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"Con el éxito se compra confianza"

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Rodo Sayagues. Foto: Marcelo Bonjour

El guionista uruguayo en Hollywood ya tiene nuevos proyectos junto a Fede Álvarez.

Hace cuatro años que el guionista Rodo Sayagués vive en Los Angeles. Llegó con Fede Álvarez, cuando el director y productor Sam Raimi los convocó tras ver el corto Ataque de pánico que recreaba una destrucción alienígena de Montevideo. Su primer proyecto, Posesión infernal, era una remake de una vieja franquicia de Raimi que resucitaron con creces: recaudó más de 100 millones de dólares y muchos elogios. Eso les permitió desarrollar una carrera que ahora llega a su segunda película, No respires, un thriller que se estrena mundialmente el 26 de agosto, y que a juzgar por el tráiler tiene todo para volverse un nuevo éxito de los grandes. Sobre cómo es trabajar para los grandes estudios, por qué se siente en Los Angeles como en casa, por qué le dijeron que no a Marvel y cómo llegó a estar entre Rocky y Apollo Creed, charló con El País.

—¿Cómo te resulta vivir en Los Angeles?

—Bien de bien. Hace cuatro años que estamos ahí...

—Te referís también a tu socio, Fede Álvarez.

—Sí. Y se han ido muchos más amigos. Somos como 15 que nos conocíamos de acá y ahora estamos allá. Uno de ellos también está vinculado al cine, Pedro Luque, el fotógrafo de la película nueva. Se formó una pequeña comunidad que nos juntamos a hacer asados, cosas así. Es como si estuviéramos acá.

—Es una ciudad contundente...

—Gigante. Y muy expandida. Hay un centro con edificios y otro centrito, y después es todo ese eterno campo suburbano de casitas. Está bueno porque es como vivir en Ciudad de la Costa: estás rodeado de árboles, pajaritos, colinas. El clima, además, está muy bueno.

—¿Cómo es un día de trabajo para vos allá?

—Juntarnos con Fede...

—Perdón, ¿tienen una oficina?

—Acabamos de abrir una. Hasta ahora estábamos o en su casa o en la mía. Todo muy precario, tipo "venite para casa" y miramos películas e intentamos que se nos ocurran ideas. Igual depende de lo que estemos haciendo. Cuando estamos escribiendo un guión, cada uno escribe lo que le toca y así estamos dos o tres meses, y después nos juntamos y lo laburamos juntos. En la etapa de juntar ideas es sentarnos a charlar o ir a bares en un eterno debate hasta que tenemos algo. Y también tenemos reuniones con productores y vamos a los estudios a ver si vendemos lo que se nos ocurrió.

—¿Cómo es eso de vender?

—Hay muchas formas de tratar con los estudios. Pueden, por ejemplo, venir y ofrecerte una propiedad intelectual que ellos tienen, como pasó con Posesión infernal. Ahí vos le hacés una devolución sobre qué te parece esa idea y lo que pensás hacer, y si les sirve te contratan y hacés tu proyecto. Otra forma es que vos le lleves tu idea a un estudio, como hicimos ahora con No respires.

—¿Cómo tratan a los guionistas?

—El prestigio que se le otorga al guionista desde afuera es poco: nadie sabe quién es y no se lo usa para promocionar la película. Pero en la industria, no. Hay sindicatos, todo está institucionalizado y se cumple a rajatabla. Y además los estudios los respetan mucho porque son los que tienen las ideas, y si están en malos términos mañana ese guionista tiene un libreto que quieren todos y no se los muestra, y ahí pierden ellos.

—¿Y cómo cambia una idea desde que la presentás hasta que se hace la película?

—Son sumamente respetuosos con lo que escribís. Si el estudio te contrata para que escribas algo, primero pregunta qué querés hacer. Ellos no se van a inmiscuir en ese proceso: si les gusta lo que planteaste, te contratan y si no, buscan a otro. Y te llaman porque quieren que traigas tu cabeza y tu creatividad, no para que escribas lo que ellos quieren. Escribís y entregás un primer borrador. Ahí sólo te señalan lo que para ellos no funciona pero no te dan ideas. Con eso se hace una segunda versión pero siempre es uno solo, ellos no se meten.

—¿Cómo fue ese proceso con Posesión infernal?

—Teníamos una muy buena relación con Sam Raimi, que fue quien nos dijo "tengo esto, qué quieren hacer". Pensamos una idea, se la contamos, le encantó pero al estudio le pareció que iba a ser muy cara. Entonces Sam nos pidió que pensáramos otra cosa, les gustó pero había detalles que aún les hacía un poco de ruido. Pensamos otra cosa hasta que llegamos a una versión que les encantó. Jamás nadie nos dijo, "está buenísimo pero sacá ese personaje y poneme otro o que acá pase esto".

—¿Eso se da porque trabajan con Raimi que es un director que defiende la independencia?

—Es cierto que él nos ha amparado mucho de la industria y del sistema, pero en general es así porque entienden muy bien cómo son los procesos y cuál es el rol de cada uno. En esa fase el guionista es la mente creativa y eso es lo que contratan y respetan.

—Y también ustedes han conseguido que las películas se vendan porque son de Álvarez y Sayagués.

—Todo tiene que ver con la confianza. Cuando alguien compra un proyecto, compra humo, una idea. Y para peor, cuando entregás un guión no hay parámetro si está bueno o no, es muy subjetivo. Así que es un voto de confianza gigante. ¿Y por qué publicitan el proyecto como nuestro? Hicimos una película que fue un éxito de crítica y taquilla, y con eso se compró confianza para nuestros siguientes proyectos.

—Y les confían plata.

—Mucha plata. Y como uno lo hizo una vez, suponen que lo va a hacer bien de nuevo.

—¿Y cómo fue con No respires?

—Se nos ocurrió hace dos años y medio, viniendo del Comic Con de San Diego, donde habíamos presentado el DVD de Posesión infernal. Manejando para Los Angeles, pensamos que estaría bueno hacer otra peli de terror. Principalmente porque en esos festivales está el público del género y es increíblemente apasionado. Estábamos firmando DVDs y había una cola de tres cuadras de gente con pósters y pibes con tatuajes de imágenes de la película. Y nos sentimos en un compromiso de hacer algo por ellos. Y ahí, en dos horas, se nos ocurrió la idea y tuvimos una estructura, y en un par de meses teníamos un guión presentable. Se los llevamos a Raimi, lo invitamos a que se sumara y ahí se lo vendimos a Sony.

—El tráiler es buenísimo.

—Gracias. A Fede y a mí nos costó mucho quedar conformes con el tráiler, y hace mucho que lo estamos laburando porque sentimos que la película está mucho mejor. Mucha gente que vio el tráiler piensa que contamos toda la película, pero eso que se ve es nada.

—Es un terror distinto al de Posesión infernal.

—Sí. El horror es una narrativa que involucra elementos sobrenaturales y si no están es otra cosa. Esta película es un thriller con elementos de terror. Estamos muy contentos porque sentimos que crecimos y aprendimos muchísimo. Los dos maduramos pila. A Fede lo compararon con Alfred Hitchcock y David Fincher, y dijeron que desde Seven y El silencio de los inocentes no se veía un thriller así. Espero que sea verdad.

—Esta semana salió la noticia de la próxima película que van a hacer, es Monsterapocalypse. ¿Cómo llegaron a ese proyecto?

—Nos lo trajo Roy Lee, que fue productor de Godzila e Infiltrados de Scorsese, y que es amigo nuestro desde que llegamos. Este proyecto lo estaba desarrollando Tim Burton, pero se fue y nos lo ofreció. Está basado en un juego de mesa muy exitoso y es como de robots y monstruos. A nosotros nos pareció muy similar a Titanes del Pacífico y de hecho fue por eso que frenaron el guión de Tim Burton. Muy rápido se nos ocurrió una idea, se la llevamos al productor, le encantó y se armó como una especie de subasta que ganó Warner. Y ahora empezamos a escribirla.

—Y bien de cholulo, ¿cómo es conocer a las grandes estrellas del cine?

—Lo que más nos gusta es ir a ver la última película de Tarantino, Nolan, Linklater, con ellos ahí y que charlen contigo. Mi "cholulismo" es ese y me encanta. Pero está lo otro también. A nosotros nos representa William Morris, la agencia más importante de Hollywood, y la otra vez nos invitaron a una fiesta previa a los Oscar, fuimos y fue como estar en una película. Me di vuelta y estaba Sylvester Stallone y justo venía a saludarlo Carl Weathers, ¡Apollo Creed!. No lo podía creer: estaba entre Rocky y Apollo.

—Y el protocolo indica no pedirles foto, ni molestar.

—Ese, en realidad, es el protocolo en la ciudad. Yo vivía en West Hollywood y en el supermercado me cruzaba con Charlize Theron, y nunca vi a nadie molestarla. Pero está bueno cruzarte con gente así, como Doc Brown de Volver al futuro.

—En definitiva, te conseguiste un buen laburo.

—Imaginate. El trabajo es alucinante pero hay una cosa que para mí es aún más surreal. Nunca me imaginé vivir en otro país y de repente estoy en Los Angeles con 15 uruguayos que eran mis amigos de acá, tengo una banda en la que toco la guitarra; consigo carne uruguaya, yerba, dulce de leche, y tengo un agente que habla como un argentino. Si esa hubiera sido mi condición para irme hubiera sido un delirio. Y de repente, solo, me fue pasando. Eso es lo que me parece más increíble.

Decirle no al Doctor Strange de Marvel.

—¿Les ofrecieron guiones de películas de superhéroes?

—Sí, algunos. Nos ofrecieron Doctor Strange que ahora la van a sacar. No encontramos una idea para hacer con eso algo que nos interesara. Todo nos resultaba insuficiente.

—¿Los llamaron para ver qué podían hacer con Doctor Strange?

—Ellos tienen una propiedad que es un problema a resolver. Entonces buscan un guionista o un director que les diga qué hay que hacer. Y no encontramos nada. Con Fede cuando elegimos un proyecto tiene que apasionarnos porque es una maratón, es un proyecto a largo plazo. Así que si solo te sumás porque es Marvel y no estás muy convencido, la vas a pasar mal. Si no hacés las cosas apasionado no te va a quedar bien, y los productores se dan cuenta.

—¿Y encontraron algo en el rubro superhéroes que les entusiasme?

—Estamos desarrollando con Sony una película de superhéroes. Es un cómic que se llama Incógnito de Ed Brubaker que nos encantó, armamos una idea y nos la compró Sony, y estamos trabajando en eso. O sea precompraron el guión, tienen los derechos y nos pagan para escribir el guión.

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Rodo Sayagues. Foto: Marcelo Bonjour

RODO SAYAGUÉS

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