Este jueves se estrena la película uruguaya Los modernos.

Mauro Sarser y Marcela Matta explican cómo idearon su primer largometraje en la misma habitación donde rodaron la mayoría de las escenas. Es lo que tiene filmar cueste lo que cueste: se recurre a las habilidades de los amigos, a las casas de los amigos, a los muebles de los amigos y a todo lo que se tiene a mano, incluso a que tu propio apartamento termine convertido en un set. Acá mismo es donde esta dupla trabaja codo a codo desde hace 12 años, produciendo, dirigiendo y editando distintos contenidos audiovisuales, entre los que se destacó 3 Millones, el documental de Jaime y Yamandú Roos sobre el Mundial de 2010.

La historia de Fausto y Clara —la pareja protagonista de esta película que quiere romper con los moldes habituales del cine uruguayo—es la suya. "No fue un ejercicio de egolatría sino que era el material más cercano que podíamos usar para debutar. Lo que se ve en la pantalla es la verdad con algo de mentira. O es casi todo mentira con algo de verdad", lanza Sarser para despistar.

Ahora, a punto de estrenar en salas y de concursar en los festivales de Huelva y Mar del Plata, el recorrido hasta finalizar Los modernos parece haber sido fácil. Pero fue como armar un puzzle: tenían un guión de dos horas (que se trabajó según el método de dirección de actores de Gabriel Pérez, enfocados en cómo afectar al otro personaje más que al propio), equipos prestados (por el director de fotografía y cámara Germán Luongo), una docena de actores dispuestos a trabajar con la expectativa de cobrar si la película funciona (como en el teatro) y locaciones prestadas.

Como Los modernos no consiguió el único fondo de financiamiento en el que se postuló, se rodó con un presupuesto mínimo, con dinero que se llevaba en el bolsillo para pagar la comida y el transporte del equipo. Por eso, las cinco semanas de rodaje se repartieron en cuatro meses, "porque había que coordinar horarios fuera de la jornada laboral", explica Matta.

El método fue el de la multitarea, sin intermediarios. "La energía en un set tiene que estar súper concentrada, no queríamos tener gente de sobra detrás de la cámara. Elegimos este sistema porque nos parece el ideal, era el que podíamos costear y por nuestro sistema nervioso: hoy en día si tenés a un tipo libre un segundo ya está texteando y eso iba en contra del espíritu de la película".

Además que coguionar, codirigir y coeditar Sarser se hizo cargo del personaje central. Interpretó a Fausto: músico y editor freelance con ínfulas intelectuales que se enreda en dramas amorosos y sexuales con Clara (muy bien Noelia Campo), Ana (Stefanía Tortorella) y Fernanda (Marie Hélène Wyaux). Con un discurso neurótico a lo Woody Allen y una fotografía en blanco y negro con encuadres a lo John Cassavetes, Los modernos quiere retratar "los temas que desvelan a una generación de treintañeros" de clase media y con intereses artísticos. Los conflictos giran en torno a la vocación, la paternidad/maternidad, la sexualidad, la autenticidad y las posturas en el arte.

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Tanta ambición puede juzgarse como un acto de soberbia de estos autores, que no tiene porqué ser negativa. "Fue intencional. Quisimos diferenciarnos de las películas que se hicieron antes o se están haciendo en Uruguay", afirma Sarser. ¿Cómo? "Nos concentramos en esa dinámica que parece no existir en el cine local. Buscamos un relato clásico, con trama, historias que se cierran y personajes que son como la gente normal. Que hablan hasta por los codos, tienen relaciones sexuales, tienen enredos sexuales, tienen confusiones, les cuesta tomar decisiones y a los que les pasan cosas que hasta viéndolas en una película te parecen difíciles de creer."

MARIÁNGEL SOLOMITA

ESTRENO DE CINE URUGUAYOMARIÁNGEL SOLOMITA