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En "Caras y lugares", un arte rejuvenecido se estampa la memoria

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Tráiler de "Caras y lugares"

Cine

Se estrena el documental nominado al Oscar de Agnès Varda y JR

La vitalidad detrás de la peculiar relación entre la cineasta belga Agnès Varda y el fotógrafo francés JR se vio bastante antes que el estreno en salas uruguayas de Caras y lugares, el documental dirigido por ambos elegido como la apertura del último Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay.

Una vez que Caras y lugares obtuvo una nominación al Oscar a Mejor documental -el premio lo ganó finalmente la película estadounidense ICarus-, JR asistió en febrero a una gala con todos los artistas nominados. Varda, quien recibió un Oscar honorífico en 2017, no pudo ir, por lo que su amigo y codirector decidió llevar consigo un modelo de cartón a escala de la directora.

JR cargó la impresión de Varda por aeropuertos, sitios turísticos y posó junto la codirectora y varias estrellas de Hollywood. Fue una travesía que demostró el grado de diversión y hasta ridiculez que ambos artistas alcanzaron tras conocerse y colaborar juntos.

Mucho de ese júbilo está Caras y lugares, un documental que explora la relación entre Varda y JR a través de una consigna concisa: un viaje en carretera que ambos emprendieron por diferentes pueblos de Francia en el que retratan con fotografías a los habitantes de los lugares que van conociendo.

El proyecto artístico no se queda solo detrás de los lentes que Varda y JR llevan a todos lados consigo. De la mano de un camioneta tuneada y una técnica desarrollada por JR y su pequeño grupo de colaboradores, las fotografías de los lugareños son impresas en gigantografías que son pegadas en casas, edificios, construcciones.

Las imágenes, impresas en blanco y negro, se camuflan rápidamente con los paisajes urbanos y campestres recorridos con rapidez en Caras y lugares. Los rostros de personajes desconocidos y pertenecientes a una clase trabajadora se moldean según el entorno de donde provienen, a medida que JR y Varda dialogan no solo sobre cómo se sienten con su proyecto, sino de las emociones que viven al ser artistas en lugares opuestos. Una es una directora en el capítulo final de su trayectoria y el otro un fotógrafo en el comienzo de la suya.

La dinámica de los directores y protagonistas es entretenida y hasta por momentos, tierna. La admiración de JR por la cineasta se deja entrever constantemente y viceversa. La simpatía mutua, de todas formas, no quiere decir que los artistas discutan y estén en desacuedo, algo más que esperable cuando se lidia con un proceso creativo.

En el documental, la cámara no busca esconderse. Además, muchas de las conversaciones que guían al relato son claramente construidas -o mejor dicho, diseñadas- como una narración encargada de dar coherencia al viaje.

Algunos de los mejores momentos de la película, definitivamente, son esas reflexiones y conexiones que Varda hace sobre sí misma. La directora de Cleo de 5 a 7 recuerda parte de su vida y carrera en anécdotas memorables no tiene miedo en mostrarse como un humano frágil que tiene miedo al final que se acerca.

Hay raras menciones a la realidad socioeconómica de los retratados por Varda y JR retratan, pero eso no importa. En cambio, los directores entendieron que hay que dejar que el arte hable. El resultado, es más que emocionante.

Caras y lugares (u2605u2605u2605u2605u2606) se exhibe en los complejos Life 21 y Life Alfabeta.

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