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Amor y familia según un gánster

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Reggie y Ronnie son interpretados por Tom Hardy. Foto: Difusión

La mafia, como tema, parece estar agotado en el cine. La trilogía de El Padrino, Scarface y Buenos muchachos pusieron el listón muy alto y las que le siguieron, en general, parecieron repetitivas o predecibles. Sin embargo, Leyenda: la profesión de la violencia, que se estrenó ayer, encontró algo nuevo para decir.

El film, dirigido por el experimentado guionista Brian Helgeland (Los Ángeles al desnudo, Río místico), cuenta la historia —verídica— de los hermanos Reggie y Ronnie Kray (interpretados por Tom Hardy), dos gánsteres que controlaron las calles del este de Londres en las décadas de 1950 y 1960. A pesar de ser idénticos físicamente, los gemelos Kray tenían personalidades muy diferentes.

Ronnie era considerado un psicópata esquizofrénico, y durante un largo tiempo fue medicado para controlar su paranoia y violencia. Por otro lado era abiertamente bisexual —era inusual que un gánster no tuviese reparos en decirlo— y le encantaba despilfarrar su dinero haciendo fiestas con jovencitos en su departamento. Reggie, en cambio, se casó e intentó llevar una vida alejada de los excesos de su hermano.

Reggie corteja a Frances Shea (Emily Browning), la adolescente y temeraria hermana de uno de sus empleados, y termina casándose con ella. Frances sirve de cable a tierra para su esposo y lo fuerza a replantearse su carrera criminal. Sin embargo, su vínculo con Ronnie tira para el otro lado.

Mientras que su prominente carrera criminal va en ascenso, los Kray comienzan a tener cada vez más problemas cuando llaman la atención de la Policía, que comienza a seguirlos de cerca. Por otro lado, al multiplicarse sus negocios se multiplican sus responsabilidades, lo que lleva a los gánsters a un momento crítico.

La película se enfoca en la relación entre los Kray. Reggie se encuentra frente a un dilema: para poder seguir teniendo éxito como gánster debe controlar a su hermano Ronnie, que se vuelve progresivamente más paranoico y violento. Sin embargo, enfrentarlo podría costarle su relación con él.

Este argumento vuelve a Leyenda una película relativamente novedosa dentro de su género. Es relativo, en realidad, porque la historia de los Kray ya había sido llevada al cine en numerosas ocasiones, pero nunca con una producción de este nivel, sino que más bien fueron filmes chicos pensados para tener éxito en Inglaterra.

Pero lo mejor, sin dudas, es Tom Hardy. El rol de los hermanos está hecho a medida para él, que podría —y debería— llevarse más de un galardón por su trabajo. La caracterización del actor inglés es tan buena que es fácil olvidarse de que los gemelos están siendo interpretados por la misma persona. Haciendo gala de su talento y expresividad facial, Hardy le da hasta una mirada distinta a Reggie y Ronnie.

Pero la actuación de Hardy no sólo es brillante a nivel de detalles en el rostro, sino también en todo lo físico. Los hermanos caminan distinto, hablan distinto y hasta pelean distinto.

Otro que se luce por su interpretación es Taron Egerton, que está prácticamente irreconocible. El joven actor, que ya se había destacado por su actuación en Kingsman, interpreta al inestable y sensual amante de Ronnie.

Aunque sobre el final la película decae un poco y llega a volverse algo larga, el tremendo trabajo del actor que interpreta a los protagonistas es motivo suficiente para ir a verla.

Leyenda: la profesión de la violencia [***]

Estados Unidos/Reino Unido, 2016. Título original: Legend. Guión y dirección: Brian Helgeland. Basado en: La profesión de la violencia de John Pearson. Fotografía: Dick Pope. Con: Tom Hardy, Emily Browning, Taron Egerton y Colin Morgan.

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Reggie y Ronnie son interpretados por Tom Hardy. Foto: Difusión

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