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Falta el ingrediente que la hacía especial

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Alicia en el país de las maravillas fue tremendo éxito. Recaudó más de mil millones de dólares, así que estaba cantado que habría segunda parte.

Esta secuela (inspirada muy libremente en la secuela literaria que escribió el propio Lewis Carroll) tiene casi los mismos ingredientes, pero ese "casi" a veces no alcanza.

Se repiten técnicos (la vestuarista Colleen Atwood; la música de Danny Elfman) y protagonistas (Mia Wasikowska, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway y Johnny Depp). Pero falta principalmente Tim Burton, el director de la original. Con él se fueron la clásica mirada ingenua y macabra, los aportes en el vestuario y la decoración, y los toques de la parafernalia expresionista (como en El joven manos de tijera o Charlie y la fábrica de chocolates), que son un sello de Burton. Tampoco están los decoradores Robert Stromberg y Karen OHara, que ganaron un Oscar por la primera.

En lugar de Burton entró James Bobin, quien dirigió las nuevas versiones cinematográficas de Los Muppets y antes había escrito y dirigido a Sacha Baron Cohen en su encarnación de Ali G. Aquí trabaja con otros muñecos.

Esta vez Alicia entra en el mundo fantástico por un espejo, escapando de su realidad (puede no ser más capitana de su barco), allí tendrá que superar algunos obstáculos y conocer sobre el pasado de distintos personajes, con un artefacto que obtiene del señor Tiempo (Baron Cohen) para salvar a su amigo el sombrerero, el que Depp compone con conocida solvencia.

Y si algo se ha aprendido, al menos desde que H. G. Wells escribió La máquina del tiempo, es que el pasado no se puede cambiar por más que se quiera. Así que el viaje en el tiempo no es más que una justificación para que se desarrolle esa trama escueta. Linda Woolverton, guionista de la primera Alicia y también de ésta, no se basa en el texto de Lewis Carroll para desarrollar la historia. Y si bien ni en el mundo de las maravillas ni en el real Alicia afronta las consecuencias por rechazar la mano de Lord Ascot, esto no se explora mucho, como tampoco su paso por el psiquiátrico, lo que tal vez en manos de Burton, hubiese logrado avanzar.

También hay menos actores secundarios que en la primera: no hay flores que cantan, tampoco partidas de ajedrez; solo una aparición de Humpty Dumpty y una breve escena con Absolem. Esto acentúa que la trama se mantenga gracias a los conocidos héroes y a la ya villana, además de alguna aparición furtiva de los comensales del té (la liebre, el ratón y el perro).

Pese a ello, Alicia a través del espejo no deja de ser un espectáculo de luces, color e impresionantes efectos visuales que se disfruta con inocencia, un requisito fundamental para superar algunas de sus carencias.

Alicia a través del espejo [***]

Estados Unidos, 2016. Título original: Alice through the looking glass. Dirigida por James Bobin. Escrita por Linda Woolverton, basada en la obra de Lewis Carroll. Fotografía: Stuart Dryburgh. Música: Danny Elfman. Montaje: Andrew Weisblum. Con: Mia Wasikowska, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter, Johnny Depp y Sacha Baron Cohen; y las voces de Alan Rickman, Stephen Fry y Martin Sheen. Duración: 113 minutos. Estreno: jueves 26 de mayo en varias salas.

CRÍTICA - CINE

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