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"El gran Lebowski" cumplió 20 años y hay una fiesta para celebrarlo

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El gran Lebowski

Este sábado a las 21.00 se exhibe una copia en 35 mm del clásico de los hermanos y habrá White Russian, el trago favorito del personaje que interpreta Jeff Bridges

Es una mezcla de policial negro a lo Raymond Chandler, musical y comedia alocada que, aunque no fue saludada con unanimidad de elogios, se convirtió en un clásico de culto y, quizás, la preferida para muchos de las películas de los hermanos Joel y Ethan Coen. Es El gran Lebowski, que el 5 de mayo cumplió 20 años de estrenada en Uruguay, una efeméride que este sábado a las 21.00, Cinemateca Uruguaya celebra exhibiéndola en copia de 35 mm y con la posibilidad de verla empinando un White Russian, el trago de preferencia de Lebowski.

El gran Lebowski es una pequeña historia policial con el, digamos, detective más inapropiado del mundo. Ambientada a comienzos de la década de 1990 (en tiempos de la primera guerra en Irak, una referencia geopolítica que aporta poco), la anécdota sigue a Jeff Lebowski (Jeff Bridges), un simpático bueno para nada que prefiere que lo llamen el “Dude” y pasa la vida entre porro, bowling y esos White Russian (o sea, licor de café, vodka y crema) que se ven sabrosos.

Un día es confundido con un millonario que se llama igual que él y cuya esposa se endeudó con la persona equivocada. Así que, de la nada, el pobre Dude es atacado en su casa donde, incluso en el colmo de la maldad, le orinan su alfombra favorita, una afrenta que incluso él no está dispuesto a tolerar. Cuando va a reclamársela al millonario, se mete en una historia que incluye el secuestro de su esposa, una banda de nihilistas, una artista plástica bastante peculiar (Julianne Moore), entre otros personajes inquietantes y a la vez graciosos.

En el medio hay un narrador de voz profunda (Sam Elliott) que incluso se aparece en la historia, un par de compañeros de bowling (el sacado veterano de Vietnam, interpretado por John Goodman, y el despistado Donnie que hace Steve Buscemi) y un par de rivales de bowling (uno de ellos es el intimidante Jesús Quintana que compone John Turturro). Todo eso con música de Bob Dylan y una versión de “Hotel California” por los Gipsy Kings, que aportan un par de las grandes escenas de la película.

La combinación de todos esos ingredientes están empaquetadas en las ideas narrativas que los Coen ya habían comenzado a desarrollar en esa primera etapa de su carrera. Venían de ganar un Oscar por Fargo y ya iban en camino a convertirse en los grandes cineastas de su generación.

El gran Lebowski (que es una de las cinco películas de los hermanos que tiene solo a uno de ellos, Joel, como director) está más cerca de sus comedias (en una línea que empezó con Educando a Arizona y después seguiría con, por nombrar una, Quémese después de leerse) pero es a la vez, como todas, una lúdica aproximación a los fundamentos de los géneros. Es como El largo adiós de Chandler dirigida por los hermanos Marx con un guion de Thomas Pynchon.

Y al igual que otras películas de la dupla, tiene en el centro un personaje que no se ajusta al modelo tradicional y no parece importarle. Pero el Dude (una interpretación soberbia de Bridges que incluso aportó el vestuario de su propio guardarropa) es único en su clase: anda verdaderamente a su propio ritmo, como vestigio de una época que ya no tiene cabida, como le avisa cínicamente el otro Lebowski. En definitiva -quién no- el Dude sólo quiere estar tranquilo fumando en su bañera y que no venga nadie y le tire un hurón al agua o que una banda tecno alemana venga a interrumpir sus rutinas.

Vista hoy, la película se mantiene tan eficaz como en aquellos días. Está llena de episodios graciosos y hay un montón de guiños a la serie negra, otro gesto característico de los Coen. No todo los críticos la elogiaron y algunos de sus primeros detractores se han arrepentido públicos desde aquellos primeros y apresurados juicios.

Desde su estreno, El gran Lebowski, que estuvo lejos de ser un éxito en taquilla, ha ido creciendo hasta convertirse en todo un fenómeno. Eso queda demostrado en un festival anual en Nueva York que ya va por su décimo octava edición, un museo con un montón de memorabilia y hasta libros que van desde la filosofía personal del Dude hasta sus recetas de cocina. En la tanda del último Super Bowl, Bridges protagonizó un comercial de cerveza enfundado en el traje de su personaje, y la campaña de anticipación generó expectativa sobre una secuela de la película, pero fue una falsa alarma. Por ahora, sin embargo, lo más cercano al universo Lebowski que hay en la vuelta es Going Places. una suerte de spin off centrada en Jesús Quintana, el personaje de John Turturro quien también la dirige y que aún no tiene fecha de estreno.

Así que este sábado en Cinemateca Uruguay hay una cita con el Dude, y los que lo conocen desde hace tiempo saben que es una invitación a la fiesta. Y quién se puede negar a algo así, más si es en pantalla grande.

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