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En "Contra lo imposible" se renueva la relación entre el cine y el automovilismo

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Imagen de la película "Contra lo imposible". Foto: Difusión

CRÍTICA

Crítica de "Contra lo imposible" de James Mangold, que protagonizan Matt Damon y Christian Bale sobre una historia real del mundo automovilístico

Imagen de la película "Contra lo imposible". Foto: Difusión
Imagen de la película "Contra lo imposible". Foto: Difusión

A diferencia de otras disciplinas que -por lejanas (el beisbol, el fútbol americano) o por demasiado cercanas (el fútbol, obvio)- el cine nunca ha conseguido transmitir sus épicas deportivas, el automovolismo ha tenido mejor suerte en las películas.

Quizás sea porque una carrera de autos a 250 kilómetros por hora tiene la temeridad, lo imprevisible y el suspenso necesarios para llevar por sí misma una trama. Y el cine es la mejor manera (por lo menos hasta la aparición de la realidad virtual) de transmitir el vértigo y la adrenalina de tomar una curva cerrada con el motor exigido al máximo.

Es así que han habido decenas de películas, desde siempre, que se han dedicado a los automóviles competitivos. Muchas de ellas le han puesto ruido de motores y caras engrasadas a melodramas, policiales y comedias o simplemente se han concentrado en documentar eventos. Un subgénero de las películas de carreras de autos puede ser la franquicia de Rápido y furioso que es una de las más populares de la historia.

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Christian Bale y Matt Damon en "Contra lo imposible". Foto: Difusión
Contra lo imposible [***]
DirectorJames Mangold
ConMatt Damon, Christian Bale, Tracey Letts, Josh Lucas, Jon Bernthal, Noah Jupe, Caitriona Balfe.
Duración152 minutos

Estados Unidos/Francia, 2019.
Guion: Jez Butterworth y John-Henry Butterworth y Jason Keller.
Música: Marco Beltrami, Buck Sanders.
Fotografía: Phedon Papamichael.
Duración: 152 minutos.
Estreno: 14 de noviembre, 2019

El estreno esta semana de Contra lo imposible recupera esa tradición de cine de velocidad en la pista, un género que en 2013 estrenó uno de sus mayores ejemplos, Rush: Pasión y Gloria sobre la rivalidad entre James Hunt y Niki Lauda en la Fórmula 1 de la década de 1970. La dirigía Ron Howard y cumplía lo prometido que para el caso es filmar con originalidad y estilizado realismo las escenas de carreras.

Eso también lo cumple, Contra lo imposible, quizás porque está el director es James Mangold, que empezó como una opción independiente para productos industriales (su primera película fue Tierra de policías con Sylvester Stallone, de 1997) y mantuvo ese perfil que le dio una pátina de personalidad a películas como Johnny & June: Pasión y locura y, principalmente, Logan donde usaba tono y melancolía de cine clásico a un mutante y una franquicia como Wolverine. Como en sus películas del montón (Identidad, Encuentro explosivo), una puesta en escena cuidada no consigue camuflar ciertas liviandades del guion.

Contra lo imposible está basada en una historia real que queda mucho más explícita en los dos títulos originales: Ford v Ferrari y Le Mans 66. O sea es la pelea entre una compañía industrial automotriz estadounidense y una compañía artesanal automotriz italiana que se dirimió en la legendaria carrera francesa de un día de duración.

A mediados de la década de 1960, como una manera de modernizarse, el, por entonces gerente de la Ford Company, Lee Iacocca (Jon Bernthal), convence a Henry Ford II (Tracy Letts, siempre un gran secundario) de que se meta en las competiciones de autos, principalmente en Europa. Al principio reticente, tras un desplante de Enzo Ferrari, decide ganar en una cancha en la que el italiano parece imbatible: las 24 horas de Le Mans.

Para conseguir ese objetivo es que contrata a Carroll Shelby (Matt Damon), el único piloto estadounidense en ganar la exigente carrera, hoy convertido en un diseñador de coches rápidos. Con él viene Ken Miles (Christian Bale), que tiene fama (justificada) de imprevisible pero que corre como nadie. La película necesita dos horas y media para llegar a destino y en el medio están todas las traiciones, las decepciones y los triunfos de dos personajes estereotipadamente clásicos.

Christian Bale y Matt Damon en "Contra lo imposible". Foto: Difusión
Christian Bale y Matt Damon en "Contra lo imposible". Foto: Difusión

Ya desde ese Ford v Ferrari que está en el título original, queda claro que se trata de una película de dualidades y enfrentamientos. Entre las dos compañías, entre sus dos dueños, entre Europa y Estados Unidos, entre el arte (manejar a 320 kilómetros por hora o diseñar el auto que lo consiga, lo son, sin duda) y el comercio. También entre dos maneras de actuar: Damon está perfecto para su clásico papel de atildado que puede ser rebelde y lo hace con sus sutilezas habituales, mientras que Bale es un despliegue de gestos, tics y registros vocales que, a veces, parecen un poco excesivos.

El momento más importante, claro, es la carrera de Le Mans y Mangold la muestra con el despliegue necesario de suspenso y acción y dejando clara la valentía de aquellos viejos pilotos pasando del plano general a la cámara subjetiva: cumple con todo el protocolo del género.

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