EN CASA NUEVA

El evento comienza este miércoles y se esperan largas colas. Además de las tres nuevas salas de la filmoteca, se habilitarán otras para albergar más de 200 obras.

Entre Deslembro, la película brasileña que lo inaugura hoy, y la francesa Real Love, que lo clausura el domingo 23, el 37° Festival Cinematográfico del Uruguay mostrará 240 películas, traerá personalidades internacionales y tendrá a toda la ciudad hablando de cine. Y además, por primera vez, Cinemateca Uruguaya recibe a su gran evento en casa nueva. Se esperan largas colas, una característica algo molesta para ansiedades cinéfilas, pero que son buena cosa para la salud de la cultura local.

Además de las tres nuevas salas de Cinemateca Uruguaya, también habrá funciones en la Sala B del Auditorio Nelly Goitiño, la Sala Balzo del Auditorio Adela Reta, la Sala Zitarrosa y Life 21, y gratuitas en la sala Tomás Berreta del Ministerio de Transporte y Obras Públicas.

Siempre al borde de cumplir con aquello de que el que mucho abarca poco aprieta, la selección de este año es enorme e implica una logística faraónica que, por esos milagros del cine, siempre está a la altura de la demanda. Eso incluye un montón de secciones u2014algunas competitivas y otras nou2014, entre las que están las dedicadas a los largometrajes y cortometrajes internacionales, uruguayos e iberoamericanos; una sección especial para los nuevos realizadores españoles; dos muestras de festivales (el de animación Anima Mundi y el de Rosario); un capítulo dedicado al cine sobre el cine (Ojo con el cine) y otro a la música (Ensayo de Orquesta). Es mucho, y hay cosas muy buenas.

Esta es una grilla de las que, de antemano, a este cronista le dan más ganas de ver. A menos que se aclare lo contrario, todas las películas incluidas en la lista van en Cinemateca.

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Lejos del furor de sus cogeneracionales mexicanos (y en la lista están Del Toro, González Iñarritu y Cuarón), el cine de Carlos Reygadas ha estado ahí desde siempre. Lo suyo no es fácil y sus películas tienen un aire de ensoñación que viene, quizás, de Andrei Tarkovski. Eso estaba claro en las tres películas que se exhibieron en festivales anteriores (Japón, Luz silenciosa, Post Tenebra Lux) y en Nuestro tiempo, su última película (que viene con premios de La Habana) sobre una pareja de ganaderos y poetas, que viven una crisis que es más autorreferente de lo que se puede pensar. Nunca es fácil Reygadas, pero vale la experiencia. Se puede ver este sábado, y el miércoles próximo.

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Por fin se va a ver la ópera prima de la uruguaya Lucía Garibaldi, que le dio el premio a la mejor dirección en Sundance y mejor película en Tolouse. Es una historia de balneario (un género bien propio del cine uruguayo, como en los sesenta lo fue de la literatura) sobre una adolescente que dice haber visto tiburones cerca de la playa, pero nadie le cree. En el medio, en un paisaje desolado, se obsesiona con un pescador y sale a su conquista con las maneras torpes de una adolescente infatuada. Hay humor negro y una frescura en la que se basa gran parte de su encanto. Va solo este viernes.

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A Mariano Llinás no le van las convenciones y sí que le gustan los desafíos. La flor (que ganó premio en el Bafici) dura 14 horas, y ha sido definida como u201cuna obra eminente que destila el auténtico amor al cine en cada uno de sus fotogramasu201d. Para descubrirlo, se exhibe en tres días consecutivos (del 23 al 25). Acá se cuentan seis historias protagonizadas por cuatro actrices, que van armando un tejido llamativo que demanda la atención y el compromiso del espectador. Es mucho más ambiciosa que Historias extraordinarias, la película que convirtió a Llinás en una figura en el circuito mundial.

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Una buena oportunidad para ver obra del rumano Ramu Jude, quien ganó el premio al mejor director en la Berlinale por su anterior película, Aferim! Ahora, con una película de nombre larguísimo y que ganó un premio en el prestigioso festival de cine Karlovy Vary, cuenta la historia del negacionismo rumano hacia el Holocausto, a través del intento teatral de recrear una masacre contra judíos, que choca con trabas que, por todos lados, avisan que aquellas xenofobias aún tienen una triste vigencia. Va dos veces, el 24 y 25.

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Aunque sus cuatro horas pueden espantar al más valiente, esta única película del chino Hu Bo, quien se suicidó a los 29 años tras completarla, se estrenó en el festival de Berlín y desde entonces ha sido saludada como una de las revelaciones del cine reciente. Cuenta una historia en una ciudad industrial empobrecida del norte de China, y la carga de referencias a algunos conflictos internos de su país. Hay historias personales, pero acá lo importante es el ojo documentalista de Hu, quien con poco decía mucho. Se puede ver este viernes y el viernes próximo.

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El documental de Amy Scott repasa la vida (alocada) y la obra (genial) de Hal Ashby, el director de clásicos de la década de 1970 como Shampoo, Harold & Maude y Desde el jardín. Lo de Scott es un ajuste de cuentas por Ashby (que murió a los 59, en 1988), que hoy es la parte menos recorrida del fantástico u201cnuevo cine americanou201d de los 70. Va en la Balzo, el 23.

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El documental de María Augusta Ramos sigue todo el proceso judicial que terminó con la salida de Dilma Rousseff. Ramos tuvo acceso directo a mucha de la intimidad de todo ese lío, y se limita a ser testigo (sin declaraciones ni juicios) de un acontecimiento histórico. A su vez, construye un relato sobre el pasado de la expresidenta. Va el 17 y 18.

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Vahid Jalilvand es un integrante del linaje de grandes directores del cine iraní, en una línea que va de Kiarostami y Panahi a los dos recientes Oscar de Asghar Farhadi. La decisión se centra en un médico que, tras un accidente, se siente culpable por la muerte de un niño. Pero como siempre en el cine iraní, se está hablando de otras cosas. Va en Life 21, este sábado.