Estreno

Fernán Cisnero

Si el estándar es la televisión, probablemente sigan saliendo películas como Reminiscencia. La sentencia, que no necesariamente tiene por qué ser un juicio de valor, aplica acá porque está escrita y dirigida por Lisa Joy, que viene de hacer Westworld, una serie exitosa y con prestigio. El concepto abarca una historia con rarezas, pero que remite a géneros conocidos y despliegues de producción para construir un mundo imaginario posible y algo aterrador.

Como esa referencia (también está Jonathan Nolan productor de la exitosa serie de HBO.), Reminiscencia es vistoso, superficialmente original y con apariencia de cara. Eso también pueden ser visto como virtudes.

Es, además, una película de género -o mejor dicho de subgénero- que para el caso es el noir futurista. Esa categorización de videoclub ha tenido ejemplos destacados, entre los que está Blade Runner, que acá está citado en un hotel que se llama Huxley cuando en aquella había un edificio que se llamaba Bradbury.

Lo noir está aportado porque se centra en una suerte de investigador privado (Hugh Jackman) que tiene a una socia buena y leal (Thandiwe Newton) pero que se deja encandilar por Mae (Rebecca Ferguson), la femme fatale que se le aparece fuera de horario de oficina vestida a lo Jessica Rabbit. Debería haber un manual para alertar a los incautos sobre esta clase de personajes en esta clase de películas. Y con esa clase de vestuario.

En todo caso el personaje de Jackman prefiere no leer todas la señales de alerta y se va enredando en una ilusión que cuando se rompe (como todos quisimos advertirle) se convierte en una obsesión. Allí se adentra en una intriga que incluye un montón de mentiras, un villano malísimo, mafiosos, policías corruptos, un millonario agonizante, una revuelta popular y otros lugares comunes.

Lo futurista está dado porque transcurre dentro de unos 40 año en un paisaje en el que, todo indica, ha hechos estragos el cambio climático. La acción se desarrolla en una Miami y convertida en Venecia americana, viviendo de noche para poder tolerar el calor del sol.

El mundo de la película está dividido por castas, entre las que la de los terratenientes, es la única que vive sobre tierra seca. El resto de los mortales anda todo el día con los pies en el agua. No se mencionan en la película, las consecuencias de tanta humedad en el ambiente.

Jackman, no es técnicamente un investigador privado sino que maneja un negocio con cierta cercanía de rubro, de recuperación de recuerdos que se sienten tan vívidos que se vuelven vicio. Lo hace utilizando algo de sugestión y un equipo que se ve costoso y no queda claro como consigue amortizarlo con el tipo de clientela con la que se maneja. Trabaja para el Estado que usa la instalación para obtener evidencia incriminatoria para la Justicia.

Podría haber algún interés en esa cruza de géneros, en una mirada sobre un futuro que no parece tan lejano, en la memoria, los apegos y otros temas. Podría, sí, pero Joy prefiere meterse derecho en la historia de amor y todo lo demás incluyendo un par de peleas bien violentas y propias del más puro cine de acción, son un mero escenario donde transita un corazón roto.

En todo ese panorama, Jackman y Ferguson repiten la química que habían demostrado en El gran showman. Trabajan desde estereotipos pero es eso lo que la película requería.

Como sin quererlo, Reminiscencia tiene algo de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, en el en su universo de amor, su ausencia y su recuerdo. Lo hace de una manera mucho más directa y menos sofisticada que en algunos momentos la mete en enredos pero de los que, en ese caso, sale ilesa.

Es una lectura que puede atraer a muchos y que otros aceptaran con la liviandad que corresponde a una película como esta.

O sea Reminiscencia es una de ciencia ficción, que se vuelve policial que se vuelve una de amor. Son muchas opciones y no siempre elige la mejor. Falta alguna escena inolvidable, pero esas tampoco abundan en la televisión.