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El retrato de un pueblo bajo el agua y el fútbol

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Filmando en un pueblo donde el agua es una constante. Foto: Emiliano Mazza De Luca
Emiliano Mazza De Luca

El documental Nueva Venecia, muy elogiado en Guadalajara.

El documental de Emiliano Mazza de Luca, Nueva Venecia, conquistó el interés de los espectadores y de varios jurados del Festival de Guadalajara, que empatizaron con el retrato de un pueblo de 3.000 habitantes que lleva 140 años viviendo entre el cielo y el agua. La comunidad Nueva Venecia ni siquiera se ve en el mapa: es un punto dentro de la enorme ciénaga de Santa Marta, en Colombia. Para llegar, hay que cruzar dos ríos y atravesar terrenos durante una hora. Entonces, los árboles, las aves y los sonidos se transforman, y en el horizonte se vislumbra un pueblo de pescadores fanáticos del fútbol, que vive en un paraíso con olor a excremento, calor sofocante, escasa electricidad y sin agua potable; en un rincón de tierra firme hay un estadio con suelo de arena que cada año se destruye por las lluvias.

Mazza cambió de vida hace seis años, y dice que el agua tuvo mucho que ver con eso. Primero quiso ser profesor de matemáticas y vendió tiempos compartidos, conocimientos que asegura le sirven ahora que se dedica al cine, por ejemplo para conseguir socios en Colombia y en México interesados en que un uruguayo filme la rutina de un lugar desconocido que fue masacrado por paramilitares hace 15 años.

Su primera experiencia detrás de cámaras fue durante el rodaje de El Curro Jiménez a mediados de 1990. Luego, ayudó a fundar la productora publicitaria París Texas, donde también se rodaron varios cortos, entre ellos Ataque de pánico, que llevó a Federico Álvarez a Hollywood.

Fue por esa época que un colega le contó de Nueva Venecia, y Mazza pensó en lo transgresor que sería realizar allí un documental publicitario con el fútbol como eje: "Me imaginaba un rodaje como los que yo sabía hacer: 30 técnicos, helicópteros, generadores, es decir, transformar la vida del pueblo, y vendérselo a una marca como Adidas", recuerda ahora con una sonrisa, porque esa manera de ver el mundo ya no la tiene y porque un helicóptero hubiera volado los techos de las casas, para empezar.

En 2010, cuando dejó la oficina, se embarcó en dos documentales simultáneos: el compendio de cortos Multitudes (que se estrenará cerca de julio) y en Vida a bordo, un proyecto que se encuentra editando y que registra la vida en un barco de carga que navega desde el puerto de Montevideo hasta el de Asunción.

Hace tres años comenzó a filmar Nueva Venecia, otra vez metiéndose en el agua. ¿Por qué? "No tengo ningún tipo de fe religiosa pero me doy cuenta de que en el agua encuentro contacto con algo superior, es allí donde tomo las decisiones más importantes", explica.

El secreto para conseguir un retrato sensato sobre la vida en un edén con pasado sangriento y un presente miserable, fue establecerse como un poblador más. Mazza y su productora y pareja Martha Orozco, se instalaron en una casa de Nueva Venecia para convivir con sus habitantes, aprender su rutina ("que se repite día tras día") y la importancia del fútbol como la única posibilidad de una vida mejor para los jóvenes; aunque todavía ninguno lo consiguió. Se marcharon con una película en la cabeza, y obtuvieron fondos colombianos para regresar y filmar un corto, formato que fue fundamental para definir la estructura del documental.

Con nuevos socios (ninguno uruguayo), la dupla volvió acompañada de una sonidista y de un fotógrafo dispuestos a vivir en condiciones extremas y hacer una película subidos a una canoa. Desde el exterior, sólo recibían encomiendas con agua potable.

El mayor riesgo era mostrar la belleza y la pobreza de la comunidad sin caer en la "porno miseria", reto que consiguieron superar. "Es un lugar idílico, bello: así lo vimos y así lo queríamos retratar, pero las condiciones de higiene (no hay saneamiento), climáticas (40°) y sonoras eran contaminantes, tuvimos que aprender a manejarlas técnicamente", explica Orozco.

Luego de cuatro etapas de rodaje, el director preparó dos cortes: uno televisivo (que se emite desde el año pasado en Colombia con gran éxito) y otro cinematográfico, que comenzó su recorrido en Guadalajara. Los primeros en ver la cinta fueron los locales: "Como la cancha estaba inundada armamos una pantalla en el patio de la iglesia. Fueron casi todos. Era la primera vez que veían una película juntos y la primera vez que se veían en pantalla".

Relación que quiere ir más allá del rodaje

El vínculo con el pueblo Nueva Venecia luego del rodaje y la exhibción del documental continuará.

El equipo de filmación se comprometió a devolver, con diversos artículos y ser-vicios, parte del favor que les hizo el pueblo cuando éste les otorgó parte de su historia para que se pudiera llevar a cabo el rodaje del documental.

Por esa razón, se organizó una campaña social denominada "La revancha" que ya logró hacer llegar a Nueva Venecia ayuda médica, lentes, zapatos para jugar al fútbol, indumentaria deportiva y productos higiénicos. También logró que dos exfutbolistas de renombre y trayectoria en la historia del balompié colombiano como "Chicho" Serra y "Gato" Pérez, visiten próximamente Nueva Venecia donde seleccionarán al que consideren el mejor jugador del pueblo para luego llevarlo a Medellín y ahí formarlo. ¿Qué faltaría todavía? El acceso al agua potable. Sin embargo el equipo de producción no se da por vencido. "Esto es lo menos que podemos hacer por un pueblo que nos cambió la vida", declararon los responsables de la iniciativa.

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Filmando en un pueblo donde el agua es una constante. Foto: Emiliano Mazza De Luca

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