Última película de Andrzej Wajda se presentó en Roma.

Powidoki, último film del gran director polaco Andrzej Wajda, fallecido el domingo 9 en Varsovia a los 90 años, fue presentado en la tercera jornada de la Fiesta del Cine de Roma, donde se lo esperaba para debatir con el público.

Difícil hablar de film testamento, visto que hasta el final Wajda seguía lleno de proyectos que solo la muerte imprevista ha truncado, pero sí se puede decir que se trata de una película coherente con su obra, dividida en gran parte entre la ilustración de obras literarias, preferiblemente polacas, y valientes manifiestos políticos e históricos.

El pintor Wladyslaw Strzeminski, perseguido por el régimen stalinista instaurado en Polonia en 1948 cuando la llamada cortina de hierro encerró durante casi medio siglo a toda la Europa Oriental, es un típico ejemplo de héroe wajdiano, un ser libre que no se doblega ante el poder y paga con la vida o con indecibles sufrimientos su integridad personal. En las décadas de 1920 y 1930 Strzeminsky fue una figura importante de la vanguardia europea muy alejado de los cánones del realismo socialista. Eso lo enfrentó al gobierno hasta su muerte por inanición y tuberculosis en 1952.

El título polaco del film alude a las "imágenes residuales" de su Teoría de la Visión", su inconcluso tratado sobre la pintura, amorosamente recopilado a su muerte por sus alumnos, o sea esas imágenes que el ojo humano conserva en el cerebro una vez desaparecido el objeto de la mirada.

Boguslaw Linda interpreta al protagonista con un esfuerzo físico notable visto que a lo largo de la hora y media del film debe moverse sin una pierna y sin un brazo.

Y si bien no está a la altura de otras obras maestras de Wajda como La patrulla de la muerte, El hombre de mármol, Powidoki es un digno broche final de una excelsa carrera.

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