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El eterno divorcio del arte y los políticos uruguayos

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El caso “Génesis Uruguay” provocó hasta una intervención ministerial
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Ya empieza a ser casi una tradición: un hecho artístico (un cuadro, una muestra, una canción, una obra de teatro o escultura) genera el malestar de alguna figura con influencia política que procede a tratar de censurarlo, casi siempre infructuosamente.

El más reciente caso de esta manera de reaccionar por parte del establishment político fue el cuadro Génesis Uruguay, del hasta ahora desconocido pintor Julio de Sosa.

Poco se sabe del pintor por ahora, más que es joven y maragato, además de que —según allegados— no quiso "ofender", pero su creación ha motivado todo tipo de reacciones, desde la ira de la pareja Mujica-Topolansky hasta un pedido de informes parlamentario.

Ayer, por ejemplo, la actual titular del Ministerio de Educación y Cultura, María Julia Muñoz se pronunció: "Es una expresión artística como otras, y las expresiones artísticas deben ser libres. La creación del artista debe respetarse y es una creación en la que, más bien, se trató de hacer un homenaje", dijo la ministra a Radio Monte Carlo.

Pero no solo el gobierno habló sobre el cuadro. El Poder Legislativo, a través del diputado por el Partido Colorado, Conrado Rodríguez, efectuó un pedido de informes para saber cómo fue que el cuadro dejó de exhibirse por una aparente orden policial.

La obra, y la polémica que suscitó, también trascendió fronteras. El diario español El Periódico, por ejemplo, publicó ayer una nota ("Polémica en Uruguay por una pintura de Mújica (sic) desnudo". También BBC destinó espacio para informar sobre el incidente.

El comienzo de esta historia ocurrió en una galería del Centro, propiedad de Diana Saravia, donde se colgó la obra que retrata a José Mujica y Lucía Topolansky en un contexto paradisíaco, como si fueran Adán y Eva: desnudos (aunque no se ven sus genitales) y rodeados de una frondosa vegetación y de unos pocos, pero significativos, animales: está la serpiente, pero también está la perra Manuela, hay un hornero, un búho y una comadreja, entre otros seres.

Una de las primeras notas que aparecieron sobre el cuadro se publicó en el portal de noticias Montevideo Portal, el lunes 17 de octubre. Ahí se dice que la obra empezó a exhibirse la semana anterior y que había generado todo tipo de reacciones.

Dos días después, la propietaria de la galería comunicó a través de Facebook que había bajado la obra luego de que la Policía visitara el local y le pidiera que la retirara de la vista del público. En un principio no quedaba del todo claro por qué la Policía había acudido a la galería. Pero tanto Lucía Topolansky como José Mujica dijeron que se habían contactado con abogados para efectuar una denuncia por "injurias".

Ayer la galerista esperaba una decisión de sus abogados para volver a exponer la obra. Su precio es de 400 dólares y aunque se especuló con que había ofertas que cuadriplucaban esa cifra, fuentes de la galería descarataron que hubiesen interesados en comprarla.

En declaraciones a La Diaria publicadas el jueves 20, Topolansky dijo: "Ahora te agarran para el chijete. Te ponen en la vidriera de una galería y la gente no sabe si vos posaste para eso, o si lo autorizaste o no. No tiene goyete".

Ese mismo día, el expresidente Mujica dijo para el informativo televisivo Telenoche que "tienen derecho a ganarse unos pesos, pero yo creo que las cosas tienen un límite".

Contra ese "límite" se pronunció la gremial Asociación Nacional del Arte (Andar), que manifestó en un comunicado su "preocupación y alarma ante el procedimiento policial que se llevó a cabo en la galería, el que sin denuncia formal ni aparentemente orden judicial competente (una versión periodística habla de órdenes de arriba), implicó un acto de intimidación en un espacio artístico por causa del contenido de una obra de arte".

En la comunidad artística uruguaya, el suceso se percibe como un gesto autoritario y destemplado.

"El arte contemporáneo se expresa con mucha audacia y este es un cuadro inocente al lado de lo que se ve en el mundo", dijo a El País la crítica y curadora Alicia Haber, para quien la reacción ante la obra parte de un "desconocimiento de las autoridades sobre lo que es la libertad de expresión".

El artista no pudo ser ubicado para ser consultado, pero El País conversó con su antiguo profesor, el también artista plástico y crítico de arte Oscar Larroca. No quiso hacer un juicio de valor estético del cuadro porque dijo que cualquier opinión sobre sus méritos o deméritos artísticos va a atenuar o agravar los que se hacen sobre la obra en la discusión política sobre la misma.

Larroca, además de señalar que una obra puede tener tantas lecturas como personas la vean, agregó que este no es un fenómeno nuevo. "Hay muchos ejemplos en el arte contemporáneo donde se usan a personas vivas", dijo. "Este es un tema de representación y comprendo que puede haber un conflicto entre quienes entienden que tal o cual imagen lesiona sus derechos, y los artistas, quienes postulan que si una representación se da en un marco determinado, esta está amparada en el concepto arte. O sea, la libre expresión del autor".

Para Larroca, esto último se da claramente en el caso del cuadro. También dijo que la lectura que puede hacerse de la obra debe tener en cuenta que, hasta ahora, solo se conoce una parte de ella, no toda, y que eso impide un juicio más acabado. Eso mismo dijo el actual director del Mueso Nacional de Artes Visuales, Enrique Aguerre: "Sin ver toda la obra me es imposible hacer un análisis pictórico".

Hecha esa salvedad, Larroca dijo que la imagen puede admitir lecturas "muy positivas" sobre Mujica y Topolansky: "Para nada hay una ofensa, en mi opinión. Y esto más allá de lo que haya dicho el autor. Se puede perfectamente hablar del cuadro diciendo que está basado en la pintura de Lucas Cranach, que se trata de una obra que tributa valores nobles: los protagonistas están desposeídos de ropa, en un lugar natural, sin controversias, y hasta están como fundadores de algo, que puede ser Uruguay".

Aguerre, por su parte señaló el vínculo que se establece —en el cuadro— entre pasado y presente, entre lo clásico y lo pop. "Hay un componente así en el sentido de que Mujica es un ícono pop. Hoy su figura funciona así, como se vio hace poco en México, donde habló para miles de personas. Hasta el Fusca puede ser parte de esa lectura. Y al mismo tiempo, el cuadro toma paisajes arquetípicos del mito de los primeros hombres", dijo Aguerre.

¿Legal?

Para algunos expertos en Derecho Penal, el cuadro no configura una "injuria". Según declaró la abogada Cecilia Salom a Montevideo Portal, "en apariencia no se darían los requisitos necesarios para configurar ningún delito porque no existe ánimo ni voluntad de ofender o injuriar a las personas involucradas". El portavoz de la Suprema Corte de Justicia, Raúl Oxandabarat, en tanto, dijo ayer a El País que para el máximo organismo del Poder Judicial la obra puede volver a ser exhibida si la galería así lo desea, aunque puede exponerse a una demanda que "la Justicia deberá resolver si es justificada".

ENTRE CONTENIDOS AMORALES Y AGRESIONES A LA SENSIBILIDAD.

Otros artistas con sus obras metidas en líos.

En 1986 el artista Oscar Larroca fue invitado a presentar una exposición individual en la Intendencia de Montevideo. La muestra Espejos… a veces, "no llegó a exponerse debido a la prohibición explícita del Intendente Municipal, Jorge Luis Elizalde", afirma el artista en su página web. El dictamen afirmaba que la muestra "agredía la sensibilidad y moral media de los espectadores. Pese al dictamen la muestra llegó a exponerse en octubre de ese año en la Biblioteca Nacional por el respaldo del "Poder Ejecutivo por intermedio de la ministra de Educación y Cultura, Dra. Adela Reta", cuenta el artista.

En 1995 el artista Ricardo Lanzarini hizo una intervención en el monumento a Aparicio Saravia que consistió en la colocación de huesos y un cartel. Lanzarini fue procesado sin prisión por un año por daños agravados, aunque el Tribunal de Apelaciones le revocó la sentencia. El argentino Favio Posca en 2001 no pudo actuar en el Teatro del Notariado porque sus directores entendieron que la obra era "amoral". En 1997, el Ministerio de Educación y Cultura decidió que la canción "El día que Artigas se emborrachó", del Cuarteto de Nos, no podía emitirse en horario de protección al menor y que se debía ser mayor de edad para comprar el disco en el que estaba el tema. En 1986, Traidores sacó varias canciones de su primer disco porque, de incluirlas, hubiese peligrado la edición del mismo.

ARTE Y EXPOSICIONESFABIÁN MURO

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