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Siempre se vuelve al infierno de Fargo

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Martin Freeman (como Lester Nygaard) en la serie Fargo (2014), ganadora del Emmy a la mejor miniserie del año.

Aquella película de los hermanos Coen podría ser vista de antemano como una película chiquita, independiente, casi de cámara. Nada que ver: Fargo se hizo de siete nominaciones al Oscar (ganó dos: Mejor Guión Original y Mejor Actriz Principal, Frances McDormand), fue la mejor película de Cannes en 1996 y desde 2006 integra el catálogo canónico del National Film Registry, o sea las películas que el Congreso de Estados Unidos considera imprescindible preservar.

Es mucho para una película dirigida por dos directores que por entonces parecían bastante independientes que contaban un suceso policial en el frío de Minnesota investigado por una policía embarazada. Vista hoy, desde la primera escena en el que el blanco del paisaje es invadido por las luces de un auto, Fargo sigue siendo un viaje que vale la pena hacer. Es junto con Simplemente sangre, De paseo a la muerte, Barton Fink, El gran Lebowski y Inside Llewyn Davis, de los mejor de los hermanos Joel y Ethan Coen.

Ambos figuran como productores ejecutivos de Fargo, la serie que apela al mismo espíritu, al mismo paisaje y al mismo clima (y a la misma mentira de que se basa en un hecho verídico), para contar una historia de miserias humanas en una Minnesota inclemente. La serie la estrenó esta semana Direct TV en su canal exclusivo OnDirect.

Volver al pueblo.

Fargo, la serie, no transcurre en Fargo, sino en Bemidji, Minnesota, un pueblo que comparte galaxia con el de los Coen. Allí llega Lorne Malvo (Billy Bob Thornton), uno de los grandes villanos de la televisión moderna: es como Walter White o Gru antes de Mi villano favorito 2. De malo, no más, mete en problemas a Lester Nygaard (Martin Freeman) un mentecato local. Son problemas serios: ya en el primer episodio de la serie incluyen a un mafioso, a una mujer y a un policía asesinados. En los 10 episodios, una mujer policía (Allison Tollman) y un policía (Colin Hanks) se empecinan en encontrar a los culpables. La temporada es autosuficiente: al igual que en True Detective —con la que Fargo compite y muchas veces gana—, la segunda temporada es independiente de la primera. Según el tráiler transcurre en 1979, los protagonistas son Ted Danson y Patrick Wilson y puede ser visto como una precuela.

En la primera temporada, el tono es de una comedia negra de la misma calaña que aquella película con la que no tiene más vínculo que el mismo escenario helado y la zoncera rural de algunos de los personajes. Es una serie ideal para hacer binge-watching, o sea el visionado compulsivo de un programa. Con 10 episodios ya se está al día y listo para la segunda temporada que se estrena en octubre.

Al universo Fargo hay que sumar la circulación online de Kumiko, the Treasure Hunter, la historia de una japonesa que sale a buscar el botín que el personaje de Steve Buscemi esconde en la planicie nevada al final de la película. Varios medios extranjeros ya la consideran (con razón) una de las películas del año. Está dirigida por otros hermanos, los Zellner, y es un viaje melancólico de una muchacha japonesa hacia el frío Dakota del Norte a buscar un tesoro improbable. Habla sobre la testarudez de algunos sueños y la fuerza de las imágenes de cine, entre otras cosas que la convierten en una digna sucesora de una película chiquita que no para de crecer.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Martin Freeman (como Lester Nygaard) en la serie Fargo (2014), ganadora del Emmy a la mejor miniserie del año.

Una serie recupera el universo de los hermanos Coen

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