CRÍTICA
Crítica a la película Nacido para ser rey, que se estrenó el 28 de febrero
La leyenda del Rey Arturo es una de esas historias que el cine ha sabido sacarle provecho en innumerables ocasiones.
Después de la olvidable El Rey Arturo: La leyenda de la espada (Guy Ritchie, 2017), llega una versión más infantil pero que mantiene la historia legendaria. Nacido para ser Rey toma la historia de Arturo y sus caballeros, llevándola a los tiempos actuales con Alex (Louis Ashbourne Serkis, hijo de Andy), como el adolescente que saca la espada de la piedra.
Este nuevo rey es un gordito bonachón que asiste al liceo y siempre está para sus amigos, a quienes conocemos siendo molestados por los “reyes de la secundaria”, un par de bravucones que esconden sus inseguridades lastimando a los demás.
Y al igual que Arturo, que hizo aliado a sus enemigos, este nuevo rey también hará que los matones sean sus amigos para enfrentarse a la poderosa Morgana, que quiere el trono y dominar el mundo.
Título original: The Boy Who Would Be King.
Fotografía: Bill Pope.
Edición: Paul Machliss y Jonathan Amos.
Duración: 120 minutos.
Con la ayuda de un simpático Merlín y solo un par de aliados, Alex tendrá que conocer sus orígenes en una carrera contra reloj para evitar que la hechicera cumpla con sus planes.
Con la campiña inglesa y Londres como fondo, Joe Cornish (guionista de Las aventuras de Tin Tin y Ant-Man) dirige esta aventura llena de misterios y simpáticos personajes, sin olvidarse de la leyenda en la que se basa. Todo contado con un divertido guion, mucha acción y vistosos efectos visuales, adaptando de paso una vieja historia a los tiempos que corren.