En algunas semanas, el cineasta Rodrigo Plá y su esposa y guionista Laura Santullo, volverán a Venecia, al festival de cine donde comenzó su carrera.

En esa "muestra dinámica" fue que en 2007 presentaron su ópera prima, La Zona, y partieron con un premio, excelentes críticas y el recuerdo de un público entusiasta y expresivo. Ahora vuelven con nueva película, Un monstruo de mil cabezas.

La dupla, nacida en Uruguay pero establecida en México desde niños, y donde rodó Desierto adentro (2008) y por un par de años, Plá y Santullo intentaron hacer cine en Uruguay. Filmaron y estrenaron una de las mejores películas de la cinematografía local, La demora (2012), que a pesar de elogios y premios entre ellos en el Festival de Berlín—, no consiguió público.

"Tenemos esta doble nacionalidad que queremos vivir, pero también queremos seguir haciendo cine y en Uruguay la profesionalización no está del todo clara: no alcanza para financiar la vida cotidiana", explican. Volvieron a México con un proyecto a medio camino, la seleccionada Un monstruo de mil cabezas, un thriller que sigue ahondando en su temática preferida: la ausencia del Estado y cómo se organiza, en consecuencia, la sociedad, con una forma de vida cada vez más privatizada. Ahora lo hacen con un enfoque vinculado al sistema de salud. "No se puede arrancar a hacer una película desde el discurso, pero uno inventa historias y con el tiempo se da cuenta de qué venía hablando con su obra", dice Plá.

A su productora Buenaventura, asociaron al uruguayo que coprodujo La demora: Sandino Saravia. "Desde hace unos años se instauró en México un fondo de financiamiento que permite que las empresas destinen el 10% de sus impuestos a hacer películas. En un país en crisis en varios sentidos, puedo decirte que se está viviendo una bonanza cinematográfica", dice Plá. Eso permite que se filmen 100 películas al año.

Un monstruo de mil cabezas consiguió el apoyo de este fondo y de privados. La mecánica de realización se repite: Santullo piensa en una historia, le da forma narrativa y la transforma en un guión. Plá armó un entorno de colaboradores técnicos justo a los cuales piensa y planifica el tono y la forma de la película. Entre ellos está María Secco (La demora, Tanta agua), directora de fotografía uruguaya instalada en México.

Esta vez la protagonista es Sonia, una esposa desesperada que decide hacer justicia por mano propia para tratar de salvar a su marido enfermo de cáncer ante una sociedad médica que se niega a brindarle el tratamiento adecuado. La historia, ambientada en el D.F. mexicano fue publicada por Estuario en su colección policial Cosecha Roja. "Tiene la textura y el ambiente de un policial", detalla la autora, "y hay un crimen de cuello blanco como base. También tenemos a un personaje que va tomando decisiones desesperadas buscando justicia".

"Con La demora empezamos a probar ciertas cuestiones como ver cómo nuestros personajes principales transitan los acontecimientos, que en este caso eso llevamos al extremo", dice Plá. El planteo sedujo a los programadores de Venecia para integrarla a la competencia en la sección Horizontes, especializada en recoger las nuevas miradas del cine.

La alegría por participar de la Biennale es doble porque en la misma categoría también se exhibirá Boi Neón, del director brasileño Gabriel Mascaro, film coproducido por Uruguay mediante Malbicho Cine, la empresa que Saravia, Plá y Santullo fundaron en el país.

La dupla tiene además otros dos proyectos bajo la manga: uno sencillo y para filmar en México titulado Guardia y custodia, y El otro Tom, pensado para ser rodado en inglés y en Estados Unidos, dentro del sistema independiente "y manteniendo control creativo".

Podría ser el momento indicado para que estos uruguayos-mexicanos peguen el gran salto y crucen la frontera hacia el norte.

Una película de Plá y Santullo, los de La demora, estará en el festivalMariangel Solomita