Estreno

Fernán Cisnero

Pocos artistas fueron tan cuidadosos de su obra, su prestigio, su estatus y su figura pública como Aretha Franklin. Quizás ese celo haya sido la razón por la que superó inconvenientes grandes para convertirse en una de las grandes estrellas mundiales de la música.

Respect cubre esos dos aspectos aunque destaca la obra y alivia algunos conflictos. Son gajes del género. La propia Franklin eligió, incluso a la actriz que podía interpretarla en una inevitable biopic.

La elegida fue Jennifer Hudson, ganadora del Oscar por Soñadoras, otra película que combinaba canciones y algunos guiños biográficos. Acá, como siempre, Hudson está comprometida con la causa y hace todo el esfuerzo para retratar esa vida única, esa obra inconmensurable. En el repertorio están todas las canciones que tienen que estar.

La película cumple con los requisitos de la biopic. Sigue a Aretha desde una infancia económicamente confortable pero con algunas complicaciones (un padre estricto, un embarazo a los 12 años, un primer marido violento), sus primeros discos geniales pero impersonales y finalmente el encuentro con su propia voz y de ahí la fama.

Dirigida por la sudafricana Liesl Tommy, la película transcurre en una velocidad crucero que pocas veces se aleja de su rumbo, lo que también viene con el género. Los apuntes sobre el contexto social en que surge la obra de Franklin son mencionados inevitablemente pero al igual que el alcoholismo de la diva, sin ir demasiado a fondo.

Es una opción y lo que deja es una hagiografía bien contada y con Hudson desplegando su talento con un cancionero incombustible. Al final como corresponde, un repaso al resto de la historia (acá termina en 1972) pone en su real dimensión a una artista única. Y esta es su película.