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Craig vacila en seguir siendo 007

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Actor: ni demasiado rubio ni blando, es el más rudo desde Sean.

Hace ya casi 10 años que el torso desnudo de Daniel Craig, convertido en el sexto James Bond, emergió de las aguas de una playa de las Bahamas para brindar a la historia una de las imágenes icónicas de la saga del espía con licencia para matar.

Costó convencerlo. El personaje creado en 1953 por el novelista Ian Fleming proporciona gloria y dinero, pero suele agotar la carrera de quienes lo encarnan. Y Craig, al contrario que algunos de sus predecesores, tenía ya una trayectoria prometedora cuando le ofrecieron ponerse dos ceros delante y muchos otros por detrás.

Pero aceptó y, probablemente, acertó. Convenció a aficionados y a críticos. Logró la difícil tarea de sacar al personaje de la guerra fría y adaptarlo al siglo XXI. Su legado a James Bond hasta ahora eran Casino Royale (2006), Quantum of Solace (2008) y Operación Skyfall (2012), la más taquillera de toda la saga. La última, Spectre, ha sido recibida como una más que digna sucesora de aquella, según la crítica británica, que se deshizo en elogios el fin de semana de su estreno. A los cines uruguayos llega este jueves.

Pero la conversación mediática se adentró en otros derroteros después de que, en una entrevista a Time Out, Daniel Craig asegurara que se "rajaría las muñecas" antes de protagonizar otro Bond. Aquella respuesta en caliente ya ha abierto el juego en las casas de apuestas británicas (el favorito parece ser Tom Hardy). Y el propio Craig, que supuestamente tiene un contrato para hacer un título más, insiste ahora en matizar aquello, con paciencia, simpatía y un charme propio de su personaje en la ficción, en esta entrevista en un lujoso hotel londinense.

"No lo sé, honestamente", explica Craig. "No sé si lo volveré a hacer. En el momento de la entrevista me sentía así y eso es lo que dije. Pero era dos días después del final de rodaje, así que te preguntan si quieres hacer otra película de Bond y dices que no. Pero puede que cambie de opinión".

Hablando con otros miembros del equipo se descubre que hay quienes tienen una opinión más clara sobre el futuro de Craig que el propio interesado. "¿Ha dicho que… quizás?", pregunta Christoph Waltz, el actor doblemente oscarizado convertido ahora en malo malísimo bondiano, cuando se le informa que Craig ha matizado sus palabras. "¿Que quizás se corte las muñecas? Cada nuevo Bond que haga disminuirá sus posibilidades de hacer otra película que no sea de Bond. Ahora es el momento exacto".

En cambio, la productora Barbara Broccoli, hija del mítico productor de la saga, deja claro que no le pondrá fácil la huida. "Daniel es nuestra arma secreta", asegura. "Ha aportado mucho a la serie, convirtió a Bond en contemporáneo. Lo humanizó y lo hizo relevante. No hay más que ver la película para comprender su compromiso. Supongo que cuando dijo eso estaba bromeando. Yo no tengo intención de dejarle ir. Es el tigre que tenemos agarrado por la cola. No acepto que sea su última película, no se va a ir a ninguna parte".

Del nivel de implicación de Craig en el proyecto da fe el hecho de que el actor figura, por primera vez, como productor en la película. "Para mí, producir ha sido un paso enorme", reconoce Craig. "Literalmente, ha sido el punto álgido de mi carrera. Estoy muy orgulloso de que mi nombre aparezca en otro lugar en los créditos.".

Peleas en agua, aire, nieve, desierto y ferrocarril. Mujeres bellas, y también fuertes e independientes. Espías "old school" contra "hackers". La inteligencia después de Snowden. El reto de Craig y Mendes consiste en dar vigencia a la película sin traicionar los tópicos de la franquicia. "Hay una tradición sobre quién es Bond, los libros lo dejan claro", explica Craig. "Pero vivimos en un mundo diferente, y hacerlo relevante es adaptarlo a este mundo. Siempre he tratado de darle a Bond un ángulo humano. La realidad es que no hay nadie que no sienta dolor, que no se sienta emocionado o se vea afectado por las cosas".

Continúe o no, Craig asegura que no le quita el sueño el legado que él aporte a un personaje universal. "No pienso en esos términos", explica. "Es alguien a quien interpreto, y es tan diferente de mí... Pero no sé otra forma de hacer películas, y Sam tampoco. Aunque sea una historia enorme, glamorosa y exótica, quieres hacerla real. Quieres que se sostenga. Así es como hago una película pequeña y una grande. Intento que sea humano. No conozco otra manera de hacerlo. Solo he intentado traer mi mundo al papel".

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