Publicidad

"Nueve reinas", un clásico argentino que hace 20 años se estrenó en Uruguay

Compartir esta noticia
Nueve reinas

Aniversario

La película de Fabián Bielinsky con Ricardo Darín y Gastón Pauls mantiene sus encantos con su historia de estafadores en una Buenos Aires salvaje y amoral

Nueve reinas
Bredice, Fonzi y Darín, una familia en problemas en "Nueve reinas"

Es de esas efemérides que ameritan lugares comunes sobre cómo pasa el tiempo o que a pesar de que 20 años no serían nada está claro que son un montón. Todo para decir que el 6 de abril de 2001 se estrenó en Uruguay, Nueve reinas, la película que, para muchos, reivindicó al cine argentino. Y eso no era fácil.

Quizás fuera —por buscar razones de cosas que son inexplicables— porque demostraba después de mucho tiempo que los vecinos podían hacer películas populares de factura internacional. Y que muchos detalles que se solían dar por descartados (un buen guion, para empezar) estaban más que contemplados.

Todo eso se debía a Fabián Bielinsky, quien, a los 41 años, debutaba como director con una película que conserva intacta su estatura de clásica; está para ver en el servicio Flow de Cablevisión. Y que escribió una historia policial que transcurre en un logrado ambiente porteño que en el cine argentino habría que rastrearlo por el lado de José Martínez Suárez o Adolfo Aristarain aunque Bielinsky era un distinto (y seguramente mejor).

El otro gran secreto son sus tres protagonistas: Ricardo Darín, Gastón Pauls y Buenos Aires. Darín, que aún no era una estrella de cine, es Marcos, un estafador de poca monta que se cruza con el botín de unas estampillas conocidas como las nueve reinas. Lo acompaña Juan (Pauls), aprendiz con pinta de estafador pudoroso y obsesión por Rita Pavone.

Originalmente Bielinsky pensó en “Puma” Goity y Leonardo Sbaraglia para los papeles principales, lo que hubiera cambiado totalmente el tono de la película.

La anécdota los sigue durante un día cuando juntos intentan engatusar a un filatélico millonario español. Por ahí andan los hermanos de Marcos, quien es un crápula de una sola pieza, interpretados por Leticia Brédice y Tomás Fonzi, que están jovencísimos.

Con han repetido muchas veces, la primera vez que vieron el producto terminado Darín y Pauls, no quedaron convencidos y el productor aspiraba a unas tímidas 250.000 entradas vendidas: fue elogiada por los críticos, recibió premios en festivales y vendió más de un millón y medio de boletos. Era, por lo visto, una película engañosa.

Transcurre, además, en una Buenos Aires distinta. La ciudad está repleta de peligrosos códigos secretos y de una fauna de “descuidistas, culateros, abanicadores, gallos ciegos, biromistas, mecheras, garfios, pungas, boqueteros, escruchantes, arrebatadores, mostaceros, lanzas, bagayeros, pequeros, filos”, según pasa revista el propio Marcos quien bien podría integrar varias de esas categorías.

Buenos Aires es amenazante, fría, cosmopolita y a la vez da señales de una crisis económica y moral que estaba a la vuelta de la esquina. Marcos con su barba candado y sus patillas es en ese sentido, es un producto de ese universo corrupto, amoral. Pero también Juan, con su carita de buen nieto.

Todo eso se perdió en una remake en Hollywood que se llamó Criminal y que tenía a John C. Reilly como Marcos y a Diego Luna como Juan, un miscasting así de grande. Es un milagro que hayan podido hacer algo tan malo partiendo de algo tan bueno. Bielinsky no participó de ese proyecto y, alguna vez lo contó Darín, ni siquiera lo dejaron visitar el rodaje.

Hubiera ayudado porque aunque debutante como director de largometrajes, Bielinsky tenía una larga carrera. Fue asistente de dirección en la película de Carlos Sorín con Daniel Day Lewis (¡y Eduardo D’Angelo!), Eversmile, New Jersey; en No te mueras sin decirme adónde vas de Eliseo Subiela; en Cohen vs. Rossi de Daniel Barone y en el documental La república perdida 2.

Bielinsky murió seis años después de Nueve reinas con una sola película más, El aura, un oscuro thriller psicológico con Darín, en el que mostraba otra faceta que ampliaba la expectativa por el resto de su carrera. Tenía el potencial para convertirse en el gran director argentino de su generación (con su combinación de mainstream y sensibilidad independiente), una condecoración para la que, aun con una filmografía tan limitada, tiene todos los méritos.

“Esta película trata sobre la manipulación”, le dijo Bielinsky a la revista especializada Nitrate cuando el estreno de Nueve reinas en Estados Unidos revelando la propia naturaleza tramposa de su guion. “Y mi propio pensamiento al escribir fue hacer que la audiencia fuera (en cuanto a emociones, información e identificación) hacia puntos específicos. Y luego sorprenderos a todos en momentos particulares, dejar que la gente pensara que podía adelantarse y luego contradecir eso. Tenía la ventaja que la mayoría de las películas de hoy son tan predecibles que es muy fácil engañar al público. En términos de personaje no quería que nadie predijera nada. Quería tener una contradicción interna, así que en el momento en que empiezas a pensar, ‘Está bien, va a hacer esto’, que el tipo va a ser amigo, se abre una puerta y sale un monstruo”.

Vista hoy Nueve reinas es un caso raro: una película que esconde sus cartas y sabe cómo embaucarnos. Y siempre caemos en su trampa.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Ricardo DarínGastón Pauls

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad