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La esencia de un poeta muy oscuro

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Ian Curtis©Kevin Cummins

Se editó en Uruguay el cancionero de Ian Curtis, de Joy Division.

Si apenas cuatro años de actividad y dos discos editados le alcanzaron a Joy Division para hacerse un lugar entre las bandas importantes del rock mundial, con una chapa de pioneros de la que pocos grupos pueden jactarse y unas características muy singulares, mucho del mérito es de Ian Curtis. Muchacho sombrío, angustiado, preocupado y urgente, el adolescente de Manchester hizo trascender su nombre a fuerza de unas letras y una voz tan poderosas como abrumadoras.

Tildado como poeta maldito, quizás uno de los más cautivantes que ha dado Inglaterra, el jovencito escribió una cantidad de letras que luego se convertirían en las canciones de Unknown Pleasures y Closer, álbum póstumo.

Con el guitarrista Bernard Summer y el bajista Peter Hook craneó un proyecto (luego se incorporó Stephen Morris a la batería) que por cuatro años transitó la dura búsqueda de un sonido, y para cuando se extinguió había sentado las bases del post punk, un movimiento que le dio una vuelta de tuerca a lo que venían haciendo Ramones y Sex Pistols. Fue, de hecho, en un concierto de Sex Pistols donde Curtis, Summer y Hook se encontraron inicialmente.

Esas canciones fueron recopiladas en el libro En cuerpo y alma: cancionero de Joy Division, que acaba de llegar a librerías uruguayas editado por la española Malpaso y distribuido a través de Océano.

Quien quiera considerarlo como biografía puede hacerlo, aunque En cuerpo y alma no esa una biografía como tal.

Pero el libro lo introduce un prólogo íntimo y afectivo de quien fuera su pareja, Deborah Curtis, una de las responsables de esta edición que firma con el periodista y escritor Jon Savage. "El hechizo del poeta y novelista era irresistible", señala Curtis mientras cuenta cómo era la vida con quien hoy es un ícono artístico y poético. Savage, por su parte, aporta una cuota mucho más informativa y analítica de lo que fue y lo que es ahora Joy Division.

Completa esta edición, que es preciosa y tiene características de libro-objeto, las letras de Ian Curtis. Son 43 en total, y en su mayoría vienen con el manuscrito original: en imprenta o cursiva (rara vez a máquina), a veces con trazo grueso y otras con uno fino e imperceptible; algunos sorprendentemente prolijos, otros repletos de borrones y tachaduras. Algunos con la canción casi terminada, otros con una idea que luego se desarrollaría más y más.

Respetando un orden cronológico riguroso, las composiciones de Curtis se van planteando como piezas del puzzle de su propia personalidad, atravesada por la angustia personal, el contexto social y un diagnóstico de epilepsia que siempre le resultó pesado.

Y terminan de conformar En cuerpo y alma otros materiales rescatados del archivo de Curtis, desde cartas a otros papeles escritos, libros, fanzines y hasta una entrevista hecha a Joy Division en 1978.

Básicamente, lo que fue Ian Curtis y quién era para cuando se suicidó, a sus 23 años (en 1980), está en este libro que termina siendo una autobiografía, con la sutil y cuidada intervención de algunos externos a la órbita de esa banda que hizo historia gracias a su frontman oscuro.

"Cuando Ian encontró su camino, los cuadernos, los papeles sueltos y la bolsa de plástico se convirtieron en una extensión de su mente, y por ello sus letras nos dicen mucho más que cualquier conversación mantenida con él", dice Deborah Curtis en el prólogo. Eso explica mucho. Belén Fourment

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Ian Curtis©Kevin Cummins

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