Francia

El Festival Biarritz Amérique Latine comenzó una nueva edición con Uruguay como el país invitado de honor

PAblo Staricco 

Biarritz, Francia

El Festival Biarritz Amérique Latine es una rareza. Ubicado en un coqueto balneario cercano al País Vasco y en un extremo opuesto al Festival de Cannes —el certamen cinematográfico de mayor prestigio mundial—, Biarritz apuesta por la diferencia y mira hacia afuera.

Los platos fuertes son dos. Por un lado, hay una retrospectiva de diez películas nacionales que reúne ficciones y documentales. Por otro, está la exhibición de estrenos uruguayos recientes, entre los que se destaca La noche de 12 años, la candidata de Uruguay para los premios Oscar y Goya que, en paralelo, también participa del Festival de Cine de San Sebastián, a tan solo 50 kilómetros de Biarritz.

Con ese menú, al que se le suma una muestra de fotografía contemporánea del Centro de Fotografía de Montevideo; un homenaje a Juan Carlos Onetti y una ponencia en torno a las políticas progresistas del país, el Festival Biarritz Amérique Latine intentará contagiar, durante una semana, el entusiasmo por el cine uruguayo y otras disciplinas artísticas del territorio.

Dentro del evento costero, la promoción de Uruguay es una que apela a un discurso conocido. Se habla del país pequeño entre los dos gigantes; se remarca a su pequeña población de 3. 5 millones de habitantes; se destacan sus victorias futbolísticas mundialistas y también los vínculos con Francia a través de Jules Supervielle y el Conde de Lautréamont.

Por lo contrario, la selección de películas elegidas para exhibirse en la muestra “Focus Uruguay” resulta más llamativa para mostrar a la cinematografía charrúa como una más experimental, cambiante y aún en crecimiento, en especial dentro del festival donde también hay obras de países con mayor tradición de cine en América Latina como Argentina y México.

Las películas de directores experientes como Aldo Garay y Pablo Dotta, junto con los largometrajes de realizadores más “jóvenes” como Federico Veiroj, Guillermo Rocamora o la dupla de Mauro Sarser y Marcela Matta, entre otros, conforman una muestra coral que a su vez celebra los diez años de la creación de la Dirección del Cine y Audiovisual Nacional (ICAU) y la Ley de Cine. 

Que la apertura del festival haya estado a cargo de La noche de 12 años —retitulada en algunos países de Europa como Compañeros— también es señal de un cine uruguayo, apoyado fuertemente en los mecanismos de coproducción con otros países, con mayor ímpetu a la hora de apelar a una distribución internacional.

“Aún no sé cómo reaccionar” dijo un emocionado Brechner a El País
tras la función del lunes de su película, que presentó junto en compañía del actor argentino Chino Darín, con quien vino desde San Sebastián.

Mientras que Brechner, Darín y parte del equipo de producción respondían las preguntas del público inaugural de Biarritz, que recibió con aplausos y clamores al drama carcelario, a unas cuadras el músico uruguayo y con sangre francesa, Luciano Supervielle, se presentaba en su atractivo formato como solista para dar por iniciada un festival europeo que hará de su impronta poco convencional una capaz de acercar a un nuevo público hacia el cine uruguayo.