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George Clooney busca la chispa de los Coen

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Julianne Moore y Matt Damon en "Suburbicon"

Reseña

Suburbicon: bienvenidos al paraíso es una sátira residencial con amoríos y conspiraciones

Un camino posible al cruzarse con Suburbicon: Bienvenidos al paraíso es suponer qué habrían hecho los hermanos Joel y Ethan Coen con este libreto que escribieron al comienzo de su carrera (es lo primero que hicieron después de Simplemente sangre, su despamapante debut), nunca filmaron y cedieron a George Clooney, su amigo y cómplice. Es la sexta película de Clooney como director y a pesar de contar con dos de los más grandes libretistas de la historia de Hollywood, termina siendo ni chicha ni limonada.

Aunque escrito en una etapa tan fundacional de su carrera, en Suburbicon se pueden rastrear inquietudes típicas del cine de los Coen: el entorno de suburbio que suele esconder cosas atroces en su uniformidad de casas, autos y familias nucleares; los tropezones morales de un protagonista que se enreda solito en sus maquinaciones; el tono de serie negra y un aire de comedia que a los hermanos les suele salir bien pero que a Clooney, no tanto. Así hay referencias a Fargo, Un hombre serio y Simplemente sangre (todas de los Coen) a los que se le puede sumar citas a esos universos corruptos aunque de aspectos brillantes de David Lynch, Tim Burton o Todd Haynes. Un mundo de los suburbios que representa una falsa estética y una falsa moral de nuevo rico, es un hábitat recurrente del cine americano.

Queda claro que este es un guión que los Coen escribieron cuando iban camino a la madurez como cineastas. Es de la misma época que La academia más loca del mundo, un libreto que no filmaron ellos y le cedieron a otro amigo, Sam Raimi. Suburbicon viene con el mismo tono de comedia negra de ese antecedente y es lo mejor que tiene para ofrecer.

FICHA TÉCNICA

Suburbicon: bienvenidos al paraíso [***]

Dirección: George Clooney. Producción: George Clooney, Grant Heslov, Joel Silver y Teddy Schwarzman. Elenco: Matt Damon, Julianne Moore, Oscar Isaac, Noah Jupe y Glenn Fleshler. Guion: Joel Coen, Ethan Coen, George Clooney y Grant Heslov. Fotografía: Robert Elswit. Edición: Stephen Mirrione. Música: Alexander Desplat. País: Estados Unidos. Duración: 140 min.

Acá, la historia, ambientada a comienzos de la década de 1960 en el suburbio blanco y protestante que da nombre a la película, sigue la debacle de un ejecutivo (Matt Damon) que planea con su cuñada (Julianne Moore), el asesinato de su esposa paralítica (también Moore), para cobrar un seguro de vida y escaparse a Aruba, un destino bien Coen. Para concretar esa ambición (que ya desde el comienzo uno imagina más cerca de una utopía que de una posibilidad cierta), deben sortear obstáculos tirando a insalvables: la torpe ambición de los sicarios (como en Fargo); las insólitas circunstancias que deben darse para que se concrete un plan que deja demasiados cabos sueltos como para burlar a la policía, la compañía de seguros y la suspicacia de un hijo (Noah Jupe) que empieza a percatarse de los sórdidos detalles del vínculo de su padre y de su tía.

Simultáneamente —y ese fue un agregado de Clooney y su habitual colaborador, Grant Heslov— hay todo un comentario social a partir de unos vecinos negros que osan mudarse al barrio tan blanco, tan racista y con una severa inclinación al linchamiento. Quizás eso le dé a la película un tono de reflexión sobre intolerancias y convivencias más actuales, aunque con la maldad de la historia principal debería haber bastado para entender lo mezquino que somos los humanos y más aún, dicen acá, si vivimos en un barrio privado.

Clooney siempre ha tenido un berretín de director que más o menos ha cumplido con nota satisfactoria aunque nada del otro mundo. Sus mejores películas probablemente sean las dos primeras, "Confesiones de una mente peligrosa" y "Buenas noches y buena suerte", y lo mejor que se puede decir de las otras ("Secretos de Estado", "Operación Monumento" y la no estrenada en Uruguay "Leatherheads") es que son irregulares.

Tiene una nominación como director (por Buenas noches y buena suerte), un Oscar como productor de Argo y otro como actor secundario por Syriana. En su carrera se combinan lo pasatista y cierta conciencia social, que conviven en Suburbicon.

La rutinaria dirección de Clooney debe lidiar con un problema de tono que viene del guión. Es difícil conseguir empatía y aun cierta complicidad de comedia, victimizando a un niño, por ejemplo. Y lo de los vecinos acosados por el racismo barrial interrumpen el fluir de la historia central y pueden llevar a conclusiones simplistas.

Clooney maneja ese material con algún esmero plástico, unos secundarios interesantes y unos protagonistas tan poco queribles como solo los Coen han sabido crear. Falta su magia, es cierto, pero el truco no funciona todas las veces. Pero Clooney, aunque una de las grandes estrellas de cine y un gran actor, es un mago del montón. Y los magos algún buen truco siempre tienen a mano.

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