijo. “Comencé a actuar profesionalmente a los 16 años y estudié actuación durante cuatro años con (la famosa profesora de actuación) Stella Adler. Dirigí siete u ocho obras de teatro, y después me dediqué a escribir (crítica de cine) para Esquire. Después mi objetivo fue dirigir películas”.

Orson Welles
Vea el tráiler de "The Other Side of the Wind", la última película de Orson Welles

“Mi padre, que era pintor y tenía un conocimiento enciclopédico de la pintura y la música, me dio un consejo”, continuó Bogdanovich. “Si vas a ir tras una carrera como esa, ve a conocer a los grandes directores que aún están vivos y hazles preguntas… no solo para que divulgues la información al público, sino también para ti’”.

El joven, quien se convertiría en cineasta, buscó y entrevistó a iconos como John Ford, Howard Hawks y Jean Renoir, quien fue particularmente útil.

“Quizá fue el que más me animó”, dijo Bogdanovich. “Era inspirador, lleno de alegría y buenos consejos”.

“Hawks me dijo. ‘Siempre haz un corte cuando la acción continúa y tu audiencia no se dará cuenta”, continuó. “Es un consejo muy sencillo, y pienso en él en todas las películas. Ford me dijo: ‘La mayoría de las cosas buenas en las películas pasan por accidente’”.

Bogdanovich obtuvo su primer trabajo como director por accidente, cuando conoció al productor de Clase B Roger Corman en una proyección. Corman le dio la oportunidad de dirigir Míralos morir (Targets, 1968), un thirller protagonizado por Boris Karloff. Tenía 29 años.

“Los primeros años de los setenta fueron buenos para mí”, dijo Bogdanovich. “Tuve tres éxitos consecutivos”.

Esos éxitos siguen siendo clásicos. La última película fue nominada a ocho Oscar, entre ellos mejor película, mejor director y mejor guion adaptado, y ganó dos, para Cloris Leachman como mejor actriz de reparto y para Ben Johnson como mejor actor de reparto.

¿Qué pasa doctor? (1972), con Barbara Streisand y Ryan O’Neal, es un homenaje a las comedias “screwball” de los treinta y Luna de papel (1973), con O’Neal y Tatum, su hija de 10 años, es una comedia sobre un estafador que le consiguió un Oscar a Tatum O’Neal como mejor actriz de reparto.

“Después tuve tres fracasos consecutivos: Daisy Miller (1974), Al fin llegó el amor (1975) y Aquella locura del cine (1976)”, dijo Bogdanovich. Estas dos últimas se vieron “afectadas por cosas tontas relacionadas con el estudio y por errores de cálculo”.

Entre sus directores actuales favoritos, dijo, están Wes Anderson, Noah Baumbach y Alfonso Cuarón. No obstante, se enfrentan a una industria que no los favorece. “En Hollywood, todos imitan a los demás”, dijo . “La idea de gastar una fortuna en una película y esperar recuperar toda la inversión en el primer fin de semana no fomenta el buen trabajo".

Pero hoy, su prioridad es que The Other Side of the Wind se reconozca como una película importante. Está convencido de que Welles habría aprobado la edición final.

“No filmamos nada”, dijo. “Orson lo hizo todo, pero no le permitieron terminar de editarla. Teníamos 40 minutos de material editado y usamos eso como patrón para saber cómo manejar el resto”.

“La edición actualmente es mucho más barata porque todo es digital”, continuó Bogdanovich. “Puedes hacer una película con mil dólares. A Orson le habría encantado”.

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