Estreno

Como nos conocemos todos conviene hacer una advertencia: State Funeral, el documental que estrenó Cinemateca Uruguaya, es tan dinámico como, precisamente, un funeral. Se limita a seguir los días posteriores a la muerte de Josef Stalin, el hombre fuerte de la Unión Soviética, los honores oficiales del ceremonial de las exequias del estadista. Y cómo eso golpeó al pueblo soviético.

El director Sergei Loznitsa utiliza para eso material inédito filmado originalmente para celebrar la figura de Stalin aunque luego archivado por lo cambiante que solía ser la política soviética: tres años después de su muerte, o sea en 1956, Nikita Khrushchev desacreditaría a Stalin y su figura se volvería maldita. En el documental se ve algunas discusiones entre bambalinas que adelantan futuras conspiraciones.

Loznitsa no interviene en las imágenes, ni las interpreta, ni recurre a cabeza parlantes que aporten un poco de contexto. Los únicos comentarios son de emisiones radiales de la época, dejando que el espectador saque sus propias conclusiones.

El trabajo de recuperación le dan esas imágenes en color y en blanco y negro una calidad interesante que le aporta una mayor cercanía a los eventos. De lo que se trata, y eso se va construyendo sin prisa pero sin pausa es analizar el culto a la personalidad que ejercía Stalin para poder extrapolarlo a algún caso más reciente. Quizás en Rusia.

La acumulación de material y el tono casi mántrico que tienen las imágenes puede espantar a más de uno, es cierto. Pero allí está la gracia. Empiezan a aparecer detalles, gestos que pueden representar alivio o estoicismo o verdadera tristeza.

El documental se inicia mostrando el alcance de la Unión Soviética cuando todos escuchan la noticia (formal, llena de frases subordinadas) de la muerte de un líder. Allí uno intentan encontrar en gestos lo que entonces no podían decir.

State Funeral habla por ellos.