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El genio detrás de "Hotel Transylvania 3" que conquistó a la animación

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Hotel Transilvania 3

Cine

La nueva película animada gana en carcajadas y demuestra el talento de su creador

Hay cierta nostalgia en Hotel Transylvania 3: monstruos de vacaciones, el último estreno en el descanso invernal de los escolares. No es una nostalgia que venga de los personajes, que lidian con temáticas adultas difíciles como la viudez o la dificultad de criar a un hijo. Es un nostalgia que se siente en la animación.

El mundo de "Hotel Transylvania 3", donde un grupo de monstruos conviven como una gran familia, es uno que recuerda a una animación menos moderna.

Por ejemplo: los hombres -o en este caso, vampiros- se paralizan cuando una mujer les roba el corazón, como lo hacían los lobos antropomórficos del animador Tex Avery. También hay personajes con miembros desproporcionados, con patas finas, torsos grandes y rostros diminutos que les permiten los movimientos más pintorescos. Eso lo popularizó Chuck Jones, creador de Looney Toones.

Los homenajes son detectables en Hotel Transylvania 3, pero también lo es cierta osadía, con bromas que van más allá de la comedia física o el humor escatológico, y unas ganas de aprovechar al máximo la tecnología para crear un paisaje animado tan cautivante como entretenido.

El responsable de ello es Genndy Tartakovsky, director de las películas de "Hotel Transylvania" y un maestro de la animación que no para de crecer.

Tartakovsky nació en Rusia en 1970, cuando Rusia era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Su familia emigró a Italia por miedo a la persecución a los judíos y para sus nueve años, el pequeño Genndy ya se encontraba viviendo en California. Su interés por el arte lo llevó a estudiar en el Instituto de Artes de California, donde tuvo la idea para un dibujo animado sobre un niño científico un poco soberbio y su hermana, una apasionada por la danza y todo lo que tenga el color rosado.

Genndy Tartakovsky
Genndy Tartakovsky

Esa idea se convirtió en El laboratorio de Dexter, la primera de varias creaciones de Tartakovsky en la industria de la animación estadounidense. También colaboró en Las chicas superpoderosas; creó la serie Star Wars: Clone Wars y, más notoriamente, Samurai Jack, una aventura de ciencia ficción sobre un guerrero japonés que es desplazado a través del tiempo.

Tras algún tropiezo profesional -el director trabajó años en una película de Popeye que fue cancelada- Tartakovsky fue contratado para supervisar un proyecto para Sony Pictures Animation que no tomaba vuelo: Hotel Transylvania.

La saga se convirtió en una trilogía taquillera, con 837 millones de dólares recaudados. Tartakovksy demuestra que más que regirse por las leyes de la física, lo hace por las leyes de la diversión. Cada movimiento, desde un paso hasta un pestañeo, puede ser un chiste y casi siempre, lo es.

En Hotel Transylvania 3, en donde los personajes se embarcan en un crucero, no hay grandes lecciones memorables como se pueden encontrar en Pixar, pero sí hay un gran manejo de la comedia y sobre todo, la pasión de un artista por su trabajo. No es poca cosa.

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