Crítica de la película italiana "Viajo sola", uno de los estrenos de la semana.

El cine italiano siempre ha encontrado en los uruguayos, un público receptivo en sus diversas modalidades. Todos los años alguna película de ese origen se cuela entre los modestos éxitos de la temporada: en 2016 le tocó a No renuncio, una divertida, aunque un tanto elemental, comedia con todos los ingredientes precisos: un comediante famoso (allá), una historia italiana y un par de chistes bien colocados.

Viajo sola, que es una producción de 2013, no generará, parecería, esa adhesión popular. Los ingredientes están: sensibilidad femenina (está dirigida, escrita y protagonizada por mujeres), paisajes atractivos (aunque muchos sean habitaciones y lobbies de hoteles) y un personaje femenino que enfrenta una crisis de los 40. Pero falta algo.

La protagonista es Irene (Margherita Buy) que es inspectora de hoteles caros. Su trabajo es un poco obsesivo y quizás sea lo que no le permita alentar una relación, más allá de la amistad con un exnovio que anda teniendo sus propios problemas. Una hermana, un cuñado y dos sobrinos completan el cuadro.

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El problema es que la película no se decide por nada. Amaga con ser una romántica pero no lo es, tampoco es un drama y los personajes son trazados de una manera tosca complicando la empatía.

Quizás el problema venga de la directora Maria Sole Tognazzi (de quien en Uruguay se conoció fugazmente El hombre que ama) que parece no saber sortear algunos tropiezos de un guión que como la protagonista y la propia película es víctima de una flagrante indecisión.

Italia, 2014. Título original: Viaggio sola. Directora: Maria Sole Tognazzi. Guión: Ivan Cotroneo, Francesca Marciano y Tognazzi. Fotografía: Arnaldo Catinari. Música: Gabriele Roberto. Con: Margherita Buy, Stefano Accorsi, Fabrizia Sacchi. Duración: 85 minutos. Estreno: 24 de noviembre.

FERNÁN CISNERO

CINEFERNÁN CISNERO