Crítica

Se estrenó Amante doble, la nueva de Francois Ozon

Uno tiene derecho a esperar bastante más de Francois Ozon. De hecho, su última película, Frantz había sido un estilizado romance que lograba llevar a su mínima expresión y de ahí su principal mérito. Es uno de los grandes directores internacionales franceses.

Frantz quizás haya hecho olvidar lo vistosa pero a veces insustanciales que son sus películas. Y aquí está Amante doble para recordarlo: es una desafortunada combinación del Polanski más reciente con David Cronenberg, lo que suena inquietante pero, aquí resulta confuso. Por momentos su erotismo (que es mucho), está más cerca de 50 sombras de Grey, que de las perversidades de esos dos antecedentes.

Tiene eso, sí, un par de ideas cinematográficas muy interesantes, incluyendo un inquietante primerísimo primer plano en el comienzo y un par de usos clásicos, pero bien utilizados, del montaje y la pantalla dividida. El uso de los espejos como recurso visual se repite un poco mucho.

Aunque u2014como cualquiera adivina a mitad de películau2014 esto está lleno de vueltas de tuerca, es la historia de una jovencísima exmodelo (Marine Vacth, quien estuvo con Ozon en Joven y bella) que se enamora de su terapeuta y es correspondida. Se casan y ella descubre de casualidad que su misterioso marido tendría un hermano gemelo (su esposo y su presunto cuñado están interpretados por Jérémie Renier, habitual de los Dardenne) que es terapeuta aunque su método es, digamos, bastante más directo y eso quiere decir fracamente sexual. De ahí lo de Amante doble del título.

Quizás el problema esté en el guion del propio Ozon sobre novela de la estadounidense Joyce Carol Oates (Vidas gemelas que ya tuvo una adaptación en 1991 dirigida por Tim Hunter) de la que se toman bastante libertades. Quizás sea donde todo esto se empieza a enredar para después desatarse de una manera previsible que se quiere vender como original.