Este Coleccionista es un Roberts típico. Las mujeres son esplendorosas, los hombres tienen todos "un cuerpazo", y la protagonista se gana la vida cuidando casas temporalmente abandonadas por millonarios de vacaciones.

Nora Roberts es una astuta fabricante de "best sellers", y probablemente por eso es una de las más exitosas. Se las ha arreglado para colarse a la vez en varios nichos de mercado, y no en uno solo. Una parte de su obra consiste en novelas entre románticas y eróticas, tipo "series Harlequín", dirigidas a lectoras de Cosmopolitan y similares. Otra es su faceta de fabricante de relatos policiales, género en el que se ha desempeñado como una suerte de Mary Higgins Clark más ruda, menos elegante, más franca en los desahogos sexuales de sus heroínas, generalmente mujeres fuertes e independientes a las que una experiencia del pasado o un encuentro casual enfrenta de pronto con uno o varios crímenes y un peligro inminente.

Este Coleccionista es un Roberts típico. Las mujeres son esplendorosas, los hombres tienen todos "un cuerpazo", y la protagonista se gana la vida cuidando casas temporalmente abandonadas por millonarios de vacaciones, y en sus ratos libres escribe novelas juveniles sobre una raza de hombres lobo. Aburrida, se dedica a espiar a sus vecinos (como James Stewart en La ventana indiscreta) a través de las ventanas, y se convierte en testigo involuntario de un asesinato y el aparente suicidio del criminal.

Pronto se sabrá que las cosas no son tan simples. Hay a mano dos asesinos mercenarios, y detrás de ellos un cerebro invisible cuya identidad hay que descubrir. El libro se alarga un poco en el medio y la anécdota fuerza algunas coincidencias, pero los trechos finales tienen cierto suspenso y la resolución del enigma es por lo menos decente. Típica lectura para fin de semana en el balneario, y a olvidarse de ella después.

Título original: The Collector. Autora: Nora Roberts. Editorial: Random House Mondadori S.A. Argentina. Traducción: Nieves C. Gutiérrez. Precio: $ 550.

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