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Crítica de "Nadando por un sueño": a veces hay que tirarse a la pileta

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Imagen de la película Nadando por un sueño

CRÍTICA

Crítica de la película francesa Nadando por un sueño, que se estrena hoy en nuestro país.

Nadando por un sueño es, esencialmente, una comedia sobre la depresión de un grupo de cincuentones que encuentran un alivio en el lugar menos pensado: el nado sincronizado masculino. La idea -que tiene algo de The Full Monty un poquito más vestidos y de la española Campeones- está bien contada y es graciosa y habla de manera distendida de uno de los males modernos. Es lo que, los anglosajones llaman “dramedia”.

Nadando por un sueño fue uno de los grandes éxitos del cine francés del año pasado. Además de haber estado nominada a 10 premios César (ganó uno solo, el de mejor actor secundario para Philippe Katerine), fue una de las películas más vistas en Francia. Es el debut como director de Gilles Lellouche, un actor que los uruguayos vimos en, por ejemplo, la más o menos reciente, La fiesta de la vida.

Imagen de la película Nadando por un sueño
Tráiler de la película "Nadando por un sueño"

Y aunque Lellouche tiene buen ojo y usa recursos visuales interesantes (cómo enmarca las escenas, por ejemplo) se apoya en el elenco integrado por caras conocidas del cine francés y que acá conforman tremendo grupete. Mathieu Amaric, Guillaume Canet, Benoît Poelvoorde y Jean-Hugues Anglade, entre ellos, son esos hombres en crisis que superan el ridículo, el recelo y algunas complicaciones más o menos trágicas, gracias a calzarse unos shorts apretados y tirarse a la piscina con Phil Collins de fondo.

ficha
Imagen de la película Nadando por un sueño
Nadando por un sueño [****]
DirectorGilles Lellouche
GuionAhmed Hamidi, Julien Lambroschini, Lellouche
Duración122 minutos

Bélgica/Francia, 2018.
Título original: Le grand bain.
Con: Mathieu Amalric, Guillaume Canet, Benoît Poelvoorde, Jean Hughes Anglade. 
Estreno: 22 de mayo, 2019.

Su bonita presentación visual (un poco innecesaria, sí, pero que se ve tan bien) y la música de Jon Brion (que ha colaborado con Paul Thomas Anderson) ocupan buena parte de lo más interesante de Nadando por un sueño. Al final hay una tendencia hacia solución y amable que, sin estar a la altura del resto, funciona como un cierre apropiado para una inteligente “dramedia” francesa.

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