Cítica

"Depredador: La cacería ha evolucionado" es más de lo mismo 30 años después

Fernán Cisnero

Es un gran disparate, claro, pero eso es parte de la diversión. Depredador: la cacería ha evolucionado se comporta como si los ochenta nunca se hubieran terminado con su fantasía de alinígenas feísimos de los que los humanos somos presa fácil. Lo que consigue Shane Black es una actualización respetuosa de su antecendente al que, básicamente, potencia en acción y en sangre.

La historia es pura testosterona y combina mucha escena gore, unos buenos que usan métodos tan violentos como las bestias del espacio exterior, unos villanos de una pieza y hasta alguna cita a Atrapado sin salida que, quizás pueda ser vista como un comentario sobre el estrés postraumático que dejan algunas guerras actuales. A eso se suma, un niño muy a lo Spielberg, una científica que, por lo visto, tiene entrenamiento militar, y algunos otros apuntes bien traídos de los pelos.

Esa es parte de la gracia y si el contrato de lectura que uno hace con Depredador: la cacería ha evolucionado es el pasar un buen rato con algún sobresalto y ojos de adolescente es el lugar indicado. Hay algo de humor que es usado para su propio provecho, un recurso que Black ha sabido manejar en sus películas anteriores que no estaban nada mal. Un tono excesivamente violento es un poco preocupante.

Así se divertía la gente en la década de 1980 y así, por lo visto es como nos seguimos divirtiendo.