Crónica

En 1993, Un lugar en el mundo fue presentada como uruguaya, y quedó entre las cinco finalistas, pero fue descalificada

Uruguay ganó un Oscar a través de Jorge Drexler, una uruguaya tiene un Oscar en su casa (Mariela Besuievski, productora de El secreto de sus ojos), y estuvo nominado César Charlone (como fotógrafo de Ciudad de Dios). Nada mal para un país así de chico y con una industria irrelevante.

Pero si algo extraordinario le aporta Uruguay a la historia del Oscar es el récord de la nominación más fugaz. En 1993, Un lugar en el mundo, presentada por Uruguay como mejor película extranjera, fue descalificada poco antes de la ceremonia, después de haber quedado entre las cinco finalistas. Y aunque en su momento indignó a más de uno, está clara la razón de su expulsión del Olimpo del cine: era  una película argentina, con un director argentino, productores argentinos, transcurría en Argentina y, además, había sido inscrita en los Globos de Oro y en los Goya como argentina. Las reglas de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas exigen que la película sea dirigida, actuada y producida por nacionales del país que la presenta. Eso acá claramente no se cumplía.

La presentación de Un lugar en el mundo  como coproducción uruguayo-argentina era un plan B. Argentina había enviado al premio a la bastante inferior El lado oscuro del corazón de Eliseo Subiela, y el director Adolfo Aristarain y el productor Osvaldo Papaleo encontraron una fórmula para presentarla por Uruguay. Lo hicieron a través de Cinemateca Uruguaya, que se presentó como uno de los productores, y utilizando, entre otros argumentos, la nacionalidad uruguaya de la esposa de Adolfo Aristarain.

Fue un escándalo. Por un lado hubo un cruce fuerte entre Aristarain y, el protagonista de la película, Federico Luppi, con periodistas uruguayos en la que también participaron Cinemateca Uruguaya y Eduardo Galeano. Luppi, en su tono habitual, respondió acusando a los periodistas de "hacerle el juego a la burocracia", los acusó de "balconear desde sus máquinas de escribir", sin saber "cómo es el cine por dentro".

De acuerdo a una crónica de El País sobre ese encuentro, Aristarain "y sobre todo Luppi se mostraron más alterados que persuasivos". Los periodistas uruguayos quedaron molestos y para nada convencidos, a pesar de los argumentos más cándidos que legales que manejó Manuel Martínez Carril por la Cinemateca, o el argumento de Galeano de que "la victoria de la burocracia sobre la energía creadora".

El acontecimiento, incluso, provocó la reacción del gobierno. "La eliminación del film correspondió a los propios errores de Aristarain, que en el concurso por el Globo de Oro la inscribió como argentina", le dijo a El País, el por entonces Ministro de Educación y Cultura, quien le había negado la nacionalidad tras un pedido de los productores. "Esta selección podría traer un perjuicio para Uruguay, un país que no tiene cine, porque podría ocurrir que una película genuinamente uruguaya pierda más tarde su condición de primera presentación de Uruguay ante Hollywood".

Eso por ahora no pasó.

Aristarain y los productores acusaron a México de bajar la candidatura "uruguaya" para poder meter entre las nominadas a su Como agua para chocolate, aunque la Academia no sustituyó Un lugar en el mundo por ninguna otra candidata. El Oscar al final se lo llevó Indochina, una película con Catherine Deneuve que era muy vistosa, pero no estaba tan buena como la de Aristarain.