Estreno

La presencia de Seth Rogen como productor , da una pista de por dónde va Chicos buenos: es una combinación de Los Goonies y Cuenta conmigo con Super Cool, Pineapple Express y cualquier otra de esas comedias fumadas, groseras y eficaces que protagoniza Rogen. La película la produjeron también Evan Goldberg (que escribió Super Cool) y Jonah Hill que es parte desde siempre de esta pandilla.

Escrita por Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, quienes fueron parte del equipo creativo de la serie The Office, y dirigida por Stupnitzky, Chicos buenos es una sucesión divertida de sketches que abreva de esa tradición de ternura y desenfado fundada por Judd Apatow, que es como el Kubrick del género.

Acá se cuenta la historia de tres chiquilines de sexto de escuela que están como locos porque están invitados a una “fiesta de besos” y ellos no tienen la menor idea de cómo se comporta uno en esa clase de asuntos. Para ir preparados se les ocurre el más raro de los planes y que incluye utilizar un dron para investigar cómo se besan la vecina y su novio; probar cerveza; andar por ahí, sin saberlo, con juguetes sexuales, y participar de una compra de éxtasis. Todo en el transcurso de un día en que su amistad, además, pasa por distintas pruebas.

Los tres son muy distintos: Max (Jacob Tremblay) es el más “maduro” y está loco por una compañerita, Lucas (Keith L. Williams) es incapaz de mentir y Brady Noon (Thor), quiere ser aceptado aunque eso signifique abandonar sus sueños de ser cantante. Juntos descubrirán un montón de cosas (de las buenas y de las otras) en una sucesión de chistes groseros pero a la vez entrañables. Es una comedia sobre niños que no pueden ver los niños.

Es que parte de la gracia está en la inocencia de estos púberes que empiezan a moverse en un mundo que no entienden pero del que intentan aprovecharse. Esa inocencia permite jugar en los límites de lo políticamente correcto y provocar risas a partir de la extrañeza de ver a estos pibes haciendo cualquier cosa.

Chicos buenos no pierde de vista una ternura hacia los personajes que le dan aún más eficacia. Es una comedia atípica que funciona incluso en sus momentos más impensablemente groseros.