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"En la puta vida": detrás de un hito del cine local

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Beatriz Flores Silva

SECRETOS DEL CINE URUGUAYO

La película de Beatriz Flores Silva aún es la más vista del cine uruguayo, y esta es su historia

En la puta vida (2001) es la película uruguaya más vista de todos los tiempos, y curiosamente, mantiene ese récord: el año pasado estuvo entre las más visitadas de la plataforma de streaming Retina Latina, según contó a El País su directora Beatriz Flores Silva. Y como suele ocurrir con todo hito, este también tiene su historia.

Yo no conozco lo que es un rodaje fácil. Siempre los desafíos son mayores que las posibilidades. En la puta vida fue rodada en Uruguay y España, y rodar en Barcelona no tenía, en aquella época, los mismos costos que en Uruguay. En Uruguay era mucho más barato y además contamos con muchos apoyos, porque el cine nacional era todavía bastante incipiente, y había mucha más apertura de esponsors a colaborar, no con dinero pero sí con servicios. Pero en España no. Allí, esta era una película más, y había que pagar los precios que había que pagar”, explicó vía telefónica la directora, desde Bélgica, contando cómo en Barcelona hubo que estirar al máximo los recursos.

“El presupuesto era muy elevado y nosotros no habíamos reunido todo el dinero. Había que usar mucha creatividad, y rodar jornadas muy extensas. En Barcelona contratamos un equipo de producción que no era 100 % experimentado: la experiencia la llevábamos nosotros, y por lo tanto además de hacer nuestro trabajo, teníamos que dirigir también el trabajo de ellos”, dijo.

En la puta vida
En la puta vida, un elenco variado de uruguayos y extranjeros (con Martha Gularte). Foto: Difusión

Claro que a los problemas presupuestales se les contraponía toda la atrapante aventura del propio rodaje, que contó con un elenco uruguayo y extranjero, entre quienes estaban Mariana Santángelo, Silvestre, Andrea Fantoni, Ileana López, Augusto Mazzarelli y Martha Gularte. “Fue un encuentro encantador: Martha Gularte era una personalidad tan rica. Incluso nos prestó cosas del decorado. Y muchas réplicas que ella dice en la película, fueron tomadas de lo que ella dijo cuando hacíamos los ensayos. Además, es una técnica que yo utilizo mucho: trabajar con las improvisaciones de los actores”, recuerda Flores Silva.

El anecdotario del rodaje es vasto. “Una de las locaciones fue por una placita por Jacinto Vera, y los vecinos nos dieron alojamiento, porque se rodó de noche y hacía frío. Y había un carro de bomberos, que producía el efecto de lluvia. Y hubo una toma que se hizo como cinco veces, y cada vez que había que repetirla, en las casas de los vecinos nos secábamos, y secaban la ropa con estufas. Y mientras, nos daban caldo de pollo caliente, por el frío”, recuerda Augusto Mazzarelli, quien hacía del marido infiel que engañaba a su mujer (Ileana López) con una amante (Mariana Santángelo), que finalmente buscaría abrirse camino en Barcelona, donde cae víctima de una red de trata de mujeres.

“Creo que la película también fue bastante importante porque tocó una temática. En general, en lo que tiene que ver con la prostitución, la gente juzga a la prostituta. Y como había hecho en Pepita, la pistolera, lo que hice fue ir a buscar la otra cara de la historia”, dice la directora.

En la puta vida
En la puta vida, una historia triste, con toques de humor y ternura. Foto: Difusión

“Yo quise mostrar qué hay detrás de una prostituta que cae en una trampa de una red de traficantes de mujeres. Investigué, hablé con muchas prostitutas, y pude ir más allá del cliché de que la prostituta es alguien que está como muriéndose de hambre, y que como último recurso, se prostituye. Yo cambié bastante mi visión sobre eso, cuando me di cuenta que detrás de la prostitución, había mujeres que querían cumplir un sueño, y que vivían en un país y una circunstancia y una clase social, que no les permitía cumplir su sueño”, agrega Flores Silva, quien para que la película tuviera todo el mismo idioma, cambió la historia original (la película está basada en el libro El huevo de la serpiente, de María Urruzola), y trasladó las acciones de Milán a Barcelona. 

“Y desgraciadamente, después el tiempo demostró que ese tipo de historias sucedían también en España: uruguayas que terminaban en España en vez de en Italia, trampeadas con la misma situación”, explicó Flores Silva.

Sobre la recepción crítica de la película, Flores Silva afirma algo curioso: “Cuando la película salió, lo que recuerdo fue una crítica muy positiva. Luego vi como una transformación a lo largo de los años. Y de golpe la película pasó a ser tildada de comercial. Yo trabajé siete años en esa película (nos presentamos a 40 fondos), para llevar al público un mensaje del punto de vista social. Es muy extraño que se la haya tildado de comercial. Es algo que no solo no comparto, sino que no entiendo. Y me pregunto si detrás de eso no hay una dificultad de aceptar que fue la película más vista del cine uruguayo”, remata la directora.

En la puta vida
"En la puta vida", una película que supo alternar humor y ternuca con denuncia social
foco

Entre la tragicomedia y el detalle

 “Yo soy tragicómica, mi vida es así, tragicómica, y por eso es un género que me interesó, tanto en En la puta vida como antes, en Pepita la pistolera. Es una manera de ver el mundo, que también tiene que ver con un interés: hacerle pasar historias fuertes y mensajes importantes, a un público que también busca entretenerse. Atraer al público con el humor, y cuando el espectador se va del cine, que tenga muchas cosas en las que pensar, en general sobre temas de nuestra sociedad uruguaya”, explica Beatriz Flores Silva al analizar su obra.

Otra clave tiene que ver con el modo en que la directora trabajó con los actores. “Beatriz es muy detallista, está siempre muy cerca del trabajo de los actores”, comentó Andrea Fantoni, quien todavía recuerda una noche de rodaje en el casco antiguo de Barcelona. “Fue una madrugada superintensa de trabajo. Repetimos la escena varias veces y me pasé muchísimo tiempo tirada ahí”, recuerda.

Beatriz es como un entrenador de boxeo. Ella está en cada momento, sigue mucho al actor, aunque sea un extra. Y sabe mucho de actores, de la actuación. Y eso en el cine me parece que falta: directores que conozcan a los actores, que sepan llevarlos, que te encaminen. Y que sean claros. En general hay otros directores que no saben mucho qué hacer con el actor. Y en eso, ella es muy buena. Tal vez con los técnicos no se lleve tan bien, pero a nivel actoral es increíble”, comentó Ileana López a El País.

La película, en el momento, fue como una revelación. Aunque siempre a Flores Silva se le va un poco al final, una cosa medio triunfalista”, agrega López.

“La película tuvo un alto impacto en el público, tanto que me reconocían en la calle. Una vez iba manejando y paré en un semáforo, y había dos ómnibus, con gente que se iba como de vacaciones. Y uno me reconoció y gritó que en ese auto iba Lulú, que era el nombre de mi personaje. Y empezaron a rodear el auto y a gritarme: ‘Lulú, Lulú’. Y esas cosas son las que te demuestran cuándo una película se hace realmente popular”, recuerda Fantoni a la distancia.

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