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El buen amigo gigante: recuperar la vieja magia del cine

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"El buen amigo gigante". Foto: Difusión
Disney's THE BFG is the imaginative story of a young girl named Sophie (Ruby Barnhill) and the Big Friendly Giant (Oscar (TM) winner Mark Rylance) who introduces her to the wonders and perils of Giant Country Directed by Steven Spielberg, the film is based on the beloved book by Roald Dahl. THE BFG
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Con Frank Marshall, el productor de la nueva película de Steven Spielberg.

Para no hablar de plata (que no es de caballeros), ni de que está casado con Kathleen Kennedy, la presidenta de Lucasfilms (lo que sería sacarle méritos propios) para ver el poder de Frank Marshall en Hollywood basta hacer una lista, resumida, de las películas que ha producido. Allí estarían Los gremlins, Los goonies, Poltergeist, todas las Volver al futuro, ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, Cabo de miedo, Sexto sentido, toda la saga de Bourne con Matt Damon (incluyendo Jason Bourne, que también se estrena este jueves) y El extraño caso de Benjamin Button. Y además tiene en agenda de acá a 2019, proyectos como Sully de Clint Eastwood, la nueva de Jurassic World, la nueva de Indiana Jones y Assasin Creed.El vínculo más estrecho de Marshall en la industria ha sido con Steven Spielberg. Marshall, Kennedy y Spielberg fundaron Amblin Entertainment dedicado a películas (exitosas) de aventuras y fantasía, y junto a su esposa produjeron muchas de sus películas desde Los cazadores del arca perdida a El buen amigo gigante que se estrena este jueves en Uruguay.

Basado en un libro que el británico Roald Dahl (el de Matilda, James y el durazno gigante y Charlie y la fábrica de chocolate) publicó en 1982, El buen amigo gigante tiene un guión de Melissa Mathison (que también escribió ET, el extraterrestre, donde también estuvo Marshall) y es un proyecto que necesitó más de 20 años para poder concretarse.

Es la historia de la pequeña Sophie (Ruby Barnhill), una huérfana que se hace amiga de un gigante amistoso (Mark Rylance), que colecciona sueños alegres y se los regala a los niños. Ambos son un poco marginados, así que la simpatía es instantánea y se unen para enfrentar a unos seres aún más gigantescos y malísimos que quieren arrasar con el mundo de los humanos.

Es la segundo película de Rylance con Spielberg; por la anterior, el drama ambientado en la Guerra Fría, Puente de espías, ganó un Oscar al actor secundario. El año que viene habrá otra película juntos, The Kidnapping of Edgardo Mortara, sobre niño judío criado como cristiano en la Italia del siglo XIX.

El buen amigo gigante es puro Spielberg, el gran narrador del cine de Hollywood estadounidense que aquí se vuelve a poner al servicio de una película llena de encanto, inocencia y con una moraleja difícilmente discutible.

Sobre esa película, sobre el estado actual del cine de Hollywood, sobre su impresionante carrera en el cine y sus recuerdos de Uruguay, Marshall charló con El País, vía telefónica desde una Londres que, dice, "está como siempre: gris y lluviosa".

—Primero, una curiosidad personal. Su primera película como productor fue Directed by John Ford de Peter Bogdanovich en 1971. ¿Cómo fue conocer al maestro?

—Fue fantástico. Una perfecta presentación al mundo del cine: un director clásico. Era amigo de mi familia y fue en su casa que conocí a Bogdanovich. Sí que fue un comienzo mágico de mi carrera.

—¿Conoció primero a John Ford que a Bogdanovich?

—Sí y fue por eso que conseguí ese trabajo.

—Usted estuvo en Uruguay cuando se estrenó ¡Viven!, una de las pocas películas que dirigió. ¿Qué recuerda de esa visita?

—Ya había ido antes cuando estábamos desarrollando el proyecto para encontrarme con Nando (Parrado) y los otros sobrevivientes, y contarles de la película que íbamos a hacer. Fue una experiencia increíble.

—¿Los siguió viendo?

—Sí. De hecho cuando estábamos filmando El buen amigo gigante en Vancouver cenamos y desayunamos con Nando y su esposa. Fue una especie de reunión con el grupo de canadienses que habían trabajado en aquella película. Y estuvimos en Punta del Este en Navidad hace como dos años. Así que vamos a volver.

—Para todo el vínculo que tiene con el cine, solo dirigió esa y tres películas más. ¿Es algo que quiere volver a probar?

—Sí, espero dirigir más. Pero me gusta producir porque puedo hacer más de una película al mismo tiempo.

—Hablando de eso, actualmente tiene una docena de proyectos en distintas etapas de producción y ninguno es pequeño. ¿Cómo hace para abarcar tanto?

—Me rodeo de buena gente que tiene el mismo gusto y los mismos estándares de calidad que yo, así que puedo delegar y estar en varios proyectos a la vez.

—¿Cómo ha cambiado el papel del productor desde que usted está en el negocio?

—Es diferente porque tenemos que lidiar con un mundo en constante cambio y el público quiere cosas diferentes de cuando empecé. Eso obliga a buscar nuevas fuentes de financiamiento y no están solo los estudios, sino que hay lugares como Netflix o Amazon, otras maneras de hacer películas.

—En El buen amigo gigante está usted, Steven Spielberg, Melissa Mathison, un libro de Roald Dahl, Mark Rylance. Parece fácil vender un proyecto así. ¿Lo es?

—El buen amigo gigante es como una vieja película de Amblin, de aquellas que solíamos hacer. Es una película para toda la familia y es mágica como un cuento de hadas. Pero al no ser una película de acción, ni de superhéroes, es difícil de vender. Pero es una película maravillosa y espero que mucha gente quiera verla.

—¿Fue ese espíritu de las clásica películas de Amblin lo que le interesó del proyecto?

—Sí, claro. Con Kathy (Kathleen Kennedy, su esposa) compramos los derechos del libro hace 20 años. Nos encanta Roald Dahl porque no todo es inocencia en su obra sino que también hay un lado oscuro. Así que Dahl, Spielberg y una compañía de Disney nos parece una combinación perfecta.

—Y es una película llena de magia, ese es gran parte de su encanto.

—Es que sí, es mágica. Es como un cuento de hadas. Necesitamos esta clase de películas para escapar y olvidarnos de las cosas feas que están pasando en el mundo de hoy. Me encanta esta película.

—La película, claro, está llena de efectos especiales. ¿Se necesita un narrador como Spielberg para ir más allá de eso y encontrar humanidad en una historia?

—Lo maravilloso de esta película es que Steven fue capaz de superar, como director, todo ese mundo de efectos especiales y tecnología de última generación, para contar la historia como lo hizo en ET, el extraterrestre. Así pudo desarrollar la película sin sentirse limitado por la tecnología. Y eso está buenísimo. Es un gran narrador, sin dudas.

—Hablando de vender proyectos, cada vez se nota más en Hollywood y en la industria del cine la presencia china y la importancia de ese mercado. ¿Eso va a cambiar las películas del futuro?

—No creo. Cuando hacemos películas, solo pensamos en contar una buena historia y si transcurre en China o surge de capitales chinos, no importa. No intentamos satisfacer ningún mercado, sino que queremos hacer buenas películas que le gusten a todo el mundo.

—En estos meses tiene varios estrenos importantes. Después de tantos años, ¿aún se pone nervioso ante un lanzamiento?

—Sí. Me pongo nervioso e inquieto, pero nunca tengo expectativas con una película. Espero que le vaya bien, por supuesto, pero nunca le pongo número a las cosas, sólo espero que la gente las disfrute. Este año, por ejemplo, tengo cuatro películas totalmente diferentes y es divertido hablar de ellas.

—En series como Stranger Things y en otros productos culturales actuales hay muchas referencias a películas que usted produjo en la década de 1980. ¿Qué se siente ser una influencia generacional?

—Es una sorpresa. Nunca pensamos mientras hacíamos esas películas que íbamos a influenciar a generaciones que ahora nos dicen que crecieron con lo que nosotros hicimos. Es una gran recompensa saber que el público las recuerda con cariño y que sienten que lo acompañaron en su adolescencia. Además, sin el público yo no tendría trabajo, y nosotros hicimos aquellas películas para la gente. Somos entertainers, contadores de historias y es gratificante escuchar hablar a la gente de lo que hicimos de manera tan elogiosa.

Una pareja poderosa en el mundo del cine.

Frank Marshall nació en 1946 en Glendale, California y es hijo del guitarrista y compositor, Jack Marshall. Marshall y Kathleen Kennedy (ambos en la foto) se casaron en 1987, seis años después de fundar con Steven Spielberg Amblin Entertainment. La primera película de la compañía fue ET, el extraterrestre y la figura del niño en la bicicleta con su nuevo amigo está en el logo de la empresa. La pareja después fundó la Kennedy/Marshall Company que hoy maneja Marshall ya que Kennedy preside Lucasfilm. La pareja tiene dos hijas. "Una cosa curiosa que me pasó, algo así como cerrar un círculo, es que conocí a Kathy en Los cazadores del arca perdida y ese fue mi primer crédito solo como productor", le dijo Marshall a The New York Times. "Ahora vamos a producir juntos la próxima película de Indiana Jones".

Un escritor lleno de maravillas.

Aunque hay quien puede limitarlo a la literatura infantil, Roald Dahl es una de las grandes figuras de la literatura. Sus libros están llenos de imaginación y de respeto a los lectores más pequeños. El cine ha popularizado su obra gracias a buenas versiones de Matilda, la original animación de James y el durazno gigante, o la reciente de Charlie y la fábrica de chocolate. Pero su encanto está en los libros. En Uruguay hay mucho traducido y editado por Alfaguara, incluyendo sus Cuentos completos y toda su obra más conocida.

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"El buen amigo gigante". Foto: Difusión

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